Trump impulsa el uso del carbón para saciar la demanda de energía de la inteligencia artificial

Estados Unidos retrocederá dos décadas para volver a abrazar el carbón. El presidente Donald Trump firmó este miércoles dos órdenes ejecutivas que impulsarán el uso de este contaminante mineral como fuente de energía, una medida con la que pretende responder a la creciente demanda energética de la inteligencia artificial.
Flanqueado por mineros en la Sala Este de la Casa Blanca, Trump prometió así recortar «regulaciones innecesarias» para «acelerar rápidamente la minería» de este recurso en tierras federales, un dramático revés a las políticas medioambientales de la administración de Joe Biden, a la que ha acusado de estar «sesgada» y de emprender una «guerra» en contra del carbón. A pesar de esos ataques, durante el primer mandato trumpista se redujo más su uso que durante la presidencia demócrata.
Prolongar las plantas contaminantes
Las órdenes de Trump otorgan autoridades de emergencia al Departamento de Energía para evitar el cierre de las plantas de carbón y prolongar su vida. A su vez, el líder republicano ha ordenado al Departamento de Justicia que identifique todas aquellas regulaciones estatales o locales que, por sensibilidad climática, perjudican la extracción y explotación del carbón. Su voluntad final es poner freno a la legislación medioambiental progresista de estados gobernados por los demócratas y aflojar así los límites de contaminación.
Esta medida da un giro de 180 grados al declive constante en su uso que EEUU ha apoyado durante los últimos 15 años. Y es que el «limpio y hermoso» carbón del que habla Trump es el combustible fóssil que más contribuye al cambio climático cuando se quema, pues expulsa a la atmósfera grandes emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal motor del calentamiento global.
Impulsar la IA
Trump apuesta por el carbón para satisfacer la creciente demanda de electricidad que acarreará su pretendido «resurgimiento de la fabricación nacional», el retorno de parte de la cadena de producción global a territorio estadounidense. Sin embargo, su polémica medida no se entiende sin el auge comercial de la IA. La orden ejecutiva especifica que entre sus principales propósitos está abastecer la construcción de centros de datos, cruciales para el despliegue de una tecnología que concentra cada vez más inversiones de los gigantes del sector, que la ven como un caballo ganador. «Necesitamos la IA, toda esta nueva tecnología que está entrando en funcionamiento», dijo Trump.
Esta medida permitirá que, en un plazo de 60 días, el gabinete trumpista identifique «las regiones en las que la infraestructura basada en el carbón está disponible y es adecuada para apoyar los centros de datos de IA» y amplíe las ya existentes con el fin de «satisfacer las necesidades de electricidad de las operaciones de IA y computación de alto rendimiento».
Tarea complicada
Más allá de las promesas de Trump, el renacimiento de este mineral puede ser una quimera. Invertir casi 20 años de declive será una tarea árdua. La mayoría de empresas de servicios públicos del país, apunta The New York Times, ya han cerrado cientos de antiguas centrales de combustión de carbón y han calendarizado de jubilación de casi la mitad de las que aún siguen activas. Aunque Trump puede lograr la prolongación de la vida de ciertas plantas, con el impacto que eso pueda tener, en sus órdenes ejecutivas prácticamente no se propone la creación de nuevas. En 2024, solo el 15% de la electricidad que genera EEUU viene del carbón. El país apuesta desde hace tiempo por fuentes más baratas y menos contaminantes como el gas, la energía eólica o la solar.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí