SÍNTOMAS MAREO TENSIÓN | Soy fisioterapeuta y debes vigilar estos síntomas: puede ser una alteración en el sistema nervioso

¿Alguna vez te has preguntado por qué te mareas al ponerte de pie, te cuesta regular la temperatura corporal o por qué tu tensión sube y baja de forma inesperada? O por otra parte, que sientas que tu sistema digestivo no está trabajando tan bien como debería ser. Estos síntomas, junto a otras, que parece que no tienen ningún tipo de relación pueden significar que tu sistema nervioso está sufriendo alguna alteración.
La fisioterapeuta Isabel Valdés nos cuenta a qué se pueden deber estos síntomas: disautonomía. Este término engloba los trastornos del Sistema Nervioso Autónomo. Cuando este no funciona bien, no hay un control en las funciones involuntarias del cuerpo, como puede ser la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la digestión o la regulación de la temperatura.
Los síntomas de la disautonomía pueden variar según la persona y el tipo de trastorno autonómico que padezca, pero uno de los más comunes es la intolerancia ortostática, que provoca mareos, aturdimiento o incluso desmayos al ponerse de pie.
Esto suele estar relacionado con alteraciones en la presión arterial o la frecuencia cardíaca, como la taquicardia ortostática postural (POTS), donde el corazón late aceleradamente al cambiar de posición.
Otros síntomas afectan la regulación del cuerpo, incluyendo dificultades para controlar la temperatura, con episodios de sudoración excesiva o, por el contrario, incapacidad para sudar. Muchas personas con disautonomía experimentan fatiga severa, problemas digestivos como náuseas, reflujo o estreñimiento, y dificultades para procesar ciertos alimentos.
A nivel emocional y cognitivo, la disautonomía también puede generar ansiedad y dificultades para dormir, ya que el sistema nervioso autónomo regula funciones como el ritmo cardíaco y la respiración, lo que puede causar sensación de falta de aire o palpitaciones repentinas. Muchas personas también presentan manos y pies fríos debido a problemas de circulación, además de sensibilidad extrema al calor o al frío.
¿Quiénes padecen disautonomía?
La disautonomía puede afectar a personas de todas las edades, pero es más común en ciertos grupos. Muchas veces, se diagnostica en mujeres jóvenes, especialmente en la adolescencia y adultez temprana, como ocurre con el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS). También puede presentarse en personas con enfermedades autoinmunes como el lupus o la fibromialgia, ya que estas condiciones pueden dañar el sistema nervioso autónomo.
Además, la disautonomía puede ser secundaria a otras enfermedades crónicas, como la diabetes, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple y ciertas infecciones virales, incluyendo el COVID-19 prolongado. En algunos casos, es una enfermedad genética, como en la disautonomía familiar.
También pueden desarrollarla personas que han sufrido lesiones en el sistema nervioso por accidentes, cirugías o enfermedades neurodegenerativas. Aunque puede aparecer en la infancia, la disautonomía a menudo se diagnostica tarde debido a la variedad de síntomas y la falta de conocimiento sobre el trastorno, lo que hace que muchas personas pasen años sin un diagnóstico preciso.
La disautonomía pasa desapercibida
La disautonomía se confunde con ansiedad y estrés porque muchos de sus síntomas son similares a los que ocurren en trastornos de ansiedad, como la taquicardia, la dificultad para respirar, los mareos y la sensación de debilidad. Cuando el sistema nervioso autónomo no funciona bien, el cuerpo puede reaccionar con episodios de palpitaciones repentinas, sudoración excesiva, temblores o incluso ataques de pánico, lo que hace que los médicos y pacientes piensen que se trata de ansiedad, cuando en realidad es un problema autonómico.
Además, el sistema nervioso autónomo controla la respuesta del cuerpo al estrés, por lo que cuando está alterado, puede generar una reacción exagerada ante situaciones cotidianas, incluso sin que haya una causa emocional evidente. Por ejemplo, alguien con disautonomía puede experimentar una subida repentina de la frecuencia cardíaca solo por levantarse de la cama, lo que se puede interpretar erróneamente como una respuesta ansiosa.
Algunos consejos para vivir con disautonomía
El tratamiento de la disautonomía suele estar acompañado de medicamentos específicos para cada caso y consejos básicos:
- Una alimentación equilibrada
- Actividad física moderada
- Beber 2 litros de agua diarios para mantenerse hidratados
- No ayunar durante largo tiempo y evitar estar mucho tiempo de pie
- Agregar sal a los alimentos siempre y cuando no perjudique a tu salud
- Evita situaciones de estrés y situaciones personales que puedan desencadenar las crisis
- Duerme con la cabeza elevada
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