LEY DE CIENCIA ASTURIAS | Las peticiones de los científicos asturianos y la nota que ponen a la nueva ley de Ciencia: «Tenemos demasiado papeleo»
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«Un gran avance de cara al futuro y un marco legal muy demandado por el sector para poder tener una estrategia definida». Así valoran científicos e investigadores asturianos la aprobación de la primera ley de Ciencia, que sacó adelante la Junta General esta semana con el voto a favor de todos los partidos salvo Vox, que se abstuvo. Este texto normativo, que lleva el sello del consejero Borja Sánchez –de baja por un cáncer de colon–, pretende situar a Asturias como referente del sector, incrementar la financiación y retener el talento, entre otros objetivos.
También hay otro reto: reducir el papeleo de los investigadores, algo que reclaman los profesionales, que aplauden la normativa, aunque esperan verla plasmada en el futuro desarrollo de la citada ley. «La nueva normativa nos pone en la agenda política y eso es muy importante, porque necesitamos el apoyo de la administración», asegura Rosa María Sainz, bióloga celular y exdirectora del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA). «El compromiso en la financiación es lo más importante, porque no podemos vivir en la incertidumbre. Eso es lo que mata a la ciencia: no saber si vas a tener dinero para una convocatoria», destaca Sainz, que pone el foco en la excesiva burocracia que conlleva investigar: «Hay compañeros que se tienen que pasar horas justificando céntimos y no puede ser que el 80 por ciento de nuestro trabajo sea papeleo administrativo, esperamos que esta ley lo pueda subsanar», recalca.
Rosa María Sainz durante un experimento. / Irma Collín
Javier de Cos, director del instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias, considera que la ley «marca un avance significativo para el progreso científico y tecnológico de nuestra región y la creación del Observatorio Asturiano de la Innovación proporciona un recurso clave para la planificación y gestión de la misma». Según De Cos, «para que esta ley logre su pleno impacto, es fundamental asegurar una implementación eficiente, una adecuada asignación de recursos y una colaboración estrecha entre todos los actores del SACI (Sistema Asturiano de Ciencia, Tecnología e Innovación)». Y añade que «la ley enfatiza la importancia de la transferencia de conocimiento al sector productivo, subrayando la necesidad de fortalecer los centros de transferencia y fomentar una colaboración eficaz entre investigadores y empresas».
Javier de Cos, en el Observatorio de ICtea, en Oviedo. / IRMA COLLÍN
Juan Pablo Rodríguez Tapia, otorrinolaringólogo, que dirige el grupo de Cáncer de Cabeza y Cuello del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), opina que «la ley hacía mucha falta y es un armazón», pero avisa que lo importante ahora es «cómo se desarrolla, porque necesitará apoyo presupuestario». También pone el foco en la excesiva burocracia, «un mal común que conocemos bien los investigadores principales, porque nos pasamos la mayor parte del tiempo gestionando y haciendo trámites para cualquier compra».
María Fernández, en su oficina de CSIC. / Irma Collín
El físico moscón Pablo Alonso, uno de los científicos de la Universidad de Oviedo que ha logrado la mayor ayuda que concede Europa, la «Consolidator Grant» del Consejo Europeo de Investigación, celebra una «noticia estupenda». Lo explica así: «Por fin tenemos un marco legal que asegure una estrategia científica a largo plazo, algo que llevamos pidiendo los investigadores desde hace años». Para Alonso, además del incremento en la financiación, lo importante del texto normativo es «la extensión de los contratos de atracción y retención de talento de 5 a 7 años y la creación de una institución investigadora asturiana (el CSIC asturiano); el personal investigador es la piedra angular de cualquier proyecto científico, así que cualquier paso en la dirección de su estabilización y apoyo económico a largo plazo son excelentes noticias».
María Fernández, delegada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Asturias, define la ley de Ciencia como «un primer paso para ordenar y hacer un marco jurídico que ya fija un compromiso de inversión, que luego se debe alcanzar». Fernández, además, pone el foco en la atracción y retención de talento y el «esfuerzo» que debe hacerse con las infraestructuras . n
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