El afilado discurso de Donald Trump contra (casi) todo aquel que no comulgue con su ideario tiene algunos destinatarios especialmente prioritarios entre las filas demócratas. Uno de ellos es el de la senadora Elizabeth Warren, algo más que una rival política desde hace muchos años, y a la que el presidente de EEUU denomina despectivamente «Pocahontas» desde que se hiciera público que la dirigente había decidido hacerse el test de ADN para saber si provenía de indios nativos americanos.