La resistencia | Artículo de Rafael Vilasanjuan sobre el auge del pensamiento ultra
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La conferencia de acción política conservadora, un foro que inventó Ronald Reagan en los 70 ha pasado de ser el salón de ideas del partido republicano a una plataforma para la expansión global de la ola de pensamiento radical. Las imágenes que nos han llegado del conclave no son para bromear. No lo hace Elon Musk mostrando la motosierra de Milei, ni Steve Bannon cuando hace el saludo nazi. Tampoco lo hace Donald Trump cuando flirtea con la idea de un tercer mandato, saltándose la constitución. Lo preocupante de esta misa ultra es que ha congregado a los líderes más radicales de Europa. Algunos ya están en el poder, otros esperan que el ciclón ultra americano acabe en un tsunami global. Lo que debería ser un acto para ensalzar la figura de Donald Trump se ha convertido en escaparate de los Abascal, Farage, Orban o Meloni. Y es que a pesar de que Trump pasee por el mundo como un emperador, sin alianzas su horizonte puede estar repleto de muros. Trump quiere peones en Europa, pero el tiro puede haber salido esta vez por la culata. En el mismo congreso el líder del Reagrupamiento Nacional de Francia, Jean Bardella -el delfín de Marine Le Pen- decidió cancelar su discurso en cuanto supo de la provocación con gestos nazis. Al menos uno entre la manada sabe del peligro y los millones de vidas que costó este saludo en su propio país.
No es un gesto aislado, la sacudida autoritaria empieza a ser un antídoto en Europa, si no en el voto, muy condicionado por algoritmos perniciosos y noticias falsas, al menos si entre partidos que empiezan a vislumbrar que la deriva hacía un mundo totalitario es real. En Austria, frente a la amenaza de un gobierno con la extrema derecha, socialistas y liberales han hecho frente con los conservadores para desencallar una coalición que hasta antes de la llegada de Trump parecía imposible. En Alemania, tras las elecciones y a pesar del ascenso de los radicales del AFD, el entendimiento entre conservadores y socialistas debe indicar el camino para que el motor de la Unión funcione y Europa se convierta en la resistencia.
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