el presidente más anciano del mundo con 92 años
Bajo el largo mandato de Paul Biya, se han conseguido algunos logros importantes para Camerún, como la ampliación de la red de escuelas públicas o la anexión definitiva de la península de Bakassi, un territorio estratégico para su importantes reservas de petróleo. Estos éxitos, sin embargo, contrastan con la realidad cotidiana que enfrenta la nación africana después de más de cuatro décadas con el mismo líder al mando.
Sin embargo, el panorama general dista mucho de ser alentador. El país está inmerso en profundo estancamiento económicocon una tasa de desempleo que golpea especialmente a los jóvenes: el 40% de los menores de 35 años no tienen trabajo. Esta situación se ve agravada por un clima de represión política que ensombrece la vida cotidiana de sus ciudadanos.
Al frente de esta compleja realidad sigue Paul Biya, de 92 años, que ocupa el poder desde 1982 y acaba de revalidar su cargo para un polémico octavo mandato con el 54% de los votos. La corrupción es otro de los mayores lastres del país, hecho que denuncian organizaciones como Transparencia Internacional y que lo sitúa entre las naciones más corruptas del mundo.
Un gobierno remoto y tensiones familiares
De hecho, una de las señas de identidad de su presidencia es su peculiar forma de gobernar. Biya es conocida por pasar largas temporadas fuera de Camerúncon especial predilección por los hoteles de lujo en Suiza. Las estimaciones apuntan a que, hasta 2018, el presidente habría acumulado un mínimo de cuatro años y medio de estancias en el exterior por motivos privados.
A esta peculiar gestión se suman las tensiones en su propio círculo familiar. Si bien su segunda esposa, Chantal, es 38 años menor que él, fue su hija Brenda, de 28 años, la protagonista de la última polémica. En 2024 se declaró públicamente lesbiana en un país donde la homosexualidad está castigada con penas de hasta cinco años de la cárcel.
Por si fuera poco, el Gobierno camerunés debe afrontar dos frentes de guerra abiertos que amenazan la estabilidad del territorio. En el oeste lucha contra una insurgencia separatista, mientras que en el norte la amenaza constante la representa el grupo terrorista Boko Haram, dibujando un escenario de notable complejidad para el líder más longevo del planeta.
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