Igor González de Galdeano: «Hay muchos tipos de líder, uno en LaVuelta me decía que prefería no llevar ese maillot»
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Igor González de Galdeano, que estrena nuevo libro, se pasó por MARCA para analizar la situación del deporte del pedal además de desvelar algunas de las claves y anécdotas sobre los líderes del Tour que copan su obra.
El libro, bajo el título de «Líderes de amarillo» (Editorial Kolima), es una exploración profunda de la pulsión interna de nueve ganadores del Tour de Francia. A través de las historias de estas leyendas del ciclismo, el autor nos sumerge en un análisis detallado de los comportamientos y habilidades que los llevaron a la victoria. Con un enfoque en el liderazgo, el libro ofrece valiosas lecciones extraídas de la vida y carrera profesional de estos titanes, proporcionando insights aplicables tanto al mundo del deporte como a la vida cotidiana. Una lectura apasionante que invita a reflexionar sobre las virtudes necesarias para alcanzar el éxito y evitar los errores que pueden impedirlo.
De visita en Madrid y con un nuevo libro. Cuéntenos cómo afronta este nuevo proyecto.
Cuando escribí el primer libro, ‘Pedaleando hacia el éxito’, pensaba que no habría un segundo, pero esto es como cuando acabas el Tour de Francia y dices: “Uf, a LaVuelta a España no voy a ir” (sonríe). Pero luego descansas, te entra el gusanillo y repites, así que esto es como una segunda gran vuelta. Estoy emocionado porque han sido dos años escribiéndolo, ha salido y vengo a presentarlo a Madrid.
¿Qué aprendizaje se llevó del primer libro y qué le llevó a escribir este segundo?
Si tuviera que escoger, diría que el más fácil fue el primero porque hablaba de mí. Hablar de uno mismo, de su historia y los aprendizajes, es mucho más fácil porque no tienes que investigar. En este segundo, es distinto. Alguno dice: “¿Por qué nueve ciclistas y no diez?” Pues porque cuando llevaba nueve, dije “se acabó” (se ríe). Había que investigar mucho sobre ellos y leer muchas noticias, porque me he basado principalmente en noticias, entrevistas y libros que han escrito ellos o que han escrito de ellos. La investigación me ha llevado mucho tiempo y llegó un momento en el que pensé que nueve estaba muy bien, que son nueve titanes y con ellos me quedaba. La idea fue saber qué personalidad tenían estos ciclistas para ganar el Tour de Francia. Yo estuve de líder y a mí me supuso presión; debajo de ese maillot hay muchas cosas que tienen que soportar los ciclistas, pero fuera del maillot, también. ¿Qué personalidad y qué liderazgo tienen estos ciclistas? ¿Son todos iguales o diferentes? ¿Cómo lo han hecho? Esa es la inquietud que me llevó a escribir el libro.
Igor González de Galdeano, posando en MARCA.
¿Qué tienen en común? ¿Alguna característica positiva?
Todos son líderes. Sobre todo, la actitud y afrontar todo lo que conlleva una competición como el Tour de Francia. Tienen una forma de ser muy especial y se crecen frente a la adversidad. Eso es principalmente lo que creo que les iguala a todos.
¿Qué tipo de líderes ha encontrado?
Creo que el primero es Anquetil, que sobre todo era un estratega. Es una persona que en la estrategia venció, un contrarrelojista que basó su liderazgo en conocer a los escaladores, por aquel entonces a Bahamontes, etcétera. Y gracias a conocerlos bien y saber cómo tenía que ganarles, pues ganó cinco Tours en diferentes épocas, porque no fueron seguidos. Pero bueno, no solo cinco Tours, también dos Giros y una Vuelta.
Si vamos a Perico Delgado, como digo yo, quizás la frase que le define es que el liderazgo no se atribuye, sino que el líder admite ese rol. El liderazgo es la voluntad de uno mismo. Y Perico, que vivió la época de los no pinganillos, pues era un líder que tomaba decisiones muy rápido y aquello le llevó a ganar aquella Vuelta del 85. Y eso fue en el último día, porque sobreponerse a las adversidades le llevó a ganar una Vuelta que tenía muy perdida.
Igor González de Galdeano, en MARCA.
Luego estaba Miguel Indurain, que es un líder, sobre todo, humilde. La frase sería que, como decía un filósofo americano, las personas grandes también tienen que saber ser personas pequeñas. Lo que más le definía es la humildad y para mí fue el líder referente en este libro.
De Indurain a Riis.
