el inesperado gesto que ahorra en calefacción y copia más gente
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Dormir bien es esencial para la salud y el bienestar. Pero muchas personas pasan por alto la importancia del cuidado y la colocación del colchón. Un simple gesto como ajustarlo según la estación puede marcar la diferencia. Mejora el confort y reduce el consumo de energía. Descubre por qué es importante y cómo hacerlo correctamente.
Cuando cambian las estaciones, hay que cambiar el lado del colchón. En general, muchos colchones tienen un lado de invierno y otro de verano. Cambiar en el momento adecuado es tan importante como cambiar de armario. Del mismo modo que no nos pondríamos una simple camiseta para salir a la calle en diciembre, no deberíamos mantener el lado de verano del colchón cuando cambian las estaciones. La distinción entre el lado de invierno y el de verano de un colchón existe desde hace mucho tiempo. En general, los fabricantes de colchones marcan las dos caras con etiquetas especiales. Si éstas no están presentes, o si están desgastadas y son difíciles de leer, las dos caras del colchón tienen, no obstante, características que las hacen visibles a simple vista: la cara de verano contiene un acolchado más ligero y transpirable. El lado de verano tiene un acolchado más ligero y transpirable, que también se nota al tacto, y más aún si se permanece tumbado unos instantes. La cara de invierno, por supuesto, tiene materiales más acolchados y cálidos, con una superficie más suave. Está diseñado para retener el calor corporal y proporcionar un mejor aislamiento térmico.
Dar la vuelta al colchón en el momento adecuado permite regular la temperatura de la cama. En la práctica, el simple hecho de dar la vuelta al colchón puede ahorrar dinero en calefacción en invierno y en aire acondicionado en verano. Como señala el sitio web Pause Maison, adoptar buenas prácticas ayuda a conservar el calor corporal y a reducir la necesidad de calefacción por la noche.
He aquí cómo: Bajar el termostato 1 °C puede ahorrar hasta un 7% en la factura de la calefacción. Una cama mejor aislada evita tener que utilizar un calefactor o una manta caliente, que aumentan el consumo de electricidad. Una ropa de cama en buen estado garantiza un mayor confort térmico sin consumir demasiada energía. Tener el colchón adecuado y adoptar los reflejos correctos puede mejorar su confort y, al mismo tiempo, ahorrar energía de forma duradera.
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