Más de un centenar de muertos en Filipinas por el paso del tifón ‘Kalmaegi’
El tifón ‘Kalmaegi‘ ha dejado ya más de un centenar de muertos en Cebú, la isla centraI de Filipinas, según el recuento oficial apresurado en las horas siguientes, tras causar las mayores inundaciones que se recuerdan en un país que las sufre cada año. Las imágenes muestran lo que eran calles convertidas en ríos de barro, coches arrastrados y volcados, viviendas arruinadas y árboles arrancados. La fuerza de las aguas incluso arrastró los pesados contenedores en los muelles de carga. La desgracia se ha cebado de nuevo con Cebú apenas un mes más tarde de que un terremoto de casi 7 grados en la escala Richter provocara decenas de muertos.
[–>[–>[–>La isla ha concentrado la mayoría de víctimas del tifón. Son 76, según las autoridades locales. En la ciudad de Canlaon, en la isla vecina de Negros, han perecido 12 personas enterradas bajo la tierra volcánica desplazada que se había depositado tras varias erupciones recientes. Entre las víctimas se cuentan también seis militares de un helicóptero accidentado durante las tareas de evacuación. «Cuando perdimos la comunicación con el aparato, rápidamente emprendimos la búsqueda», ha afirmado un alto mando del Ejército, quien aclaró que los cuerpos ya han sido recuperados.
[–> [–>[–>La gobernadora provincial, Pamela Baricuatro, había declarado el martes por la noche el estado de calamidad en Cebú para agilizar las tareas de salvamento. Este miércoles ha afirmado que la situación «carece de precedentes y es devastadora». Siguiendo los protocolos contra los tifones, las autoridades habían ordenado la evacuación de 800.000 personas en las zonas más afectadas. Las previsiones, sin embargo, no fueron suficientes ante la fuerza de la tormenta. Las áreas más céntricas de Cebú recibieron en un día 183 milímetros de agua cuando la media mensual es de apenas 131, según las agencias meteorológicas nacionales. El tifón, bautizado como ‘Tino’ en Filipinas, se debilitó tras tocar la costa en la mañana del martes, pero aún continuó llevando vientos de más de 80 kilómetros por hora.
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«A las cuatro o cinco de la mañana, la corriente del agua era tan fuerte que ni siquiera podías poner un pie fuera. Nada parecido a esto había ocurrido antes», afirmaba Reynaldo Vergara, de 53 años y vecino de Cebú, a la agencia France Press. El tifón se ha llevado las propiedades y los negocios de filipinos esforzados en el día a día y ante los cuales se abre un horizonte tenebroso. Los supervivientes en la ciudad de Talisay se afanaban esta mañana en salvar lo que podían de sus viviendas cubiertas de lodo. «Habíamos trabajado y ahorrado durante años y en un solo instante todo se fue», se lamentaba Eilene Oken a la agencia Reuters.
[–>[–>[–>Temporada de lluvias
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El país del sudeste asiático se suele llevar en cada monzón el peor castigo. Recibe de media unas 20 tormentas y tifones anuales. En este ejercicio ya ha alcanzado ese número y aún quedan meses húmedos por delante, durante los que se esperan entre tres y cinco tormentas más. El supertifón ‘Ragasa’, en septiembre, ya causó 14 muertos y enormes destrozos. Su frecuencia y fuerza crecientes, explican los científicos, se debe al calentamiento global. La mayor temperatura de los océanos cataliza la rápida creación de tormentas y la atmósfera más húmeda incrementa el volumen de las lluvias.
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En Filipinas hace tiempo que muchos piensan que la climatología extrema no es la única culpable. El país, uno de los más deprimidos del sudeste asiático, ha destinado en los últimos años inversiones millonarias a proyectos para el control de inundaciones que no consiguen rebajar los destrozos. La ineficacia de esos «proyectos fantasma», como se les llama a menudo, ha provocado ruidosas manifestaciones de iracundos vecinos que culpan a la enquistada corrupción de la clase política filipina. En el mejor de los casos, son una chapuza; en el peor, sólo existen en el papel. Baricuatro, la gobernadora cebuense, resumía el sentimiento en una entrevista en una televisión local, al desvelar que su equipo no había detectado ni una sola estructura levantada con estándares gubernamentales. «Empiezas a preguntarte por qué estamos sufriendo estas terribles inundaciones aquí cuando tienes 26,6.000 millones de pesos filipinos (casi 400 millones de euros) destinados a proyectos para controlarlas», ha afirmado.
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