Mujer

La importancia de la ropa en nuestro bienestar emocional

La importancia de la ropa en nuestro bienestar emocional
Avatar
  • Publishedfebrero 18, 2025


Es un ritual diario, tal vez uno de los más compartidos por el Homo sapiens, una costumbre tan rutinaria que se produce de forma casi inconsciente. Es como respirar, beber agua o comer, una necesidad más en la base de la pirámide de Maslow. Vestirse es algo que nos conecta como especie, María Antonieta en 1777 (sin hacer hincapié en la pomposidad de sus vestidos) se ataviaba con sus ropas al igual que Meryl Streep o mi anónima (y estrafalaria) vecina en 2025.

Este hábito que supone una pasión para algunos y una trivialidad para otros es sin lugar a dudas una expresión de quiénes somos, un salvavidas emocional que no solo nos viste, sino que nos construye. El vínculo entre prenda y piel no es algo que debamos tomar a la ligera.

Carolyn Mair, psicóloga británica especializada en psicología cognitiva y comportamiento del consumidor, proclama que «la moda puede influir tremendamente en el bienestar emocional, al moldear cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo los demás nos perciben, afectando a la confianza, la autoestima y el estado de ánimo». Mair cuenta con un doctorado en Cognitive Neuroscience, es profesora titular de Psychology for Fashion en la Universidad de las Artes de Londres y es autora del libro The Psychology of Fashion.

«Cada elemento de nuestra vestimenta (o look) funciona en su conjunto como una orquesta sinfónica: cuando todo está alineado, suena en armonía; cuando algo desentona, el efecto es discordante», cuenta Mair de forma metafórica. «Sentirse bien vestido y cómodo, tanto psicológica como físicamente, puede aumentar la motivación y el optimismo. En cambio, usar algo que no encaje con nuestra personalidad o que sea incómodo puede generar autoconsciencia».

Moda y bienestar emocional - Imagen: Grupo Zinet Media
Moda y bienestar emocional – Imagen: Grupo Zinet Media

Este fenómeno conocido como enclothed cognition describe cómo nuestras prendas influyen en el comportamiento y el rendimiento cognitivo. Shakaila Forbes-Bell, psicóloga especializada en moda, fundadora de la plataforma Fashion is Psychology y autora del libro Big Dress Energy, pone en valor el poder de la moda como herramienta de autoexpresión y comunicación no verbal. «Por ejemplo, usar un blazer o americana puede hacernos sentir más seguros y profesionales debido a las nociones preconcebidas sobre cómo actúan las personas que visten este tipo de ropa formal», nos cuenta Forbes-Bell. Esa sensación de control (empoderamiento si queremos usar una jerga más actual) puede ser beneficiosa en un entorno caótico y, por desgracia, el mundo de hoy lo es.

Sobre esto mismo reflexionaba el escritor Isaac Bashevis Singer, quien decía «What a strange power there is in clothing» o lo que es lo mismo: Qué extraño poder tiene la ropa. Capaz de darnos una confianza férrea o sumirnos en la más terrible de las dudas. Una chaqueta de sastrería, estructurada, puede enderezar nuestra postura, una falda con vuelo puede dar sensación de ligereza, y unos tacones, obsequiarnos con la mayor determinación y valentía. Todo ello tiene un impacto tangible en cómo nos sentimos y nos enfrentamos al mundo, el bienestar que proporciona va más allá de lo que el espejo devuelve.

Un nuevo enfoque: colores y energía

«Cuando no te sientes bien, lo primero que refleja ese estado es tu ropa«, explica la estilista de moda española Erea Louro. Es difícil no pensar en esos momentos complicados en los que tu pijama o tu camiseta de propaganda XL es lo único que roza tu piel. Te miras al espejo y lo que recibes es un logo con tipografía cavernaria y la dirección impresa con erratas, unos pantalones que podrían exhibirse en Atapuerca por su antigüedad y tal vez una sudadera rehén perteneciente a algún exnovio que no ha querido o podido reclamarla.

