dónde ha tenido más votos la AfD
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El ascenso de la extrema derecha en las elecciones de este domingo en Alemania dibuja el mapa de un país partido por la mitad, donde la polarización crece y ahonda en las profundas divisiones entre el Este y el Oeste, más de tres décadas después de la reunificación. Alternativa para Alemania (AfD) ha logrado un resultado histórico, consolidándose como una de las fuerzas políticas más influyentes, especialmente en la zona oriental y, aunque el cordón sanitario impuesto a los ultras le impida entrar en el Gobierno que formará Friedrich Merz, refleja una desconexión política y social con el resto del país.
En los estados del antiguo Este de Alemania, que incluyen cinco regiones y la mitad oriental de Berlín, la AfD obtuvo el 34% de los votos, casi duplicando el resultado de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su partido hermano en Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), que alcanzaron solo el 17,8%. Este resultado resalta las tensiones históricas entre ambas regiones, con la AfD ganando terreno en un área marcada por el descontento con el status quo y la búsqueda de un cambio radical.
Las encuestas previas a la votación ya indicaban que los alemanes del Este muestran una mayor simpatía prorrusa, lo que ha impulsado el ascenso de partidos con posturas pro-Kremlin en ambos extremos del espectro político. La retórica antiinmigración y nacionalista de la AfD resuena con fuerza en la región, especialmente entre aquellos que se sienten desconectados de la cultura política nacional.
Precedente histórico
El éxito de la AfD se levanta también sobre el anterior precedente histórico en las elecciones en el estado de Turingia el año pasado, que consolidaron su presencia en el este del país. El partido de izquierdas Die Linke (La Izquierda), heredero del Partido de la Unidad Socialista de la extinta República Democrática Alemana, quedó en tercer lugar en el Este de Alemania con un 13,2%. La Alianza populista de Sahra Wagenknecht, que se escindió de Die Linke, logró un 10,2% de los votos.
En otros estados como Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Turingia y Sajonia-Anhalt, la AfD ha superado el 35% de apoyo, lo que refleja una creciente insatisfacción con los partidos tradicionales y la disposición a buscar alternativas a cualquier precio. Esta tendencia ha sido una constante en la región, donde la volatilidad electoral sigue siendo alta, con votantes cambiando de partido en un parlamento fragmentado.
Los resultados electorales también han señalado una caída en el apoyo al Gobierno de coalición de la canciller socialista Olaf Scholz, cuyo porcentaje de votos se desplomó debido a los desafíos derivados de la pandemia de covid-19, la alta inflación y la guerra en Ucrania. El Partido Socialdemócrata de Scholz obtuvo solo un 11,3%, mientras que los Verdes y los Demócratas Libres recibieron el 6,8% y el 3,3%, respectivamente.
Los resultados de estas elecciones subrayan una vez más cómo las divisiones históricas siguen siendo una característica clave de la política alemana. A pesar de que vaya a gobernar la derecha tradicional, el continuo ascenso de la AfD en el Este indica que la fractura que en otros tiempos marcó el muro de Berlín seguirá marcando el rumbo de Alemania en los próximos años.
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