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la lucha de los pequeños empresarios en Picanya y Aldaia un año después de la DANA

la lucha de los pequeños empresarios en Picanya y Aldaia un año después de la DANA
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  • Publishednoviembre 1, 2025



El periodista Luis Calero ha visitado las localidades valencianas de Picaña y Aldaia, quienes hace un año sufrieron los embates de la DANA, para conocer cómo es la vida allí luego de que el agua y el barro cobraran 237 vidas e innumerables negocios y hogares. En concreto, Calero ha podido conocer las historias de David y Batistaque están llenos de contrastes.

En el caso de David, que regenta un bar en PicanyaLa DANA el 29 de octubre de 2024 lo pilló trabajando. Tuvo que salir lo mejor que pudo y Sólo salvó un microondas que «estaba a temperatura alta». Como él mismo explicó, tuvieron que volver a “rehacer el piso, las paredes” e incluso “comprar todo nuevo”, ya que “no quedaba nada”. De hecho, un año después todavía hay humedad en las paredes. En tu ubicación, El agua alcanzó una altura de un metro y medio. “Llegué ese día a las cinco de la mañana y vi como iba bajando el agua y es que «No lo podías creer, todo lo que estaba viendo no tenía sentido».recordó.

Todo el esfuerzo para reabrir vio sus frutos en abrilcuando con la ayuda de la gente logró empezar de nuevo. Sin embargo, tienes que cerrarlo. El dueño del local, con quien ya tenía una deuda, le ha demandado y le ha reclamado los seis meses de alquiler que se cerraron gracias a DANA. De hecho, la denuncia fue presentada 12 días después del desastre, cuando aún se encontraba “quitando barro”. «Es mucho dinero que no podemos permitirnos, por eso tenemos que irnos», añadió.

En el caso de Batiste, que encabeza la octava generación de la panadería-horno más antigua de la Comunidad Valenciana con 275 años de historia, el Baixauli, el agua también le pilló trabajando. Su negocio se encuentra a poco menos de 50 metros del Barranco del Poyo y como habrás recordado, “Al principio el agua fluía muy lentamente, pero en cuestión de 25-30 minutos superó los 70 centímetros”. Fue en ese momento que decidió irse, ya que si no «Me iba a quedar aquí». A propósito, logró llegar a la casa de su madre agarrándose de los muros de la calle.

Cuando pudo regresar todo quedó volcado y arruinado, de hecho, ha reconocido que Me preguntaba si reabrir o no.pero fue la ayuda que recibió de la gente lo que lo convenció de hacerlo. Tanto es así, que ha contado cómo la gente del pueblo acudía periódicamente a su establecimiento y le entregaba sobres con dinero y le decía: «Hay que reabrir». Pese a todo, Batiste ha señalado que si a día de hoy siguen abiertos es porque vienen de distintos puntos de España. Han donado la maquinariadado que Hay «mucho dinero que aún no nos ha llegado».

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