Luego estaba Bjarne, que bueno, hay que conocer un poco su historia. Yo en el libro cuento desde dónde nacieron, cuál fue la situación social, económica y familiar que vivieron, y lo que he visto es que ha afectado mucho. Se le murió ahogado un hermano, yo lo desconocía, mientras él todavía no había nacido, y eso rompió la familia, lo cual le llevó a tener una personalidad diferente. En el libro hablo de que a él le dijeron que nunca debía ser gregario, sino que debía ser líder, y al final acabó siendo un gregario de Jan Ullrich, pero le costó mucho.
Igor González de Galdeano, en MARCA.
El siguiente, Óscar Pereiro, fue el líder que nadie esperaba. Alguien que, sobre todo, creía en sí mismo. Era una persona que estaba en el momento justo en la situación acertada, que se llevó el liderato del Tour de Francia y, como creía tanto en él, pues lo logró. Lo ganó de rebote, vamos a decir, por aquella situación que tuvo Landis, pero él supo gestionar muy bien su momento para ganar el Tour de Francia.
¿Y del resto?
Armstrong es el líder manipulador. Un hombre que hay que reconocer que tuvo un carácter y una personalidad brutales para superar un cáncer tan fuerte, pero a partir de ahí él generó la película americana en la que, con el poder económico y la autoridad que generó, pues bueno, pisó a mucha gente. Recuerdo a aquel ciclista italiano, Simeoni, al que le ganó un juicio, incluso teniendo razón, y no sé si le tuvo que pagar dinero a Armstrong. Pisaba, manipulaba situaciones y era un líder manipulador, como ha habido también en otros ámbitos de la historia.
Jan Ullrich, viene del Este. Jan Ullrich era un líder reactivo que no tomaba la iniciativa. ¿Qué significaba eso? Pues que necesitaba siempre a alguien al lado. Se sobreponía a situaciones adversas, pero necesitaba a alguien que le apoyase para tomar decisiones, porque venía de la Alemania del Este, donde existía el ESA, que era un sistema que analizaba las capacidades físicas de cada niño entre seis y siete años para meterle en un deporte o en otro y les decían lo que tenían que hacer. A Ullrich le costaba mucho tomar decisiones por sí mismo.
Igor González de Galdeano, en MARCA.
Y Alberto Contador. Creo que, de todos los que he leído, es el que más ha tenido la mentalidad de hacer una estructura que le rodease. Eso yo creo que chocó con las diferentes estructuras del ciclismo, porque iba con su mecánico, su jefe de prensa, sus ciclistas, y bueno, cuando empiezas a organizar un equipo, pues eso te genera conflictos y ahí tuvo sus más y sus menos. Una frase con la que me quedo con Contador, si lo trasladásemos a la empresa, es que un rumor es un tumor. En este caso, el rumor que se generó alrededor de aquel famoso clembuterol, le hizo daño, y con esos rumores muchas veces no es tanto lo que pasa, sino lo que dicen que pasa.
Hace poco aparecieron unas declaraciones a propósito de Pidcock, que ha fichado por el Q36.5, que explicaban cómo ha logrado cambiar la mentalidad de su equipo, que era de segunda fila, por el hecho de haber llegado un gran líder. ¿Eso es así? ¿Usted, por sus vivencias, por lo que ha leído y se ha documentado, es tan influyente?
Todos estos ciclistas de los que os hablo, han influenciado en los equipos, ya sea de forma positiva o no tan positiva. Cuando lideras, no todo el mundo va a estar a favor de todo lo que dices, ni haces, ni las decisiones que tomas, pero todos han influenciado porque, al final, un líder inspira y quieres imitar al líder. Un líder impulsa, tiene que ser así. También hay líderes que primero sí que acompañan al equipo y luego el equipo se vuelve en su contra, pero todos los que he mencionado en el libro son gente que ha inspirado al equipo.
¿Cuál es el ejemplo de liderazgo más llamativo que recuerda, ya sea para bien o para mal?
Yo me quedo con Miguel (Indurain). Si Miguel hubiera escrito un libro, hubiese inventado todos los conceptos del management que hay ahora en la empresa. Él inventó ganar-ganar. La gente no se podía creer que dejase ganar, pero si analizas y lees un poco sobre él, te das cuenta que él dejaba ganar porque él ganaba. Entonces ganaban todos y, cuando tenía algún momento de dificultad, como le pasó en aquel Tour del 95, le ayudó todo el pelotón a ganar el Tour de Francia. Miguel Indurain era un hombre muy humilde, pero eso no significaba que fuera tonto. Tomaba decisiones y se rodeaba del equipo. Y, luego, era discreto, porque Miguel Indurain se marchó de una manera muy discreta. Está claro que hay gente que no ha entendido cómo se retiró porque no hubo una explicación clara, pero eso para mí le dignifica porque, posiblemente, si hubiese hecho declaraciones, hubiera afectado a gente que él no quería, y por lo tanto fue muy discreto en su salida.
