la ciudad de los colores

Al llegar a Arequipa, la primera impresión es la de una ciudad bañada de luz, donde las construcciones parecen resplandecer bajo el sol gracias al sillar, esa piedra volcánica que le ha valido su sobrenombre de “Ciudad Blanca”. Y, sin embargo, pocas veces un apodo fue tan injusto con una ciudad. Arequipa no es blanca. Arequipa, en realidad, está llena de colores.
Un recorrido pausado por sus calles revela una paleta mucho más rica. Los ocres de sus edificios coloniales, que se fusionan con el marrón de los volcanes que nos vigilan en todo momento. El intenso rojo y el azul perfecto del convento de Santa Catalina. El verde de los campos de cultivo que rodean la ciudad. El color dorado que predomina en los altares de sus numerosas iglesias. Y una infinita gama de colores que salpica sus mercados y su gastronomía.
Historia de Arequipa

Arequipa nació oficialmente el 15 de agosto de 1540, fundada por Garci Manuel de Carvajal bajo órdenes del conquistador Francisco Pizarro. Aunque, por supuesto, la región ya era hogar de culturas prehispánicas que dejaron su huella en la arquitectura y tradiciones de la región.
Cuenta la leyenda que el origen del nombre “Arequipa” proviene de la historia de Mayta Cápac, el cuarto inca. Al llegar al valle del río Chili, un grupo de sus acompañantes quedó maravillado con la belleza y la fertilidad del lugar. Estos súbditos pidieron permiso al inca para asentarse allí, a lo que él respondió “Ari qipay”, que en quechua significa “Sí, quedaos”.
Y es que la ciudad, rodeada por los imponentes volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu, fue gracias a esta tierra volcánica un lugar muy fértil. Esta región se asienta sobre un terreno que ha recibido cenizas y otros depósitos de erupciones a lo largo de miles de años, especialmente del volcán Misti. Sus cenizas enriquecieron el suelo, favoreciendo la agricultura y la vida en el valle del río Chili, donde se encuentra la ciudad.
Panorámicas de los volcanes que rodean Arequipa
Durante los siglos XVI y XVII, Arequipa se consolidó como un importante centro económico y social. La ciudad creció gracias a su estratégica ubicación en las rutas comerciales que conectaban el sur de Perú con otros territorios coloniales y su papel en la exportación de productos agrícolas y ganaderos. Las acequias y canales de riego, algunos construidos por los indígenas antes de la llegada española, se ampliaron y adaptaron para sostener la expansión agrícola, lo que fortaleció la economía local.
En el siglo XVIII, la ciudad se convirtió en un punto clave para el aprovisionamiento de vino, aguardiente y otros productos necesarios para la vida colonial y la industria minera en el sur andino.
Hoy, Arequipa es la segunda ciudad más poblada de Perú con una población cercana al millón de habitantes y un importante crecimiento demográfico en los últimos años. Saber gestionar ese crecimiento será un importante reto para una ciudad que hasta ahora se había acostumbrado a vivir tranquila bajo la sombra de los volcanes pero que cada vez más reclama su protagonismo en el país.
Un paseo por el centro histórico
Plaza de Armas
La Catedral de Arequipa, que preside la preciosa Plaza de Armas, es la joya arquitectónica de la ciudad y su emblema más reconocido. Construida en el siglo XVI y reconstruida tras varios terremotos, su fachada neoclásica de sillar blanco brilla con esplendor e ilumina una plaza siempre llena de vida. Al entrar nos encontraremos con retablos dorados, impresionantes vitrales y detalles que hacen eco de las influencias europeas que llegaron a la ciudad en la época colonial.
La Plaza de Armas es el epicentro de la vida urbana arequipeña. A cualquier hora del día, observaremos a grupos de amigos conversando animadamente en los bancos y las escaleras de la Catedral. Fotógrafos, con cámaras del siglo pasado, capturando momentos efímeros, ofreciendo retratos a las familias y parejas que pasean por allí. Los vendedores ambulantes añaden color al entorno, ofreciendo artesanías locales bebidas o el típico queso helado, mientras músicos callejeros alegran el ambiente mientras piden algunas monedas.
Frente a la Catedral, en una de sus esquinas, encontramos la Iglesia y el claustro de la Compañía de Jesús. Una obra maestra del barroco mestizo, un estilo arquitectónico que fusiona elementos europeos con motivos indígenas. Su construcción se inició en 1578 por la comunidad jesuita que se asentó en la ciudad y no se terminó hasta 1698.
