Masacres y desapariciones masivas marcan un nuevo capítulo de horror en la guerra civil de Sudán
La crueldad de la última masacre de la guerra civil en Sudán se aprecia incluso desde el aire. Tras la toma de El-Fasher, una urbe de unos 250.000 habitantes, por parte del grupo paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), imágenes satelitales muestran cuerpos sin vida y ausencia de movimiento que “podría indicar que quedan pocos civiles con vida y capaces de escapar”, según el análisis del Laboratorio de Investigación Humanitaria (HRL) de la Universidad de Yale
[–>[–>[–>La caída del último bastión del Ejército sudanés en la ciudad más grande de la región ha desencadenado una huida masiva que la las Naciones Unidas cifra en más de 62.000 personas en solo cuatro días. Sin embargo, organizaciones humanitarias alertan de que muchas menos personas de las esperadas han logrado salir de la sitiada ciudad de Darfur.
[–> [–>[–>[–>[–>[–>La Sudan Doctors Network, una red médica que opera sobre el terreno, cifra en al menos 1.500 los muertos, incluidos 460 en un ataque contra un hospital materno, y decenas de miles los desaparecidos, en medio de ejecuciones sumarias, violencia sexual, secuestros y saqueos perpetrados durante la ofensiva.
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Violencia extrema
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Las imágenes de ejecuciones de civiles que intentaban huir de la ofensiva de las FAR han comenzado a circular en redes sociales, publicadas por los propios combatientes del grupo rebelde. En los vídeos se ve a soldados reteniendo y asesinando a personas desarmadas, así como recorriendo las calles a lomos de camellos, fusil en mano, rematando a los heridos que yacen en el suelo. La cúpula de las FAR ha atribuido estos episodios a acciones aisladas.
[–>[–>[–>No obstante, desde la vecina Tawila, donde la mayoría de desplazados busca refugio, los supervivientes describen un panorama de horror y devastación. “La situación en El-Fasher es terrible: hay cadáveres en las calles y nadie que los entierre”, contó Husein, un superviviente herido por los bombardeos, a AFP.
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«El número de personas que llegaron a Tawila es muy bajo (…) ¿Dónde están esas personas que faltan, que han sobrevivido a meses de hambre y violencia en El Fasher?», advirtió Michel Olivier Lacharité, responsable de emergencias de Médicos Sin Fronteras. “Por lo que nos dicen los pacientes —añadió—, la respuesta más probable y aterradora es que esas personas murieron o fueron perseguidas cuando intentaban huir”.
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[–>Un conflicto de intereses
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La guerra civil que enfrenta a los rebeldes de las FAR contra el Ejército regular de Sudán, ambos acusados de cometer crímenes de guerra, va camino de su cumplir su tercer año y ha provocado una de las mayores crisis de refugiados del mundo, con cuatro millones de refugiados fuera del país y más de ocho millones de desplazados internos. Además del conflicto armado, el hambre y el cambio climático agravan la situación de la población sudanesa en un conflicto olvidado.
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Pese a su escasa presencia en la agenda internacional, la guerra civil de Sudán está lejos de ser un conflicto aislado de intereses internacionales. La estratégica región de Darfur cuenta con una ubicación clave, en la confluencia de las fronteras con Chad, Libia y Sudán del Sur, y con abundantes reservas de oro, una de las principales fuentes de riqueza del país. Más allá de las disputas ideológicas y étnicas, el control de los yacimientos ha sido uno de los motores del conflicto, según un informe de 2024 del Instituto Italiano de Estudios de Política Internacional (ISPI).
[–>[–>[–>La guerra no solo divide al territorio y a la población, sino también a la comunidad internacional. De acuerdo con informes de la ONU, los paramilitares de las FAR han recibido apoyo de Emiratos Árabes Unidos, algo que Abu Dabi niega. Por su parte, el Ejército sudanés ha contado con el respaldo de Egipto, Arabia Saudí, Irán y Turquía.
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