Tesla, la joya de Musk atrapada en la tormenta perfecta

Tesla está en caída libre. En medio de una campaña de desprestigio global y llamamientos al boicot, la empresa automovilística que es la joya del imperio de Elon Musk sufre un pronunciado descenso en ventas desde hace meses a nivel mundial y sus acciones se desploman semana a semana en bolsa, hasta perder la mitad de su valor desde principios de año, coincidiendo con el aterrizaje del hombre más rico del mundo en la Casa Blanca como asesor de Donald Trump, donde ha adquirido gran protagonismo con su controvertida política de recortes de gasto público y su manifiesto autoritarismo.
La automovilística vivió esta semana su lunes negro en Wall Street. En medio de una tormenta bursátil que causó caídas a todas las tecnológicas, Tesla sufrió la más pronunciada. Sus acciones perdieron el lunes el 15,4% de su valor y cerraron a 222,15 dólares cada una, el valor más bajo en cinco años. Solo ese día, su multimillonario patrón perdió más de 12.000 millones de dólares, al tiempo que denunciaba un ciberataque masivo sobre otra de sus empresas, la red social X, del que culpó a Ucrania, sin aportar pruebas.
Coinciden todos los analistas que Musk está pagando el precio de su papel en la Administración estadounidense, además de su alineamiento con partidos de la extrema derecha en todo el mundo, aunque no serían solo esas las causas de la caída de la automovilística. A ello hay que sumar las erráticas políticas arancelarias de Trump que hacen temblar a los inversores día sí y día también y factores estructurales: las dificultades de la transición por la reciente renovación de su superventas Modelo Y, junto con la mayor competencia en el mercado del coche eléctrico, con las empresas chinas como BYD y europeas como Volkswagen, Renault o Stellantis pisando el acelerador y aumentado su oferta en el sector.
Fundada en 2003
Una tormenta perfecta sobre Tesla, la empresa que en 2003 fundó un visionario empresario con el sello de la ecología y la sostenibilidad y que ahora milita en una Casa Blanca que defiende postulados contrarios, con el apoyo a las energías fósiles. Queda por ver si la tormenta pasará o Tesla está escribiendo los capítulos finales de una historia de éxito como líder indiscutible en el mercado del coche eléctrico de la mano del hombre que ahora sueña con colonizar Marte mientras despide a miles de funcionarios y recorta programas sociales gubernamentales, como máximo responsable del Departamento de Eficacia gubernamental (DOGE).
Como en un tándem perfecto pero a la vez inaudito, Trump ha salido esta semana al rescate de su socio y de su empresa, montando una especie de ‘showroom’ de Tesla en los jardines de la Casa Blanca para anunciar, en presencia del empresario, que él se compraba uno de los cinco modelos expuestos, de los que alabó sus prestaciones y su precio como si de un director comercial se tratase. El espectáculo fue aderezado con un contundente mensaje de carga política porque Trump arremetió contra los detractores del magnate que calificó de “lunáticos de izquierda radical” y amenazó a los que patrocinen los boicots a Tesla con la frase: “Van a atravesar un infierno”.
Tras tocar fondo el lunes y esta intervención presidencial, las acciones de Tesla recuperaron terreno hasta cerrar la semana a 240 dólares, pero una cifra por debajo de la mitad de los 479 dólares que llegaron alcanzaron el 17 de diciembre, un mes y poco después de la elección de Trump, ante las perspectivas de nuevas regulaciones que le fueran favorables a la empresa. Las pérdidas acumuladas de la automovilística desde que empezó el año y Musk entró en la Casa Blanca son del 45% y su capitalización bursátil ha caído a la mitad: de 1,5 billones de dólares a 700.000 millones. «Nos cuesta encontrar algo similar en la historia de la industria automotriz en el que una marca haya perdido tanto valor tan rápidamente», anotó Ryan Brinkman, analista de J.P. Morgan, en declaraciones a Axios.
El magnate estadounidense ha perdido en este tiempo unos 130.000 millones de dólares, más o menos la fortuna que adjudica Forbes a Amancio Ortega, jefe de Inditex y el hombre más rico de España. La del empresario estadounidense de origen surafricano se calcula hoy en unos 385.000 millones, muy por encima de los patrimonios del fundador de Amazon, Jeff Bezos, o de Meta, Mark Zuckerberg.
Las ventas en Europa
Pero la fuga de los inversores no es el único castigo que está recibiendo la perla de Musk. La debacle está siendo acompañada de una caída general en las ventas de los vehículos de Tesla, que es especialmente notable en Europa, donde durante años ha dominado el mercado de vehículos eléctricos. Según la Asociación Europea de fabricantes de automóviles (ACEA), las ventas de coches eléctricos se dispararon un 34% en la UE en enero, pero las de Tesla descendieron un 50,3% . En el caso de España la caída de las ventas del fabricante estadounidense ha sido del 75% y superior al 60% en Francia.
Muy significativo también es el desplome en Alemania, país en el que Tesla tiene su única fábrica en Europa, y donde Musk hizo campaña abiertamente durante las elecciones legislativas por la líder ultraderechista, Alice Weidel, a quien llegó a llamar “la salvación” de Alemania, una injerencia de que indignó a la clase política y a la opinión pública. En este país, el desplome de las ventas de la firma en lo que va de año es del 70,6% mientras el mercado de coches eléctricos ha crecido en general el 30,8%.
También en China, un mercado crucial ya que representa un tercio de la facturación de Tesla, las ventas cayeron un 49% en febrero. La firma BYD, con sede en Shenzehen, ha elevado sus ventas un 161% en febrero con modelos mucho más baratos y competitivos en vehículos eléctricos e híbridos enchufables.
Cambio en la percepción
En Estados Unidos es difícil conocer la evolución de las ventas ya que Tesla no ofrece datos. Pero según Bloomberg, solo en California, el estado demócrata por excelencia y el mercado más grande de vehículos eléctricos en el país, las ventas cayeron un 11,6% en enero. La creciente impopularidad de Musk se traduce en un rechazo una marca que hasta hace poco era vista antes como una garantía de compromiso con sostenibilidad por clientes concienciados con el cambio climático y las emisiones .
Por todo el país se suceden los actos de protesta a las puertas de los concesionarios de Tesla y los llamamientos al boicot, en un amplio movimiento nacido en las redes sociales bautizado como #TeslaTakedown con el lema “Vende tu Tesla. Deshazte de tus acciones. Frena a Musk ahora. Únete a nosotros”. Las manifestaciones en ás de 100 ciudades han derivado en actos vandálicos, con destrozos e incendios en establecimientos, estaciones de carga y de vehículos que esperaban ser entregados.
Para evitar ser blanco de críticas o ataques, propietarios de Tesla colocan pegatinas en sus vehículos con mensajes como “Lo compré antes de que Elon se volviera loco” o incluso cambian la insignia del coche por la de otras marcas. En las redes proliferan juegos de palabras con referencias a Hitler desde que en la noche de la investidura de Trump Musk hizo un gesto emulando el saludo nazi. Así, Tesla ha pasado a llamarse TeSSla. Y se multiplican los llamamientos a los famosos a deshacerse de su coche, un paso que ha dado la actriz y cantante Sheryl Crow explicando sus motivos con un post en Instagram.
Tesla vive sus horas más bajas con sus coches convertidos en un símbolo político. Quizá sea solo la primera pieza en moverse de un imperio que empieza a tambalearse, movido por la desmedida ambición de su fundador que pudiendo desplegar su agenda desde la sombra ha optado por un gran protagonismo en el ejercicio del poder político en un país emocionalmente muy polarizado.
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