Compañía de Jesús
La fachada, tallada en sillar, es un testimonio de la habilidad artesanal de la época. Podrías estar horas disfrutando de su profusa decoración, que incluye elementos florales, figuras míticas y símbolos indígenas. El interior de la iglesia es igualmente impresionante. Los retablos, elaborados en madera tallada y recubiertos con pan de oro, destacan por su riqueza y complejidad. Y aún nos queda descubrir su auténtico tesoro: la Capilla de San Ignacio.
Esta sala, que originalmente servía como sacristía, está decorado con unos impresionantes murales, en las paredes y la cúpula, que se han conservado con una intensidad cromática sorprendente. Cuatro evangelistas en cada una de las cuatro pechinas de la cúpula y una sucesión infinita de elementos tropicales como enredaderas, flores y frutas exóticas, aves legendarias … llenan todo el espacio. Un espectáculo visual que no te esperas.
El monasterio de Santa Catalina: Una ciudad dentro de la ciudad
Monasterio de Santa Catalina
Ningún paseo por Arequipa estaría completo sin visitar el Monasterio de Santa Catalina. Fundado en 1579, este convento es un microcosmos amurallado con calles estrechas y patios decorados con flores y murales coloridos. El monasterio ocupa una superficie de aproximadamente 20.000 metros cuadrados y se distribuye en calles y plazas, convirtiéndose en una auténtica ciudad dentro de la ciudad. Sus muros de hasta 4 metros de altura protegieron y encerraron durante siglos a las monjas de clausura que lo habitaban y que solían provenir de familias nobles.
Perderse por sus callejuelas es un paseo cautivador entre paredes de colores vibrantes como el rojo o el azul que contrastan con patios llenos de flores o los árboles frutales. La visita la podemos hacer acompañados de alguna de las voluntarias que trabajan en el convento e incluye el acceso a las celdas de las monjas, las antiguas cocinas, con sus paredes tiznadas del humo, o la lavandería de 1770, con su original sistema de acequias.
En el centro de la vida espiritual del monasterio se encuentra la iglesia, construida alrededor de 1660, que alberga un altar dedicado a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, una de las figuras más importantes del convento, beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1985.
Museo Santuarios Andinos
El Museo Santuarios Andinos es famoso por albergar a la “Dama de Ampato”, conocida cariñosamente como Juanita. Este museo, inaugurado en 1997, se dedica a la preservación y exhibición de artefactos arqueológicos relacionados con las ceremonias religiosas de las culturas andinas, especialmente de la época incaica.
Bajo el figurado nombre de Juanita encontramos una momia congelada de una niña inca que fue sacrificada hace más de 500 años en el volcán Ampato, a una altitud de aproximadamente 6.380 metros. Su descubrimiento en 1995 por el antropólogo Johan Reinhard y el alpinista Miguel Zárate proporcionó una visión invaluable de las prácticas rituales de los incas, particularmente del ritual conocido como Capacocha, que consistía en el sacrificio de niños a las deidades de las montañas para asegurar la prosperidad y el equilibrio en el mundo.
El excelente estado de conservación de Juanita se debe a las bajas temperaturas de la montaña, lo que ha permitido a los investigadores estudiar detalles como su vestimenta, la dieta que practicaba y detalles de su salud. Los análisis revelaron que tenía entre 12 y 14 años al momento de su muerte y que fue seleccionada por su belleza y pureza, características valoradas en las ofrendas humanas de la época. En total, el museo alberga 14 momias, aunque no se exhiben para asegurar su conservación.
Capacocha: un ritual cruel que estaba lleno de significados
El Capacocha fue uno de los rituales más significativos del Imperio Inca, practicado entre los siglos XIII y XVI. Este rito consistía en el sacrificio de niños y adolescentes, seleccionados por su belleza y pureza, como ofrenda a las deidades andinas, especialmente al dios Viracocha.
La ceremonia se realizaba en momentos destacados, como la muerte o ascensión de un emperador, cuando sucedían desastres naturales o para asegurar buenas cosechas. Los niños, provenientes de diversas regiones del imperio, eran llevados a Cuzco para participar en rituales y luego trasladados a santuarios en altas montañas, donde eran sacrificados y enterrados con ofrendas como textiles, cerámicas y alimentos.
El hallazgo de momias congeladas en montañas andinas, como la “Dama de Ampato” o “Juanita”, ha proporcionado información valiosa sobre este ritual. El Capacocha refleja la profunda conexión de los incas con su entorno natural y su cosmovisión, donde los sacrificios humanos eran vistos como actos necesarios para mantener el equilibrio y la armonía con los dioses.
El mercado de San Camilo: colores, olores y sabores
Mercado de San Camilo
Si la Catedral y el Monasterio muestran la cara histórica y espiritual de Arequipa, el Mercado de San Camilo revela su lado más auténtico y humano. Caminando entre sus puestos te sumerges en una infinita colección de frutas exóticas, especias y productos frescos. Las chirimoyas, las lúcumas y los ajíes de todos los colores parecen competir en intensidad, mientras los vendedores, amables y llenos de energía, ofrecen anécdotas y recomendaciones para ganarse la confianza de los clientes habituales mientras los turistas paseamos entre ellos como si, de algún modo, fuéramos invisibles.