Al mismo tiempo y al otro lado de la moneda, un lado menos pesimista, está el poder del dopamine dressing —literalmente, vestirse para estimular la dopamina, la hormona del placer—, una tendencia que ha trascendido las redes sociales y que encuentra su base en la psicología del color. Los tonos vivos pueden aumentar los niveles de energía, mejorar el humor e incluso la productividad. No es casualidad que en tiempos de incertidumbre, recurramos al color como un salvavidas emocional. De ahí que en los últimos años, tras una época marcada por la comodidad del homewear, muchas personas hayan encontrado en su ropa una herramienta para revitalizar su ánimo. Y dicen que la IA es revolucionaria…

Moda y estado de ánimo - Imagen: Grupo Zinet Media
Moda y estado de ánimo – Imagen: Grupo Zinet Media

Los tonos cálidos como el amarillo y el naranja se asocian a la felicidad; el verde simboliza equilibrio y calma; el azul, serenidad y concentración. Según Carolyn Mair, el color no solo influye en nuestro estado de ánimo, sino también en cómo nos perciben: «Si eliges colores vibrantes, la percepción externa es de confianza y optimismo. Pero lo más interesante es cómo esta percepción se internaliza, actuando casi como un efecto placebo«. Aun así, Mair recalca la importancia de los matices, «el rojo vibrante puede ser fuente de inspiración y valentía en un evento, pero abrumador en un día tranquilo».

Shakaila Forbes-Bell indaga más y afirma que «los colores de longitud de onda corta como el azul, el índigo y el púrpura activan el sistema nervioso parasimpático, reduciendo el ritmo cardíaco y produciendo una sensación de calma a la vez que aumentan la creatividad. Y, por otro lado, los colores de longitud de onda larga, como el rojo, el naranja y el amarillo tienen un efecto estimulante, aumentan la energía».

Algunos diseñadores están explorando cómo volver a la naturaleza puede literalmente «vestirnos de bienestar». Kit Willow Podgornik, fundadora de la marca australiana Kitx, trabaja con antiguas recetas ayurvédicas para teñir sus prendas. «Nuestro beige proviene del jackfruit, el amarillo de la caléndula y el rojo de la rubia cordifolia». Esta conexión entre moda y bienestar también es un pilar fundamental para Emily Bode, cuyo tejido teñido con albahaca, neem y cúrcuma no solo aporta un aroma herbal, sino propiedades respiratorias y antifúngicas. «Algunas piezas son tan aromáticas que puedes oler la propia albahaca», señala la diseñadora neoyorquina.

Y es que resulta que no todo está en el color. Según Carolyn Mair, llevar puesta una prenda con la que te sientes poderosa o que conecta con un recuerdo feliz puede cambiar por completo tu postura, tu expresión y hasta tu forma de interactuar con los demás. «La ropa tiene un poder simbólico que no debemos subestimar», repite Mair. Es como llevar la camiseta de tu equipo de fútbol favorito, inevitablemente brinda una sensación de pertenencia y conexión, permite expresar la identidad, los valores y las pasiones de quien la viste, refuerza la confianza y evoca recuerdos positivos. Tal vez estas sean algunas de las razones por las que Florentino Pérez vende tal cantidad ingente de ellas.

Para aquellos que no sean nada futboleros, podemos hacer otra analogía, sería como llevar siempre con nosotros una joya con valor sentimental (en mi caso sería una medalla de mi abuela materna), capaz de proporcionarnos confort psicológico y disiparnos cualquier bosquejo de soledad. Un ancla emocional. Con esto podríamos decir que la ropa puede servir como armadura o consuelo.

Los tejidos como refugio emocional

Mujer con un jersey - Imagen: Grupo Zinet Media
Mujer con un jersey – Imagen: Grupo Zinet Media

Los tejidos y las texturas tienen un papel igualmente terapéutico. «Cuando nos ponemos un jersey agradable, nos hace sentir en casa», comenta la estilista Erea Louro. Sensación que comparte Shakaila Forbes-Bell: «Cuando estoy pasando por un momento difícil, me refugio en materiales como la lana, el algodón o incluso en prendas de punto que me recuerdan a mi infancia».

Este fenómeno conecta con la idea del «tacto como terapia», una extensión de la moda como experiencia sensorial. Según estudios sobre bienestar sensorial, el contacto con materiales reconfortantes reduce el cortisol, la hormona del estrés, y puede generar la misma sensación de calma que un abrazo. Materiales como el algodón, el cachemir o la lana son ideales para estados de ansiedad. Los estampados, por otra parte, tienden a evocar asociaciones positivas y proporcionar interés visual.

Esta idea conecta con lo que la diseñadora Cara Marie Piazza, conocida por sus colaboraciones con marcas como Eckhaus Latta, denomina sartorial healing: el uso de plantas medicinales para teñir telas, permitiendo que la piel «absorba» sus propiedades. «El nogal negro es antimicrobiano y antiséptico; el índigo, tradicionalmente, se usaba como medicina para infecciones», explica.

Los «tejidos terapéuticos» también han encontrado un espacio en la innovación tecnológica. La marca danesa Organic Basics ha desarrollado prendas con hilos de plata que poseen propiedades antimicrobianas y antibacterianas. Según su cofundador, Mads Rasmussen, esta tecnología no solo mejora la higiene y el bienestar físico, sino que también responde a una necesidad medioambiental. Esto plantea una pregunta interesante: ¿puede la ropa cuidar de nosotros de la misma manera que nosotros cuidamos de ella? Desde tejidos que repelen bacterias hasta materiales que mejoran la circulación o purifican el aire, la moda del futuro no será solo estética: será funcional y curativa.

No es casualidad que en los últimos años marcas como Sézane hayan apostado por tejidos naturales; Morgane Sézalory, fundadora de la casa francesa, se reafirma: «Trabajamos para ofrecer las prendas más ecorresponsables posible. Nuestra colección de punto está confeccionada en su mayoría con lana merino, mohair y algodón ecológico. La obtención de la etiqueta GOTS, por ejemplo, fue uno de los primeros pasos en el proceso hacia nuestro compromiso con la sostenibilidad».

En el contexto social, la moda retiene una importancia ferviente. En esta esfera conviven la tradición más arraigada con las nuevas tendencias. Esto moldea los significados simbólicos de la moda, es curioso cómo ciertos colores están asociados a la celebración en una cultura y al luto en otra, con la vinculación por tanto a sentimientos de alegría o pena según el caso. «Las identidades personales influyen en las elecciones, convirtiendo la ropa en una herramienta para navegar expectativas sociales, expresar individualidad o conectar con comunidades específicas», sostiene Carolyn Mair.

Hoy decido sentirme bien

Mujer eligiendo ropa - Imagen: Grupo Zinet Media
Mujer eligiendo ropa – Imagen: Grupo Zinet Media

El acto de vestirse también es un acto de afirmación: una declaración diaria, incluso en los días más complicados, de que elegimos cuidarnos. En los días de tormenta sin lluvia, vestirnos con algo que nos gusta es un pequeño (pero valioso) acto de rebeldía contra el malestar. No lo soluciona todo pero puede ser esa bocanada de aire que despeja la nube gris y nos deja ver un trocito del cielo azul.

No sorprende en absoluto que la moda terapéutica se esté abriendo camino también en otras áreas: desde los programas que utilizan el estilismo como herramienta de empoderamiento para mujeres vulnerables hasta iniciativas para personas con ansiedad o depresión. La moda es un lenguaje silencioso pero una herramienta poderosa, un recordatorio de que, a veces, lo pequeño —como un buen par de zapatos o un abrigo suave— puede marcar la diferencia.

La ropa ya no es solo un medio para expresarnos, sino un instrumento para cuidar de nosotros mismos. Desde los colores que nos revitalizan hasta las texturas que nos consuelan y los tejidos que interactúan con nuestro cuerpo, el acto de vestirse se está convirtiendo en una forma tangible de autocuidado. Quizá Isaac Bashevis Singer lo supiera intuitivamente: hay un poder extraño, sí, pero también maravilloso y transformador en la ropa. Vestirse, al fin y al cabo, también puede ser una forma de sanar.

Un armario para la salud mental

Armario - Imagen: Grupo Zinet Media
Armario – Imagen: Grupo Zinet Media

Y como creo en el poder de los consejos, Carolyn Mair, Shakaila Forbes-Bell y Erea Louro nos regalan los suyos.

  • Carolyn Mair: «Audita tu armario, quédate con lo que genera alegría o confianza, y deshazte de lo que no. Usa el color de forma intencionada, incorporando tonos que te equilibren o eleven. Añade toques personales, incluye artículos con valor sentimental. Prioriza la comodidad y evita prendas restrictivas».
  • Shakaila Forbes-Bell: «Comienza con un armario cápsula de piezas versátiles, duraderas y de alta calidad, en colores y tejidos que te hagan sentir bien. Prioriza la comodidad y la autenticidad, evitando artículos que te hagan sentir limitado o incómodo. Incorpora piezas que inspiren alegría o tengan valor sentimental para fomentar conexión y positividad».
  • Erea Louro: «Construye tu armario siempre partiendo de ti, de lo que te gusta, lo que te sienta bien, lo que te hace sentir seguro. Evita modas pasajeras y no imites a los demás. Tu armario tiene que decir quién eres tú. Es importante probarse bien la ropa antes de quedártela. Con tanta compra online es algo que se acaba perdiendo y nuestro armario acaba repleto de prendas que no nos quedan bien».



Puedes consultar la fuente de este artículo aquí

Compartir esta noticia en: