Ha sido muy complejo, pero no una pesadilla
Al final abandonaron Libia el día que tenían previsto. La empresaria asturiana Begoña Fernández Costales y los otros ocho integrantes de la misión comercial española atrapada en Trípoli al desatarse una guerra entre milicias, salió a las nueve de la noche de este jueves del aeropuerto de Misrata en un avión fletado por las embajadas española e italiana con destino a Roma. «Ha sido una evacuación compleja. Viajamos de Trípoli a Misrata, donde está el aeropuerto, en un convoy por tierra organizado por la embajada», explicó. No hubo ningún problema en este desplazamiento, quizá el momento más crítico.
«Estamos muy tranquilos, no hemos notado peligro para nuestra integridad, a pesar del fuego cruzado, no ha sido ‘una pesadilla’. En la embajada nos han cuidado super bien, igual que en el hotel», señaló la empresaria asturiana. En un vídeo elaborado por ella en la mañana de este miércoles, había indicado que, sobre las dos de la madrugada, le había despertado la explosión de una bomba. Los miembros de la delegación se refugiaron en el sótano del hotel, hasta que por la tarde pudieron ser escoltados hasta la embajada española.
El organizador de este viaje, Roberto Barros, director de Internacional de la Cambra de Tarragona, indicaba poco antes de salir hacia Roma: «Ha sido complicado, pero hemos contado con la colaboración inestimable del embajador Javier Soria y su segundo en la embajada, Álvaro Bordallo, que se han desvivido para que nosotros pudiéramos salir del país lo más rápido posible. A pesar de todas las dificultades, los empresarios están contentos, han hecho muy buenas reuniones y siguen pensado en regresar si la situación no se enrarece. La hospitalidad de la gente y las empresas ha sido fantástica. Ha sido una experiencia complicada, pero ha salido bien».
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