Inaugurado en 1938, su estructura fue diseñada por el estudio de Gustave Eiffel, lo que le confiere un valor arquitectónico significativo por el cual ha sido reconocido como Patrimonio Histórico Monumental. Es el lugar perfecto para degustar algunos de los platos más típicos de la gastronomía arequipeña, de la que hablaremos más adelante. No puedes irte sin parar en el pasillo de los zumos de frutas, que te prepararán al momento en cualquiera de los numerosos puestos. Lo mejor es que te dejes recomendar.
Los otros distritos de Arequipa
Yanahuara
“No se nace en vano al pie de un volcán”, reza una frase sobre uno de los arcos del mirador de Yanahuara. Estamos en el otro distrito más turístico de la ciudad, gracias fundamentalmente a este mirador que nos ofrece una de las vistas más bonitas del volcán Misti y sus dos hermanos. Está adornado con arcos de sillar en los que se inscriben frases de ilustres arequipeños y es uno de los lugares más fotografiados de Arequipa. Justo al lado, la iglesia de San Juan Bautista, construida en el siglo XVIII, es una de las iglesias barrocas más bonitas de la ciudad.
Considerado el barrio más antiguo de Arequipa, San Lázaro es el lugar donde se asentaron los primeros habitantes españoles de la ciudad. Sus estrechas calles empedradas, pasajes y pequeñas plazas están rodeadas de casas construidas en sillar, creando un precioso conjunto. El barrio es un laberinto de callejones con nombres evocadores como el “Callejón del Diablo” o el “Callejón de Bayonetas”, cada uno con historias y leyendas propias. También es el lugar de moda en Arequipa y el sitio perfecto para descubrir cervecerías artesanales, galerías de arte o los hostels más animados.
Arequipa
Viajamos al norte de la ciudad para llegar al distrito de Cayma, conocido como “El Balcón de Arequipa” debido a las impresionantes vistas que ofrece de la ciudad y de los volcanes circundantes. La plaza principal de Cayma es un punto de encuentro para locales y visitantes, rodeada de restaurantes que ofrecen la deliciosa gastronomía arequipeña. La iglesia de San Miguel Arcángel, construida en el siglo XVIII, es una joya arquitectónica que destaca por su fachada de sillar y su interior decorado con retablos dorados. Cayma también es famoso por sus festividades religiosas, especialmente la fiesta de la Virgen de la Candelaria, que atrae a numerosos fieles cada año.
Paucarpata, cuyo nombre significa “Andenes Floridos” en quechua, es otro de los distritos históricos de la ciudad, como se demuestra cuando descubrimos las terrazas agrícolas prehispánicas que aún se utilizan para el cultivo. Estas andenerías son testimonio de la ingeniería agrícola de las culturas preincaicas que habitaron la región. La iglesia de San Sebastián, construida en el siglo XVII, es otro de los atractivos del barrio.
En los alrededores de Arequipa
Mansión del Fundador
En los alrededores de Arequipa encontramos dos visitas muy interesantes para conocer su pasado colonial: el Molino de Sabandía y la Mansión del Fundador. Ubicado en el distrito de Sabandía, a unos 10 kilómetros al sureste del centro de Arequipa, este molino es una construcción que data de 1621 y aún conserva su mecanismo original, movido por la fuerza del agua de un manantial cercano. La visita incluye un paseo por el entorno natural que rodea al molino, con árboles centenarios, una cascada y algunos animales domésticos que eran habituales en la vida agrícola del arequipeño.
Un poco más lejos, a 12 kilómetros al sur de Arequipa, en el distrito de Jacobo Hunter, se encuentra la Mansión del Fundador. Esta casona virreinal, construida en el siglo XVI, fue la residencia de Garcí Manuel de Carbajal, fundador de la ciudad en 1540. La mansión es un ejemplo notable de la arquitectura civil arequipeña, elaborada casi en su totalidad en sillar, con gruesos muros y cubiertas de bóveda.
La estructura incluye una capilla, patios principales y secundarios, y amplios salones que reflejan la opulencia de la época. Los interiores están decorados con mobiliario de la época, pinturas coloniales y otros objetos históricos que te transportan a los siglos XVIII y XIX.
Gastronomía arequipeña
Gastronomía arequipeña
La gastronomía de Arequipa es una de las más ricas y variadas del país, combinando tradiciones andinas, españolas y africanas. Entre los platos emblemáticos de la región se encuentra el rocoto relleno, un pimiento picante relleno de carne, queso y especias, horneado y servido con pastel de papa. Otro plato destacado es el chupe de camarones, una sopa espesa preparada con camarones de río, papas, maíz, habas y ají, enriquecida con leche y queso. El cuy chactado, una preparación de conejillo de indias frito, es también tradicional en la zona.
Unos restaurantes muy característicos de Arequipa son las picanterías, establecimientos tradicionales donde se sirven estos y otros platos típicos. Una de las más recomendadas por mi parte es Sabor Caymeño, ubicada en el distrito de Cayma. Este restaurante, regentado desde hace décadas por la entrañable señora María, es famoso por su adobo arequipeño, un guiso de cerdo marinado en chicha de jora, ají panca y especias, cocido lentamente hasta alcanzar una textura tierna y un sabor profundo.
El adobo se sirve tradicionalmente los domingos por la mañana, acompañado de pan y, en ocasiones, de una bebida caliente llamada “té piteado”. Un desayuno, sin duda, bastante contundente pero delicioso.
Imposible irse de Arequipa sin probar su famoso queso helado que, pese a su nombre, no lleva nada de queso. Es un dulce cremoso elaborado con leche, canela y coco rallado, que se sirve frío y es ideal para refrescarse en los días soleados de la ciudad.
Dónde comer:
Pero, además, en Arequipa podemos encontrar una completísima oferta de restaurantes de cocina internacional y de autor, muchos de los cuales han ido surgiendo en los últimos años y ocupan preciosos edificios coloniales.
- Zig Zag: Este restaurante es famoso por su fusión de sabores alpinos y andinos, ofreciendo carnes y pescados cocinados en piedra volcánica.
- Chicha por Gastón Acurio: Bajo la firma del prestigioso chef peruano Gastón Acurio, este establecimiento rinde homenaje a la cocina arequipeña con platos tradicionales presentados de manera contemporánea, utilizando ingredientes locales de alta calidad.
- La Nueva Palomino: Para quienes buscan una experiencia más tradicional, esta picantería emblemática ofrece platos típicos como el rocoto relleno y el adobo, preparados siguiendo recetas ancestrales que han pasado de generación en generación.
- Claustro: Este restaurante combina la cocina italiana con toques peruanos, ubicado en un espectacular edificio histórico.
- Sol de Mayo: Fundado en 1910, es uno de los restaurantes más antiguos de Arequipa. Ofrece una amplia variedad de platos típicos arequipeños en un ambiente tradicional y acogedor.
- El Tío Darío: Ubicado en el distrito de Yanahuara, este restaurante es conocido por sus platos de mariscos y pescados frescos, combinando sabores tradicionales con presentaciones modernas en un patio encantador.
- Dimas: Ofrece una propuesta gastronómica que fusiona la cocina peruana con técnicas contemporáneas, destacando por su ambiente elegante y atención al detalle.
Excursiones con Giardino Tours:
Giardino Tours es una reconocida agencia de viajes peruana con más de 26 años de experiencia en la organización de tours y paquetes turísticos en Arequipa y otras regiones del Perú. Su compromiso con la calidad y la satisfacción del cliente la ha posicionado como una de las principales opciones para quienes desean explorar la riqueza cultural y natural del país. Desde Arequipa, Giardino Tours ofrece una variedad de excursiones diseñadas para satisfacer diferentes intereses y preferencias.
El más popular incluye la visita al Valle del Colca, una de las excursiones más populares que ofrece la agencia. Este tour lleva a los viajeros a través de paisajes impresionantes, permitiéndoles descubrir uno de los cañones más profundos del mundo. Además, se pueden observar los famosos cóndores andinos en vuelo, un espectáculo natural que deja sin aliento. El recorrido incluye paradas en pintorescos pueblos andinos, como Chivay y Yanque, donde los visitantes pueden sumergirse en la cultura local y relajarse en las aguas termales.
Otra propuesta interesante es el tour de picanterías, una experiencia culinaria única que permite a los visitantes degustar la gastronomía tradicional de Arequipa. Durante este recorrido, se visitan picanterías emblemáticas donde se sirven platos típicos como el rocoto relleno, el adobo y el chupe de camarones.
La agencia también organiza tours urbanos como el recorrido por el centro histórico de Arequipa, donde se visitan los distritos de Cayma y Yanahuara, las canteras de Añashuayco y el mercado de San Camilo, brindando una inmersión en la vida cotidiana de la ciudad. Además, hay opciones de tours más personalizados y a pie para quienes buscan un contacto más íntimo con la arquitectura colonial y la atmósfera de la ciudad.
Giardino Tours garantiza siempre el trabajo con guías profesionales y transporte seguro, ofreciendo así la manera más completa y auténtica de descubrir la esencia de Arequipa.
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