Torelló celebra 75 años de burbujas nacidas en el corazón del Penedès
Torelló, una de las bodegas del Penedès que forman parte de la marca colectiva de espumosos de calidad Corpinnat, celebra este año dos significativas efemérides: 75 años de la elaboración de su primera botella de vino espumoso y 630 años documentados de historia familiar en la finca Can Martí, en Gelida (Alt Penedès).
Para celebrarlo, la empresa presidida por Ernestina Torelló acaba de lanzar al mercado una edición especial que rinde homenaje a los orígenes de la casa: el ‘Torelló 75 Aniversario Brut 2018’, una botella conmemorativa que, según la bodega, «encapsula siete décadas de esfuerzo, innovación y fidelidad al territorio».
Torelló ha elaborado únicamente 1.700 botellas de este espumoso — a las que se suman 300 de tamaño mágnum (de 1,5 litros)—, fruto de uvas ecológicas de las tres variedades tradicionales cosechadas en 2018 en la finca de Can Martí. Nace con una crianza de 75 meses en botella, uno por cada año de historia que se conmemora. En el caso de los mágnums, la vendimia fue la de 2017.
Según Paco de la Rosa Torelló, enólogo de la bodega, el ‘coupage’ que se ha utilizado contiene en un 57% uvas de la variedad ‘Xarel·lo’, en un 23% de la variedad Macabeo y en un 20% de la variedad Parellada. «Nuestra magia es ser capaces de hacer un vino fresco como este con uvas de la vendimia de 2017 o 2018. Apostar por las largas crianzas y por hacer un vino de narices como este solo es posible teniendo un viñedo de narices, como el que tenemos», apunta el experto enólogo.
La botella conmemorativa del 75 aniversario de Torelló, de edición limitada. / Torelló
El diseño de la botella del 75 aniversario ha sido desarrollado por el estudio de Enric Aguilera, y se inspira en la primera botella de espumoso embotellada por la casa en 1951, con una réplica fiel y un estuche exclusivo que refuerzan su carácter de pieza de coleccionista. En la etiqueta se otorga todo el protagonismo a una réplica de la firma de Francesc Torelló, padre de Ernestina Torelló y abuelo de los hermanos Paco y Toni de la Rosa Torelló, quienes están hoy al frente de la bodega.
Este doble aniversario representa mucho más que un hito cronológico: es un reconocimiento a generaciones de viticultores que han cultivado la tierra y apostado por la calidad como valor fundamental
«Esta botella no solo es una celebración del pasado, sino también una declaración de futuro. Simboliza el compromiso de la familia Torelló con la calidad, el respeto por el entorno y la voluntad de seguir elaborando espumosos que sean referentes del Penedès y del mundo», explica la empresa, que elabora anualmente 400.000 botellas de espumosos Corpinnat y 150.000 botellas de vino tranquilo amparadas por la DO Penedès. Este volumen convierte a Torelló en la tercera mayor bodega de Corpinnat, por detrás de Gramona y Llopart.
Catalunya absorbe el 60% de las ventas de Torelló, que vende otro 20% en el resto de España y un 20% en el mercado exterior. El objetivo que se ha fijado la familia Torelló es que las exportaciones generen el 50% de su volumen de negocio en los próximos años.
«Este doble aniversario representa mucho más que un hito cronológico: es un reconocimiento a generaciones de viticultores que han cultivado la tierra, perfeccionado los métodos y apostado por la calidad como valor fundamental. Hoy, Torelló es sinónimo de vino espumoso de larga crianza, con una presencia consolidada tanto en el mercado catalán como internacional», señala la firma de Gelida.
Vista general de Bodega Torelló, en Gelida. / Torelló
De cuando le llamaban champán
El primer espumoso Torelló fue elaborado en 1951 por Francesc Torelló i Casanovas y su esposa Josefa Llopart i Mir, miembros de la 20ª generación de la finca Can Martí. En una época marcada por la posguerra y las dificultades económicas, el matrimonio Torelló Llopart decidió redirigir la actividad agrícola familiar hacia la elaboración de espumosos o “champanes”, una apuesta visionaria que no solo consolidaría la marca, sino que contribuiría decisivamente a la historia del vino catalán. Entonces, las botellas se etiquetaban como “vino criado en cava” o llevaban la mención “méthode champenoise”, hasta que se estableció la DO Cava, de la que Torelló formó parte hasta 2019, año en el que se convirtió en miembro fundador de Corpinnat, asociación de bodegas especializadas en la elaboración de espumosos de larga crianza procedentes de uvas ecológicas de fincas del corazón del Penedès.
Francesc Torelló empezó elaborando espumosos para más de treinta bodegas de la zona, a partir de la uva de la propia finca Can Martí. Las botellas se vendían sin etiqueta, pero con la calidad y exigencia que caracterizarían el proyecto a lo largo de las décadas. Con el tiempo, Torelló empezaría a embotellar con marca propia, poniendo en valor el territorio, la familia y una forma de entender la viticultura basada en el respeto por el producto y el paisaje.
