El mundo tiene más de 122 millones de desplazados forzosos, el doble que hace una década
Ya son más de 122 millones las personas desplazadas forzosamente en el mundo, una cifra alarmante que equivale a la población de España, Portugal y Francia juntas. Las guerras abiertas y las crisis humanitarias que se derivan han empeorado las condiciones de vida en tantos países hasta el punto que la cifra de desplazados duplica la de hace una década, confirmando una tendencia al alza desde 2012, según el último informe de ACNUR publicado por el Día Mundial del Refugiado. La mitad de los desplazados internos son mujeres y niños.
«Estamos en un momento muy delicado», explica Paula Barrachina, portavoz de ACNUR, a EL PERIÓDICO. «Las relaciones internacionales son más volátiles y se multiplican los conflictos. Hacen falta soluciones políticas y financiación, que ha disminuido de forma alarmante», advierte. Y es que entre los países de los que huye la población se cuentan las grandes guerras de Gaza y Ucrania, así como conflictos que llevan décadas sin resolverse, como Siria o Afganistán, y países olvidados de África, con Sudán como máximo exponente de violencia actualmente. Sin embargo, al contrario de la creencia de que en Europa y EEUU es donde se producen más llegadas.
Los países ricos no son los que más acogen
La mayoría de desplazados forzosos tratan de quedarse cerca de su lugar de origen, con la esperanza de volver. El 60% permanece dentro de su propio país, y de los que se deciden a cruzar una frontera (y se convierten, por definición, en refugiados), el 67% se queda en países vecinos, que sufren al menos un impacto colateral del conflicto y, por tanto, habitualmente no son los más estables políticamente ni los más opulentos en cuanto a renta. Esto se traduce en que el 73% de todos los refugiados del mundo están acogidos por países con ingresos bajos o medios.
“Los datos aclaran la falsa percepción de que todas las personas quieren llegar a Europa. Nada más lejos de la realidad», subraya Barrachina. Por ejemplo, el Sahel Central cuenta con 3,5 millones de personas desplazadas, un 89% más que en 2020, debido al aumento de los conflictos. De estos, más del 75% son desplazados internos: 2,1 millones en Burkina Faso, 412.000 en Níger y 361.000 en Mali. Son los países vecinos a los que están en conflicto los que acogen en primera instancia a los que huyen, como sucede en Turquía, Irán, Pakistán o Colombia.
Los refugiados sudaneses llegan a la frontera con el Chad huyendo de la violencia / Andrew McConnell/ ACNUR
Retornos forzosos
Aunque en 2024 hubo algunos avances —con el regreso de 500.000 refugiados y 1,2 millones de desplazados internos—, las condiciones de retorno siguen siendo muy precarias: falta de seguridad, de vivienda y de servicios básicos. «Vemos también señales de esperanza», señala Barrachina, pero añade: “Muchos de los retornos se han desarrollado en un contexto político y de seguridad complicado”.
Uno de los pocos datos positivos del informe está en los retornos. En 2024, 1,6 millones de refugiados regresaron a sus países, junto con 8,2 millones de desplazados internos que pudieron volver a sus comunidades. Es el mayor volumen de retornos desde principios de los 2000.
Pero la buena noticia tiene letra pequeña. ACNUR advierte que esta tendencia podría frenarse en seco el próximo año. «Esta buena noticia puede que no se prolongue en el tiempo, porque se prevé una fuerte disminución de las plazas de reasentamiento en 2025 debido a la suspensión del programa de EEUU«, alerta Barrachina. El reasentamiento es una vía esencial para personas con necesidades especiales, y su recorte afectará sobre todo a mujeres, niños y víctimas de violencia.
Conflictos enquistados
De entre los países donde la población pasa a necesitar asilo o ayuda internacional destacan Siria (19.100 personas por cada 100.000 habitantes), Venezuela (18.000 personas por cada 100.000 habitantes) y Sudán del Sur (16.000 personas por cada 100.000 habitantes). Mientras, en la Franja de Gaza, el conflicto ha desplazado a más del 90% de la población civil, más de dos millones de personas fuera de sus hogares.
Las cifras del informe de ACNUR muestran un patrón que se repite: los conflictos se alargan, las soluciones políticas no llegan y la ayuda escasea. «Detrás de cada número hay una historia de sufrimiento humano», recordó esta semana el Alto Comisionado, Filippo Grandi. «Estas cifras no deberían normalizarse«.
El conflicto en Sudán, prácticamente ignorado por la comunidad internacional, ha provocado el mayor aumento de desplazados del último año. Desde abril de 2023, más de 14 millones de personas han huido de sus hogares por los combates entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido. Solo en Darfur del Norte, el ataque al campo de Zamzam obligó a escapar al 80% de sus 400.000 habitantes en cuestión de días.
Otras crisis siguen lejos de resolverse. Siria, con 13,5 millones de desplazados, mantiene el fastuoso récord de ser el país con más población forzada a huir. En Afganistán, 10,3 millones siguen sin poder volver a casa. A esto se suma que muchos de los más de tres millones de retornos fueron forzados. Solo desde septiembre, Pakistán ha deportado a más de 350.000 personas, en un contexto que ACNUR considera «muy preocupante«.
Falta de financiación
Mientras el número de personas desplazadas se dispara, la financiación humanitaria se estanca o incluso cae. El presupuesto disponible de ACNUR ronda los 3.400 millones de dólares, prácticamente el mismo que hace diez años, aunque hoy haya el doble de desplazados que entonces.
En 2024 se logró reubicar a 188.800 personas en terceros países, un 19% más que el año anterior. Pero la perspectiva para 2025 no es optimista. La suspensión del programa estadounidense, que históricamente lideraba el número de plazas, pone en jaque toda la arquitectura del reasentamiento. Si otros países no asumen el relevo, miles de personas vulnerables quedarán atrapadas sin opciones seguras.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí