Final de las obras en la Laboral: hoy no, mañana

El 28 de diciembre de 2020 este periódico recogía una reflexión holística de la Universidad Laboral, hablábamos de «fantasmas» y retejado de la iglesia, del esfuerzo de los Antiguos Alumnos en llevar a buen puerto la declaración como Bien de Interés Cultural y posterior inclusión en la lista indicativa del Ministerio de Cultura como patrimonio mundial. Hasta se colocó la cruz de la Victoria al finalizar de obra.
Va ser que no fue de esta. En ese tiempo pandémico, escribíamos sobre la idoneidad de habilitar tanto espacio sin uso. Parecían ideas de bombero, tan necesarias en situaciones de emergencia. Ya, en calma y sosiego, la Escuela de Enfermería la trasladan en cuerpo y alma al mayor edificio pedagógico de España; en la «Uni» tuvimos hospital y enfermería los alumnos. No son los fantasmas, sino el sentido común, errático en esa ajardinada zona de Cabueñes, no ya la paralización de las obras de ampliación del hospital, sino la recidiva práctica de no tener un órgano supervisor de inversiones en obras.
Es el caso de la imbricación BIC y lista de espera en la Unesco, tenemos el BIC a medias. Dando por hecho que una comisión se personará en Gijón para evaluar, el embajador en la Unesco Miquel Iceta no va a venir a alicatarnos la piscina. Baste mirar las obras en construcción, la maestría de los encofradores carpinteros y canteros bajo supervisión de encargados de obra y arquitectos encaramados a la cúpula los años cincuenta, comparar cómo se hacían las cosas y cómo se hacen hoy en día, a medías.
La Laboral tiene un problema serio, y es que proyectan una deconstrucción atípica del edificio, es decir, lo parchean con los resultados evidentes. No ya la impericia del aislamiento de la cubierta, también el desconchado del suelo del patio central, terrazo suelto de los jardines y abandono de pistas polideportivas, más la piscina, un pozo, que nos echaría al traste cualquier pretensión ante una comisión Unesco, aunque venga el exministro Iceta.
Y lo más trascendental de todo es que en la Laboral falta una figura que en otro tiempo era el «rector», pues con una facultad más y las que están por llegar, el continente y contenido han de justificar la concesión mundial, dado que los valores se sustentan en la pedagogía con la que se diseñó el centro; como la visión y misión actual rebautizada Ciudad de la Cultura.
¿Para cuándo un rector, directora o cabeza visible de esta ciudad y finalizar su deconstrucción? Hoy no, mañana.
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