Una multitud reclama en las calles de Argentina la libertad de Cristina Kirchner
«Duplicaste la clase media», «señores jueces, la voluntad popular no se proscribe», «por los derechos que supimos conquistar». La plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno de Argentina, y sus inmediaciones se pobló de carteles y proclamas. Escrituras urgentes de una multitud que pidió lo que por estos momentos es política y jurídicamente imposible: la libertad de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien comenzó a cumplir el martes pasado en su domicilio una condena de seis años de cárcel. Los miles de personas que desfilaron por el centro de la ciudad de Buenos Aires y dan cuenta de la fractura que atraviesa al país: son lo que no tienen ninguna duda que es inocente en la causa que se siguió por actos de corrupción en la obra pública durante mientras estuvo en el poder, entre 2007 y 2015. Sostienen que ella es una «presa política». La «otra» Argentina invierte los términos y habla de una «política presa», convencida de que su responsabilidad en los delitos que se le imputaron ha sido demostrada.
La prisión domiciliaria de la exmandataria supone un punto en la historia institucional de este país. Incluso sectores que desconfían de la ética de Fernández de Kirchner reconocen que se ha convertido en una excepción a la regla de la impunidad que ha beneficiado a otros jefes de Estado, entre ellos Mauricio Macri.
Fernández de Kirchner ha avisado que no acepta un ostracismo por decisión judicial. «¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda (un chiste), pero no…». Sus abogados quieren saber cuál es la frontera de sus posibilidades de expresión en el apartamento que habita en el barrio de Monserrat, en el sur de la capital. «Por eso le preguntamos al Tribunal que aclare, por favor, qué comportamiento se encuentra prohibido», hizo saber la expresidenta, quien no solo quiere saludar a sus seguidores, sino mejorar la conectividad del servicio de internet porque piensa realizar un programa de streaming semanal para fijar sus posiciones políticas. Hasta el momento, sigue siendo la principal autoridad del Partido Justicialista (PJ, peronismo).
Los letrados de Fernández de Kirchner enviaron un documento al Tribunal Oral Federal N° 2 para saber con precisión aquello su clienta tiene prohibido hacer. La justicia la había recomendado «abstenerse» de «adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario y/o alterar la convivencia pacífica de sus habitantes». Los abogados quieren que se aclaren «los alcances» de la restricción de una dirigente condenada y que tiene una tobillera electrónica. El edificio y la manzana que se ha convertido en uno de los centros de gravedad política también reproducen las divisiones sociales.Estánn los «vecinos con Cristina» y quienes sienten que se les ha duplicado el aborrecimiento por la constante procesión de hombres y mujeres.
Emociones contrapuestas
La relación de los argentinos con la expresidenta es profundamente emocional: se la ama, muchas veces de manera acrítica, y se la odia con la misma intensidad e indiferencia a cualquier tipo de argumento. En la Plaza de Mayo se expresó el país de los afectos. La ministra de Seguridad, Seguridad Patricia Bullrich activó un protocolo de efectos intimidantes para aquellos que llegaron a la capital de los populosos alrededores. La Policía Federal detuvo buses, exigió documentación a los choferes, pero también revisó mochilas y bolsillos de los pasajeros y hasta les tomó fotografías. Hubo casos en que los uniformados obligaron a quitarse las zapatillas. Semejantes escenas remiten a las épocas oscuras de este país. «Esto sucede en la Argentina de Javier Milei, en un país totalmente injusto, tenemos que estar en la calle, es tremenda la cantidad de gente que se ha dado cita», dijo el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. «Todo anda mal, la economía y la libertad. Quieren disciplinar a los que piensan distinto».
De esos micros o a pie, los kirchneristas se fueron acercando a las cercanías de la sede del Ejecutivo. «¡Vamos a volver, vamos a volver! «, gritaron unos. «La mafia no va a poder», aseguraron otros. «Yegua, nunca mascota», se cantó también.
Visita de Lula
El caso de Fernández de Kirchner tiene a la vez impacto regional. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva visitará a su excolega durante la primera semana de julio, anunció un diputado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Paulo Pimenta. El legislador arribó a la ciudad de Buenos Aires para acompañar la movilización y dijo que Lula vendrá a «transmitir personalmente a ella su cariño y solidaridad». El peronismo respaldó enfáticamente al líder del PT durante su casi año y medio de prisión. Lula tiene muy malas relaciones con el ultraderechista Milei. Los presidentes de México y Colombia, Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum, habían expresado previamente el rechazo a la condena de la mujer más querida y despreciada de Argentina.
La causa judicial que provocó la detención domiciliaria de Fernández de Kirchner no ha concluido y puede provocar otros remezones. El Tribunal Supremo calculó que los hechos ilícitos en la obra pública provocaron un perjuicio millonario al Estado y que deberá ser compensado con los bienes de la exmandataria y los otras personas que han sido sentenciadas.
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