Está claro que hay gente que no ha entendido cómo se retiró porque no hubo una explicación clara
De todos ellos, ¿cuál es el que es más líder por talento?
El líder por talento era Pantani, que basó su liderazgo en el talento de la escalada. Él sabía que era muy bueno subiendo y, de hecho, las etapas las hacía un poco como Marino Lejarreta: iba de los últimos en el pelotón, en las contrarreloj iba viendo a ver qué pasa y, según venía un puerto, se lanzaba. ¿Eso qué significa? Que basarte el liderazgo en un único talento te conlleva tener muchas carencias en otros, así que él delegaba el resto de cosas. Entonces, bueno, al final acabó como acabó. Si lees sobre él, desde dónde nació, con la familia muy necesitada porque le cuidaron sus abuelos, vivió todo el día en la calle y cómo empezó a andar en bici, pues entiendes mucho de lo que le ha pasado y de cómo ha terminado. Pero ese ha sido el líder, con el único talento de la escalada, que realmente ha apostado por ello y con gran talento.
¿Y el que ha sido más líder por trabajo o personalidad?
Bueno, pues Miguel. Miguel en un principio, cuando llegó al Tour del Porvenir, dijeron que era un ciclista que era imposible que ganase el Tour. Entonces él contaba cómo hacía la reflexión de decir: “¿Yo qué tengo que hacer para ganar un Tour? Tengo que bajar peso”. Entonces, él se metió de una forma disciplinada a modificar un poco su físico, porque era un ciclista que pesaba prácticamente noventa kilos, ochenta y tantos, sin estar fino hasta que llegó a bajar a setenta y ocho, diez kilos menos, y eso le hizo ganar el Tour. Miguel era, y seguirá siendo, un hombre que se viste de los pies a la cabeza y muy sensato con su vida.
Igor González de Galdeano, en MARCA.
Por ejemplo, Carlos Sastre ganó el Tour con los Schleck en su equipo, aunque a priori no era el líder. ¿Cuánto de personalidad tiene que tener también alguien para llegar a un equipo y saltarse un poco los roles?
De Sastre hubiese escrito, pero no hay mucho escrito sobre él, la verdad. He leído esa historia, de hecho, porque también hice una investigación sobre él, y hablaba de cómo Bjarne Riis apostaba por los hermanos Schleck y no por Carlos Sastre. Pero es lo que comentaba, un líder se crece ante las adversidades. Carlos Sastre era un líder, un líder que cuando se dio cuenta de sus capacidades y cuanto más difícil se lo ponían, más hincapié hacía en conseguir logros. Creo que esa es una de las características, es decir, un líder no se conforma nunca. Y ahí todos los que han salido han ganado el Tour porque eran inconformistas y querían siempre lo máximo. Cuanto más difícil, más guerra doy.
Carlos Sastre era un líder, un líder que cuando se dio cuenta de sus capacidades y cuanto más difícil se lo ponían, más hincapié hacía en conseguir logros
¿El líder nace o se hace?
Hay ciclistas, y personas en todos los ámbitos, que tienen un don para liderar, que se les ve que vienen con fuerza, pero el líder se hace. Tú no puedes ser líder sin haber pasado una serie de fases. Como he dicho, para ser grande también tienes que saber ser pequeño, y hay chavales jóvenes que no saben ser pequeños, que quieren ser grandes desde el minuto uno. La culpa quizás no sea de ellos, sino un poco de su entorno, pero el consejo que yo les daría es que el liderazgo se aprende, que liderar no es nada fácil, que conlleva equivocarse y frustrarse, y estos jóvenes llevan muy mal la frustración, se comparan con el de al lado y muchos líderes en un mismo equipo no puede haber.
Igor González de Galdeano en Radio Marca
¿Qué reflexión le merece el caso de Sepp Kuss? Él se cree ganador de grandes vueltas, se cree líder, y este año ya le han quitado de la foto y quizá ya no sea líder. De un año a otro, ¿no le parece muy llamativo?
Lo que he dicho, que el liderazgo no se atribuye, no se da. El liderazgo uno lo coge o lo genera él mismo, pero no es una atribución. No puedes decirle a Sepp “tú ahora vas a ser el líder”. Él no quiere. ¿Por qué ganó LaVuelta? Pues porque, esto siempre se ha dicho desde la época romana, están las auctoritas y las potestas. Hay gente que tiene autoridad y poder. Hay líderes en el equipo como Sepp, que le identifican más que al líder. No es el líder, pero es el líder del equipo dentro y se gana la autoridad. ¿Por qué? Porque es una persona que trabaja, es un buen gregario, es generoso. Por lo tanto, la gente le tiene mucho respeto, y cuando él cogió el maillot rojo nadie se atrevió a ir de forma directa contra él. ¿Por qué? Porque se había ganado la autoridad del equipo. Otros líderes, como Vingegaard y Roglic, tenían el poder porque eran los buenos, pero el otro se había ganado la autoridad del equipo y por eso ganó.
¿Y qué piensa sobre Mikel Landa? Siempre se dice que cuando es el gran líder no responde y que, cuando es el segundo, hace el mejor Tour de su vida. ¿Usted cree que a Landa le ha faltado algo?
Es que liderar no es fácil, ya lo he dicho. Ser líder conlleva presión, inspirar, ser un ejemplo para los demás, ser humilde, que no hay mucha humildad en este mundo. Conlleva muchas características que, cuando tú te liberas de ellas, pues tienes grandes resultados. Pero, cuando de repente te lo atribuyen y te dicen: “Mikel, que eres el líder”, pues quizás le pese la mochila y esa presión le haga muchas veces no rendir como le gustaría.
En la actualidad vemos muchos grandes corredores que están condensados en dos o tres grandes equipos. ¿Puede haber problemas cuando juntas varios líderes en la misma casa?
La gestión del ego, sí, está claro. Pero ahí está la dirección, el líder de la carrera y el líder de la organización, el que marca las directrices dentro del equipo. Ahí hay una directriz clara, que es intentar trasladarles el objetivo general por encima del objetivo individual de cada uno. Hay gente que quiere anular a los ciclistas para que no tengan un objetivo individual, pero tenerlo es muy bueno porque tienen ambiciones y eso está claro que genera mayor rendimiento. Pero, ¿por qué sucede esto? Posiblemente porque esos ciclistas ya han tenido su momento de liderazgo en un equipo y han visto que esa presión… Entonces, compartir el liderazgo muchas veces te traslada la tranquilidad suficiente para rendir más y posiblemente van a equipos, no te voy a decir cobrando menos, pero bueno, con el mismo salario que antes o un poco menos, pero comparten galones y no están solos. Estar solo, como estaba Miguel, Pogacar, Armstrong, Pantani, etcétera, es muy duro y muy difícil.
Estar solo, como estaba Miguel, Pogacar, Armstrong, Pantani, etcétera, es muy duro y muy difícil
¿Qué tipo de líder es Pogacar y qué tipo de líder es Vingegaard? ¿Qué les diferencia?
A ver, no conozco bien a los dos. Vingegaard yo le veo que es una persona que necesita mucho del cariño de su entorno, el apoyo absoluto de lo que son las personas realmente de su familia. Eso le genera tranquilidad y se le ve que es mucho más introvertido que Pogacar. Y Pogacar es diferente, es un crack. A mí, desde fuera, me encanta. A veces digo, “a ver si no gana” (se ríe), pero es más para que haya esa pelea y esa incertidumbre, no porque gane siempre. Pero bueno, quizás ahora Pogačar es el referente en comunicación, algo muy relevante. En el libro hablo mucho de comunicación en el liderazgo, de lo importante que es, como por ejemplo Perico Delgado, que ya de ciclista leía mucho, hablaba muy bien y eso no era normal en su época. Hablo mucho de cómo inspirar, y Pogacar inspira. Además, tiene esa frescura y esa naturalidad, y de momento, como líder, se está ganando todos los premios.
¿Hay algún corredor con el que usted haya compartido equipo o conozca bien al que le viera con la personalidad y el aura de líder pero que luego, por circunstancias, no haya llegado a tener ese liderazgo o ese estatus de líder?
A ver, eso ha existido. Claro, es que el liderazgo al final es tomar las riendas de un equipo y llevártelo a las espaldas. No sé, yo creo que todos los que he conocido, desde Roberto Heras, Samuel Sánchez, etcétera, no han tenido miedo nunca. Han podido fallar, porque cuando haces segundo y esperas que gane, pues ya es un pequeño fracaso. Por ejemplo, sí que he conocido al que se le daba el liderazgo, pero no lo quería, como el caso de Igor Antón. Él no se sentía cómodo. Era, como digo yo, un alma libre. Tenía el talento de la montaña, y cuando se puso líder en aquella famosa Vuelta a España, pues me decía que igual prefería no llevar ese maillot. Hay gente a la que le pesa el maillot, le pesa la responsabilidad. Él era un grandísimo ciclista, pero ese liderazgo pues le pesaba, no quería ser el centro de atención. Estaba más cómodo pasando desapercibido y con su genialidad de vez en cuando.
