Trump deja en el limbo a los refugiados que iban a ser acogidos en EEUU con los programas de reasentamiento: «Era mi única opción»
Ali lo tenía casi todo para viajar a Estados Unidos. Solo le quedaba recibir la llamada para ir al aeropuerto. «Ahora solo puedo esperar, era la única opción que tenía, tengo miedo de quedarme atrapado en Marruecos«, explica este chadiano de poco más de 20 años. Como varias decenas de personas refugiadas o demandantes de asilo que viven en Marruecos, se encuentra en la incerteza más absoluta tras la decisión de Donald Trump de suspender la acogida de refugiados en territorio estadounidense. Tras firmar la orden ejecutiva que paralizaba este programa, como mínimo durante tres meses, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la Agencia para los Refugiados (ACNUR), dependientes de Naciones Unidas, han paralizado en todo el mundo el programa de reasentamiento con destino al país norteamericano.
Según los últimos datos disponibles, en 2023, 171 personas refugiadas que se encontraban en Marruecos fueron reinstaladas en EEUU, en su mayoría, personas de Costa de Marfil, República Centroafricana y Senegal. En el momento que el nuevo mandatario tomó la decisión el 22 de enero, en Marruecos había decenas de personas que estaban a la espera de poder viajar, según han explicado varios afectados. Cuentan que han recibido una llamada para informarles que su viaje se paraliza, al menos, durante tres meses y no disponen, de momento, de más información.
«Son momentos difíciles y esto me afecta también psicológicamente», relata Ali. «No consigo dormir». Este jóven lleva casi tres años en Marruecos tras escapar de su país natal por la guerra civil y cruzar Níger, Libia y Argelia. Explica que la vida en el país magrebí es muy complicada y que actualmente duerme en la calle: «No tengo trabajo y no me queda otra que luchar para poder vivir y pagar el alquiler». «No tengo otra solución» que el programa de reasentamiento en el que está inscrito para viajar a los EEUU, repite una y otra vez. Lleva mucho tiempo esperando. Tenía previsto viajar este mes de enero a EEUU, pero le avisaron que el programa se suspendía y no sabe qué va a pasar, si es definitvo o si en el futuro podrá viajar: «Era mi sueño, pensaba que ya estaba hecho».
Uno de sus objetivos era poder llegar a Europa, y lo consiguió dos veces tras saltar la valla de Ceuta, pero en ambas ocasiones la policía española le expulsó a Marruecos, sin que tuviera opción a poder pedir asilo. Este programa de reasentamiento tiene un peso importante, especialmente para que las personas refugiadas y demandantes de asilo puedan encontrar un lugar seguro en el que poder establecerse tras años vagando por países en los que su seguridad y derechos no están garantizados. La paralización de este programa supone un varapalo para los que estaban en la lista, ya que el tiempo de espera puede superar los dos años, entre inscripciones, entrevistas y revisión médica. Desde ACNUR explican que están analizando actualmente la situación y, por lo tanto, no pueden hacer comentarios de momento.
Un último vuelo hace un mes
En diciembre del año pasado, salió desde Marruecos el último avión en dirección a los EEUU, en el que viajaban cerca de una veintena de personas, de diferentes nacionalidades. Entre ellos, Mohamed, un joven sudanés, que llevaba en el país magrebí desde principios del 2022. «En Marruecos pasé muchas dificultades a nivel económico, también de salud». Explica que no ha podido recibir tratamiento por una afectación que sufre desde hace más de tres años y que en EEUU está esperando cita para ser operado. Relata, además, que intentó cruzar a Ceuta: «Llegué tres veces a suelo español, pero la policía española me devolvió a Marruecos».
Una vez tramitó su demanda para ser reinstalado a los EEUU esperó tres años hasta poder viajar. Él ha sido uno de los últimos que ha logrado llegar al país norteamericano, pero explica que hay muchas personas que siguen esperando en Marruecos. Este proyecto también está presente en otros países del continente, aunque, por ahora, no hay cifras concretas de cuantas personas se han visto afectadas. Estados Unidos, junto a Canadá, es uno de los países que ha acogido más personas estos últimos años. Casi 3,5 millones de refugiados de todo el mundo se han reasentado en Estados Unidos a lo largo de los 40 años de historia del programa.
Trump congela la cooperación
Otra de las decisiones de Trump tras tomar posesión ha sido cortar, como mínimo durante tres meses, los fondos de cooperación en el mundo. Solo Marruecos, recibió el año pasado 30 millones de dólares que financiaban más de una decena de proyectos de oenegés y organismos internacionales, pero también institucionales, varios ministerios marroquíes (Juventud, Educación, Justicia, entre otros) recibían fondos para diferentes proyectos. Entre las organizaciones que dependen de este dinero, la incertidumbre es total y preocupan especialmente los programas de asistencia a personas vulnerables y el futuro laboral de las personas que trabajan en los proyectos.
«Esto ya tiene un efecto devastador para las personas con las que trabajamos», explica un representante de una oenegé que prefiere no dar su nombre. Relata que además de no saber qué va a pasar en el futuro, una de sus grandes preocupaciones es que han bloqueado todo el sistema de pagos, y que a pesar de que ellos tenían un contrato firmado con las autoridades estadounidenses, no están recibiendo el dinero que les debían con fecha anterior de que Trump firmara la orden. «Nosotros hemos avanzado el dinero para desarrollar proyectos y ahora nos encontramos que no vamos a recibir los cuatro meses que nos debían. De esto dependen directamente personas vulnerables», relata.
Explica que antes del congelamiento de fondos federales del Gobierno de EEUU, mujeres vulnerables, personas con discapacidades y jóvenes invirtieron sus recursos personales y tiempo en crear cooperativas económicas y pequeñas empresas para participar en programas de generación de ingresos financiados por EEUU. «Esto implicó mucho papeleo, servicios contables, seguros y alquiler de espacio, materiales y equipo; y tomaron préstamos personales para todo esto. Ahora estas personas corren el riesgo de nunca poder reembolsar estas deudas«, detalla.
Salarios compreometidos
En el caso de esta oenegé, explican que la mitad del sueldo de todas las personas que trabajan dependían directamente del proyecto de cooperación de los EEUU, también su sede. Enfadado, argumenta que esta decisión es «ilegal«, porque, según relata, estos fondos dependen del Congreso de EEUU y solo es esta institución las que los puede cortar, no el presidente. «¿Quién confiaría alguna vez en alguien que no respeta sus contratos ni honra sus deudas?», lamenta indignado.
En Marruecos, dos organizaciones de Naciones Unidas, como Unicef (infancia) y la OIM (migraciones), recibieron el pasado año cerca de 10 millones de dólares. Uno de los grandes proyectos que ha quedado suspendido, de momento, ha sido Forsaty, en el norte del país, un programa que busca fomentar la inclusión social de los jóvenes de entre 10 y 24 años de los barrios más desfavorecidos de ciudades como Tánger o Tetuán y evitar que puedan caer en la radicalización. Desde 2012, más de 28.000 personas se han beneficiado, según explican los responsables. Otro gran proyecto es Bridge to Middle School (Puente a la escuela secundaria), que en 2024 recibió 6,55 millones y trabaja en 90 escuelas e institutos del país con el objetivo de mejorar la calidad educativa.
Una de las grandes esperanzas entre las organizaciones afectadas, es que tras tres meses de suspensión, el nuevo Gobierno estadounidense pueda decidir desbloquear la ayuda prevista para Marruecos o se pueda encontrar una alternativa, especialmente por las buenas relaciones que hay entre Washington y Rabat. «Le toca a la diplomacia trabajar«, explica el responsable de una organización afectada. Más allá de Marruecos, hay países que dependen todavía más de estos fondos, los efectos en el continente y en el mundo de esta decisión pueden dejar a millones de personas desatendidas y sin tratamiento médico o ayudas para lo más básico. Aunque es pronto para conocer los efectos al detalle, entre las organizaciones que trabajan en África hay mucha preocupación.
*Los nombres de las personas refugiadas entrevistadas han sido modificados para evitar ser identificados.
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