los asistentes espirituales de las monjas de Belorado
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Como en las primeras semanas de la guerra tras la invasión de Rusia a Ucrania, las monjas cismáticas de Belorado se preparan para un conflicto largo. El litigio judicial que mantienen con la Iglesia Católica para ver si son finalmente desahuciadas del monasterio de Belorado (Burgos) tras anunciar su cisma con el Vaticano, y ser a continuación excomulgadas, supone unos costes permanentes para los que necesitan finanaciación.
«El juicio puede que dure uno o dos años, ese el principal motivo por el que las monjas necesitan tener actividad económica», señala a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA su portavoz, el periodista Francisco Canals, sobre la inminente apertura de un restaurante en Arriondas (Asturias) regentado por las ex monjas. El primer restaurante de clausura de España. «En Belorado lo tenían todo prohibido, aquí podrán generar recursos con la repostería, el chocolate…», detalla el portavoz.
«La ilusión de un niño»
«Estamos viviendo este momento con mucha ilusión, como el niño que va al colegio por primera vez o el que abre un negocio», explicaba a La Nueva España una de las tres monjas destinadas al restaurante de Asturias, mientras el resto, las otras siete, se mantienen en Belorado, lugar infranqueable para periodistas y sobre todo para los enviados de Mario Iceta, el arzobispado de Burgos, al que Roma ha encargado resolver todo este entuerto.
Las antiguas monjas de Belorado en el trabajo de pastelería. / EPE
Las monjas cismáticas han alquilado el hotel en el que se ubica el establecimiento en Asturias por 1.600 euros al mes y han comprado un terreno de 7.000 metros cuadrados, que ya tiene licencia de núcleo zoológico. Su intención es desarrollar varios proyectos relacionados con la cría y entrenamiento de perros de compañía para mujeres maltratadas y de perros guía para colectivos desfavorecidos, entre otros. Las religiosas residen en las habitaciones del establecimiento, mientras que la planta baja se destinará al restaurante de clausura.
Esa será la nueva realidad de las ex religiosas hasta que se conozca el veredicto del juez y si es procedente el desalojo del monasterio o no. Pero, ¿quién está detrás ahora mismo de las monjas cismáticas? ¿Quién es su mentor espiritual tras romper con la Iglesia? Porque cada dos por tres sale en medios de comunicación que llega a apoyarlas un cura o un seudo-obispo distinto, muchos de ellos con currículums cuanto menos excéntricos.
Según insiste Canals, todos los religiosos que han pasado tanto por Belorado como ahora por Arriondas «no son sus directores esprituales, sino asistentes, capellanes y obipos que administran los sacramentos, dan la misa una vez al día y ofrecen apoyo espiritual».
Ex monjas con «criterio y autonomía»
El portavoz afirma que nadie está detrás de ellas, ya que «ellas tienen mucho criterio y autonomía» y los religiosos que las acompañan «ni entran en clausura ni en la comunidad religiosa; son figuras secundarias».
Según apunta a este periódico Luis Santamaría, reconocido teólogo y experto en sectas, por el contrario, las monjas se habrían «echado en brazos de las tesis sedevacantistas», aunque «debido a la falta de transparencia y las medias verdades no sabemos cómo es la genésis» de todo. Si es solo por cuestiones espirituales, como argumentaron en un primer momento las exclarisas, o si hay realmente hay un interés económico-urbanístico en el cisma [estaría detrás la venta de otro monasterio].
Defensores de posturas «radicales»
Los sedevacantistas, entre los que están todos los religiosos que han acudido a Belorado, son seguidores de una posición teológica minoritaria que no da validez al actual Papa, al igual que al resto de pontificados posteriores al de Pío XII, y que defienden posturas muy conservadoras y «radicales».
«Son clérigos y falsos clérigos de determinados grupúsculos cuyo relato es de progresiva decepción con la lglesia conciliar. Se consideran víctimas de una jerarquía presuntamente desviada», apunta Santamaría sobre este movimiento que rechaza de plano el Concilio Vaticano II y que «es un pequeño universo muy fragmentado y con grandes enfrentamientos entre unas figuras y otras».
El primer representante de estos sedevacantistas que se aproximó a las exmonjas era el seudo-obispo Pablo de Rojas, cabecilla de la Pía Unio Sancti Pauli Apostoli, cuyos únicos integrantes eran él mismo y José Ceacero, un ex barman y falso cura que se convirtió al inicio del cisma en portavoz de las monjas.
El restaurante de los Exmonjas de Belorado en Arriondas tiene solicitudes de reserva antes de abrir. En la imagen uno de los antiguos religiosos. / EFE
De Rojas, que llegaba a aparecer en sus redes sociales en su piso-capilla de 900 metros cuadrados en Bilbao atendido por una sirvienta con cofia, fue excomulgado en 2019 por “delito de cisma” al hacerse consagrar obispo por el vietnamita Ngô Dình Thuc, líder de los sedevacantistas, a los que la Iglesia considera una «secta».
De Rojas, que llegó a vivir varias semanas en el monasterio junto al coctelero metido a cura, salió tarifando con las monjas, todavía no está muy claro el motivo. Luego acudió al convento el brasileño Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva, conocido como Rodrigo da Silva, obispo de los sedevacantistas y actual superior de la Sociedad de San José.
Acusan de «hereje» al arzobispo de Burgos
“Las monjas han sido consecuentes con su fidelidad a Cristo Jesús, perseguidas por el monaguillo de Bergoglio allá en Burgos”, decía Da Dilva en un vídeo de Youtube al poco de llegar a Belorado refiriéndose a Iceta, al que acusaba de «herejía». El nuevo falso obispo llegó acompañado de Jesús Casas Silva, un sacerdote argentino, también sedevacantista, y al que muchos situaron como el nuevo capellán. Casas, además de experto en mate, fue durante un tiempo juez de boxeo.
«Los demás nunca fueron ordenados sacerdotes de forma lícita, pero Jesús Casas sí, era un cura católico que había sido ecomulgado. El resto intentaron o pasaron por alguna casa de formación, por el seminario, pero no prosperó», apunta Santamaría.
Recientemente el seudo-obispo brasileño se ha vuelto a su país y a cargo de las monjas ha quedado Rafael Cloquell, un homólogo valenciano que, según el experto, «sería quien ha coordinado el trasiego de obispos y curas en todo momento aunque había pasado a un segundo plano en el sedevacantismo europeo», que ha encontrado en las ex religiosas otro campo de batalla con proyección pública. «Algunas personas», prosigue Santamaría, «me han señalado que fue de hecho quien en un primer momento puso en contacto a las clarisas con Pablo de Rojas».
La ex abadesa, investigada por venta de oro
Para el experto la gran muñidora de lo que está ocurriendo es, sin duda, la ex abadesa de Belorado, Laura García de Viedma, que la semana pasada se supo que está siendo investigada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca, en Burgos, por un delito de apropiación indebida derivado de una operación de venta de oro realizada el pasado enero. Concretamente, 1,73 kilos valorados en 130.000 euros. Un oro que sería propiedad de la Iglesia y que la ex abadesa habría vendido como la administradora de los bienes del convento.
«Es todo un linchamiento mediático», defiende el portavoz de las ex clarisas, que asegura que las religiosas hicieron «una inversión en oro como hacen muchas comunidades para garantizar un futuro para épocas de inestabilidad, un colchón de contabilidad dentro de una operación que supervisó el propio Obispado».
Para Santamaría, sin embargo, es precisamente García de Viedma «la que ha dirigido a las hermanas a este precipio, a este delirio rupturista, que está aprovechando la popularidad para conseguir la cercanía de los sedevacantistas», que se han convertido en la «primera división» de su empeño.
El monasterio de Belorado, en Burgos, donde siete de los antiguos claries continúan viviendo a pesar de haber sido excomulgados. / EFE
Desde el entorno de las ex religiosas se explica entretanto que los obispos y clérigos «son figuras que van y vienen» porque se van relevando porque tienen sus residencias en otros lugares, pero las ex monjas siempre necesitan a alguien «para que se de la misa al menos una vez al día».
En la actualidad, en el restaurante de Asturias oficiando las mismas hay un cura que es alemán, le hacen llamar Manuel y casi no tiene ni idea de español, tal y como admite el portavoz de las monjas. «Da Silva ha tenido que volver a Brasil, pero volverá», añade Canals, que defiende que todos estos falsos clérigos son religiosos «aunque se hayan divorciado del Papa; todos tenemos derechos a divorciarnos, de la pareja, de la familia, de la Iglesia…».
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