Lituania ha dicho basta. El Gobierno báltico ha decidido tomar medidas y ha anunciado que no dudará en derribar cualquier globo que viole su espacio aéreo, una medida drástica que se complementa con el cierre de la mayoría de sus pasos fronterizos con Bielorrusia. Se trata de una respuesta contundente a lo que ya se considera una crisis de seguridad aérea y territorial en plena regla, provocado por una serie de incursiones no autorizadas que han puesto en jaque las operaciones del país.

De hecho, la paciencia de las autoridades lituanas se ha agotado tras el último episodio, que obligó al aeropuerto de la capital, Vilna, a suspender toda su actividad. Lo más alarmante es que éste no es un incidente aislado; es la sexta vez en un mes que la presencia de estos misteriosos globos obligue a un cierre forzoso, con el consiguiente caos para el tráfico aéreo y los pasajeros. Una situación que se ha vuelto insostenible.

Sin embargo, detrás de estos aparentes globos meteorológicos se esconde una realidad mucho más terrenal y criminal. Una investigación sobre un hecho idéntico, ocurrido la noche del 22 al 23 de octubre, descubrió el ingenioso método: los globos eran en realidad un vehículo para contrabando de cigarrillos de la vecina Bielorrusia. Información que apunta directamente a las redes criminales que operan al otro lado de la frontera.

Una pelea diplomática con el régimen de Minsk

En este contexto, las acusaciones del Ejecutivo lituano van más allá de los contrabandistas y apuntan directamente al Gobierno de Aleksandr Lukashenko. Vilna critica abiertamente lo que considera la pasividad del gobierno de Minsk a la hora de controlar su territorio y frenar actividades ilegales que están teniendo consecuencias directas en la seguridad de un país vecino, deteriorando unas relaciones diplomáticas que ya de por sí eran complejas.

Por todas estas razones, la repetición de estos incidentes ha abrumado a la diplomacia lituana. El último y cierre forzoso del aeropuerto Ha sido el colmo que ha empujado al Gobierno a adoptar una posición de máxima firmeza. La amenaza de demolición y control fronterizo pretende asfixiar estas rutas de contrabando y enviar un mensaje inequívoco a Bielorrusia: la soberanía de Lituania no es negociable.