Un español en la mesa del rey de Ikea
Un país que aplaude las medallas de sus deportistas y los galardones de intérpretes y creadores debe honrar también a los directivos de empresas con propósito. Es hora de hacerlo, por mucho que disguste a los anticapitalistas avinagrados, con Juvencio Maeztu. Gaditano nacido en 1968, será el consejero delegado y presidente de Ingka, la principal empresa del grupo sueco Ikea. Posee tiendas en 31 países y aporta el 90% del negocio de la mayor empresa de muebles y decoración del mundo. Nunca antes un ejecutivo nacido fuera de Suecia había tomado las riendas. Pero Maeztu, que era director financiero y consejero delegado adjunto de Ingka, ya está acostumbrado a hacer historia. Él y su predecesor en el cargo, Jesper Brodin, fueron la primera generación que dirigió la empresa sin la presencia del fundador de Ikea, Ingvar Kamprad, con quien coincidieron un tiempo.
Licenciado en Económicas y Empresariales por su ciudad natal y formado en IESE y Harvard, es hijo del que fuera presidente de Caja Cádiz (hoy integrada en Unicaja), el fallecido Juvencio Maeztu y Gregorio de Tejada. Aunque lleva más de la mitad de su vida fuera de Cádiz, navega y vuelve a menudo a Andalucía con su mujer Carmen, que entró a trabajar en Ikea antes que él, y sus dos hijos.
El ascenso de Maeztu amplía el reducido grupo de españoles que dirigen grandes multinacionales, como Ramón Laguarta (consejero delegado de PepsiCo), Joaquín Duato (consejero delegado de Johnson &Johnson) y Enrique Lores (consejero delegado de HP).
Exportar ejecutivos a lo más alto de empresas tan globales es una buena noticia para la economía y para el conjunto del país. España gana prestigio como cantera de talento, refuerza sus conexiones internacionales y, además, puede beneficiarse de intercambios con las multinacionales que dirigen. La diversidad geográfica empieza a ser recíproca y bancos como Santander y BBVA cuentan con consejeros delegados nacidos en México (Héctor Grisi) y Turquía (Onur Genç), respectivamente. Que vaya a más.
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