En ese Euskaltel del que usted formaba parte, estaba también Landa arrancando su carrera. ¿Cómo era en esos comienzos? ¿Era un líder?
No, era un joven que venía muy fuerte y con mucha personalidad. Era decidido, era seguro, con ese descaro con el que muchas veces vienen los jóvenes actualmente de no tener miedo a nada. Lo que pasa es que luego, según vas consiguiendo hitos, la gente ya solo espera que los superes y claro, ahí es cuando se te complica. Pero, en esos años iniciales, los líderes son descarados y se enfrentan bastante a todas las situaciones.
¿Y había algún líder en la sombra? El llamado muchas veces jefe de equipo, alguien más veterano pero que dentro del equipo es un líder.
Pues ese es un gregario. Muchas veces hablamos del gregario como si fuese algo fácil: el que es líder, es líder, y el resto son todos gregarios. Pues no, yo no estoy de acuerdo. Ser gregario es muy difícil. Tienes que ser como un líder dentro del equipo, como un Sepp Kuss, que es generoso pero que tiene la misma visión que el líder y está para ayudar. Y de esos hay pocos porque normalmente se suelen enfrentar a los intereses individuales de cada ciclista. Por lo tanto, ¿todos somos gregarios y ayudamos al líder? No. El gregario se aprende y ser gregario es un título difícil de conseguir.
¿Quién es el próximo gran líder que ve venir en el ciclismo?
Bueno, ahora hay un gran líder, que es Pogačar, al que no hay quien le tosa. Vienen chavales muy jóvenes, oigo hablar de un danés, oigo muchos, pero hay que ver cómo les pesa la etiqueta de líder cuando la alcancen. De momento, Pogačar no tiene rival en cuanto a eso. Luego, físicamente, veremos si viene alguno para superarle. Está claro que están Vingegaard, Pogačar y Evenepoel, pero alguno más llegará. Como en la época de Indurain, en la que en el podio se metía uno u otro, alguno le hará cosquillas. Pero de momento veo a Pogačar demasiado fuerte.
Vienen chavales muy jóvenes, oigo hablar de un danés, oigo muchos, pero hay que ver cómo les pesa la etiqueta de líder cuando la alcancen
La anécdota del estratega Anquetil
“Anquetil, una de las cosas que tenía, es que era un gran estratega, tanto en la carretera como fuera de ella. Era un gran líder y se basaba en eso. Iba a correr una contrarreloj en Lugano, donde él se hacía su calendario. En aquella época había problemas geopolíticos, y si ganaba un francés en Italia, por ejemplo, pues les fastidiaba. Ya había ganado dos veces, era un gran contrarrelojista, y los ‘tifosi’ se echaron encima de la organización porque cómo podía ser que un francés viniera a ganar otra vez, que ya era hora de que ganase un italiano, que entonces era Baldini, un contrarrelojista italiano. Entonces, llamaron a Anquetil y le dijeron que los ‘tifosi’ se les estaban echando encima y que por favor no fuera a la carrera, a lo que él les respondió que ya lo tenía todo organizado y que, si no querían que fuese, le tendrían que pagar. ¿Qué ocurrió? Accedieron y le pagaron, pero a medida que se acercaba la carrera, los medios se empezaron a preguntar cómo era posible que no fuera a participar el anterior ganador. Que era una vergüenza que el mejor ciclista y quien había ganado el Tour, no fuera a Lugano, así que le llamaron. Anquetil les dijo que había cambiado su calendario y que, si querían que estuviese, le tenían que volver a pagar. Cuando llegó, los ‘tifosi’ se volvieron a enfadar con la organización y querían que ganase el ciclista italiano, así que le dijeron a Anquetil que se tenía que dejar ganar. Su respuesta: si quieres que me deje ganar, me tendrás que pagar. Cuando se puso al lado de Baldini en la salida, con todos los ‘tifosi’ animando al italiano, le dijo: “Oye, si quieres ganar, me tienes que pagar a mí el dinero que te van a dar por participar”. No quedó ni entre los diez primeros y se llevó cuatro premios (se ríe)”.
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