Con 630 años de historia a las espaldas
En 2025, Torelló no solo conmemora 75 años de su primera vendimia dedicada al vino espumoso, sino también un hito extraordinario: los 630 años de documentación ininterrumpida de la finca Can Martí, en el Alt Penedès.
El origen documentado de Can Martí se remonta al 17 de junio de 1395, fecha del primer pergamino conservado en el archivo familiar Torelló. En este documento fundacional, el Señor de Gelida concedía en enfiteusis el Mas de la Torrevella —nombre medieval de la actual Can Martí— a Jaume Miquel, antepasado directo por línea materna de la generación actual. La concesión incluía “todas sus casas, edificios, campos, viñas, tierras, bosques, huertos, aguas, acueductos, derechos y pertenencias”, marcando el inicio de una historia de 23 generaciones consecutivas vinculadas a este enclave privilegiado del Penedès.
Imagen histórica de una cosecha en la granja CAN Martí. / Torelló
El fondo documental que se conserva —con un total de 117 textos originales— es uno de los más ricos del mundo vitivinícola catalán. Se encuentran capbreus, testamentos, cartas de pago, contratos de campesinado, confesiones, pleitos, cesiones y otros documentos que no solo acreditan la propiedad y la transmisión de la finca, sino que documentan una actividad vitícola continuada desde el siglo XIV. En muchos de estos textos se habla explícitamente de viñas, barricas, lagares, uva y vino, convirtiendo el archivo en un testimonio único de la cultura del vino en el país.
«A lo largo de los siglos, el apellido familiar ha evolucionado, pero el vínculo con la viña y la tierra se ha mantenido intacto, dando lugar a la actual marca Torelló Viticultors, sinónimo de calidad, compromiso y sostenibilidad», explican los hermanos De la Rosa Torelló, que velan por «mantener vivo el legado familiar» bajo la atenta mirada y supervisión de su madre, la vital Ernestina Torelló, testigo de la capacidad de la bodega para adaptarse a los tiempos y para consolidar un proyecto enológico que es reconocido por su calidad, sostenibilidad e identidad propia.
Torelló tiene 80 hectáreas de viñedo ecológico. / Torelló
80 hectáreas de viñedo ecológico en el Penedès
Hoy, la Finca Can Martí cuenta con 135 hectáreas, de las cuales 80 están plantadas con viñedo y el resto son bosques, olivos y zonas de biodiversidad. Se cultivan 11 variedades de uva bajo los criterios de viticultura ecológica certificada por el CCPAE, y se cuida activamente la biodiversidad con cubiertas vegetales, abonos orgánicos, control biológico de plagas, cajas nido para abejas y otras prácticas ambientales.
El conjunto de la finca conforma un pequeño ecosistema natural, con más de 30 especies de aves, mamíferos como el zorro, el tejón o el jabalí, así como reptiles, anfibios e insectos polinizadores. Esta riqueza natural refuerza el compromiso de Torelló con una viticultura que protege el paisaje. «Can Martí no es solo un espacio físico: es el alma del proyecto Torelló, un lugar donde pasado, presente y futuro conviven a través de la viña, el paisaje y el respeto por la tierra», destaca con orgullo la familia.
Una exposición con 75 imágenes emblemáticas
Para compartir esta historia singular con el público, Torelló ha inaugurado una exposición documental y fotográfica en sus cavas. La muestra reúne una selección de los documentos más valiosos del archivo —incluyendo el pergamino fundacional de 1395— y los combina con 75 imágenes emblemáticas, una por cada año de espumoso, que explican episodios clave: desde la lucha contra la filoxera hasta la fundación de Corpinnat.
La exposición es un homenaje a la cultura vitivinícola catalana y una invitación a entender por qué, detrás de cada botella Torelló, hay seis siglos de patrimonio vivo
El recorrido se articula en ámbitos temáticos que tratan los orígenes medievales, la evolución agraria, la modernización de la bodega y la proyección internacional de la marca. Un árbol genealógico de 23 generaciones y una línea del tiempo con “75 momentos” complementan la narrativa, subrayando la continuidad familiar y la conexión con la tierra. «Más que un ejercicio de erudición, la exposición es un homenaje a la cultura vitivinícola catalana y una invitación a entender por qué, detrás de cada botella Torelló, hay seis siglos de patrimonio vivo», manifiestan desde la bodega.
Ernestina, la guardiana del legado
Ernestina Torelló i Llopart, nacida en Barcelona en 1942, representa la 21ª generación de la familia propietaria de la Finca y Masía Can Martí. Abogada, viticultora y empresaria, preside Caves Torelló desde 1993. Junto con sus dos hijos, Paco y Toni de la Rosa Torelló —actuales responsables de la bodega— ha sabido dar continuidad a un legado familiar que en 2025 celebra 630 años de historia vitivinícola. Una de sus principales preocupaciones ha sido siempre mantener la cohesión familiar, algo que asegura haber conseguido y que la hace sentir especialmente orgullosa. Ernestina también es vicepresidenta del Cercle del Liceu, desde donde mantiene un firme compromiso con la cultura catalana.
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