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la versión del rey emérito sobre sus operaciones opacas con Mario Conde y Javier de la Rosa

la versión del rey emérito sobre sus operaciones opacas con Mario Conde y Javier de la Rosa
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  • Publishedoctubre 30, 2025



Juan Carlos I ha regresado a España para un reconocimiento médico en Vitoria, su primera parada antes de viajar a Portugal y, posteriormente, a Sanxenxo el 5 de noviembre. Una fecha simbólica: ese mismo día se publicaron en Francia sus memorias, en las que el rey emérito intenta reescribir su legadoo con tono de confesión y autocrítica, aunque sin asumir responsabilidades concretas.

En el libro, el monarca reflexiona sobre los escándalos que marcaron los últimos años de su reinado y su salida de España, y admite haber cometido «errores por amor» y dejarse llevar por las «malas compañías».

«Estaba ciego ante cierto entorno malicioso»escribe Juan Carlos I, en un relato en el que se describe más como víctima de su propio contexto que como responsable de las irregularidades que le sucedieron.

El emérito alude a un círculo de empresarios y financieros que le habrían empujado a realizar operaciones opacas. Entre ellos, menciona indirectamente Mario Conde y Javier de la Rosados figuras condenadas por corrupción y vinculadas a los años de esplendor económico del monarca.

«Tuve la debilidad de confiar en los empresarios que me presentaron y de ceder a lo que hoy percibo como presiones, hasta que me encontré en medio de un desastre financiero eso está fuera de mi alcance», admite.

Sin nombrarlos directamente, Afirma sentirse «decepcionado» por quienes –según su versión– se aprovecharon de su nombre y cargo.

«Me dejé aconsejar por algunos hombres de negocios personas sin escrúpulos que actuaron en mi nombre, pero sobre todo en beneficio propio», afirma el emérito.

En sus memorias, Juan Carlos I sí menciona explícitamente la difunto rey Abdullah de Arabia Sauditade donde admite haber recibido obsequios y dinero –unos cien millones de dólares– que terminaron bajo investigación judicial.

«Un generoso regalo del difunto rey Abdullah de Arabia Saudita, un hermano (…) Cien millones de dólares es una suma considerable. Un regalo que no podía rechazar», explica. calificándolo de «grave error» y un malentendido sobre los límites entre la cortesía diplomática y los compromisos legales.

Ahora, línea tras línea, el emérito se esfuerza por limpiar su imagenatribuyendo sus caídas a la confianza, la ingenuidad y la influencia de su entorno. Un intento de redención pública que coincide con su regreso a España y que, según su propio relato, busca cerrar el círculo de una vida marcada por la gloria, el exceso y la sombra de la corrupción.

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