Un discípulo del socialista Bernie Sanders gobernará la meca del capitalismo mundial
Las protestas de Occupy Wall Street en 2011 abrieron el camino con las movilizaciones contra la concentración de la riqueza y el poder de las grandes corporaciones. El socialista Bernie Sanders capitalizó después la energía de aquella revuelta popular para construir un movimiento de masas que estuvo a punto de conquistar la nominación demócrata a la Casa Blanca en 2016. Y ahora, casi una década después, uno de sus discípulos gobernará la alcaldía de Nueva York, la meca del capitalismo mundial. Zohran Mamdani se llama. Socialista y musulmán de 34 años, nacido en Uganda, la improbable cuadratura del círculo. «Fue la campaña a la presidencia de Bernie Sanders en 2016 la que me dio el lenguaje del socialismo democrático para describir mi orientación política», explicó en uno de sus mítines el flamante vencedor en las municipales neoyorquinas. «Y fue en el mitin de Bernie en Queensbridge, el 19 de octubre de 2019, donde hice mi primer evento de campaña para la asamblea estatal».
[–>[–>[–>Que el movimiento de Sanders seguía vivo, nadie lo dudaba. Solo hay que fijarse en las miles de personas que han llenado casi invariablemente los aforos de su última gira por el país: ‘Luchando contra la oligarquía’. Y eso que, a sus 84 años, el senador independiente por Vermont ha dejado muy claro que no volverá a competir por la Casa Blanca. Pero, a estas alturas, parece lo de menos. El relevo generacional se abre paso en su movimiento, el gran granero de la izquierda populista demócrata, una etiqueta (populista) que no tiene en EEUU las mismas connotaciones negativas que en Europa. De su paraguas o, como mínimo inspirados por su discurso, salieron Alexandria Ocasio-Cortez, Cori Bush, Rashida Tlaib o Jamal Bowman, todos ellos diputados en el Congreso. Hasta ahora, sin embargo, ninguno había tocado tanto poder como Mamdani. Un hito que servirá para medir fuerzas en la disputa por el alma del Partido Demócrata, todavía controlado por las fuerzas moderadas y neoliberales.
[–> [–>[–>Perdido y desorientado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el partido atraviesa su peor crisis de popularidad de las últimas tres décadas. Solo un 27% de los estadounidenses ve con buenos ojos a la formación de Kamala Harris y Joe Biden, según un sondeo de marzo de NBC News. «Mamdani habla de las mismas cosas que Bernie abordó durante sus campañas presidenciales. Principalmente de justicia económica, así como de rebajar el coste de la vida para el neoyorkino medio, no solo para los muy ricos», afirma a este diario el estratega demócrata, Roger Hickey. «Su victoria demuestra que las bases del partido quiere que los demócratas hagan frente a los grandes desafíos y sean críticos con el poder de las corporaciones y las grandes fortunas». La «clase multimillonaria» u «oligárquica», como la llama Sanders, que al igual que Mamdani prioriza en su discurso las cuestiones socioeconómicas sobre las batallas identitarias o la amenaza que Trump representa para la democracia.
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Trayectorias similares
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El ascenso de uno y otro tiene varios paralelismos. Los dos empezaron sus carreras en la política local o estatal. Sanders, como alcalde de Burlington, la mayor ciudad de Vermont; Mamdani, como diputado en el estado de Nueva York. Y los dos lograron abrirse paso contra todo pronóstico, vadeando la oposición frontal de las élites económicas y políticas, también dentro del Partido Demócrata, que los ve como demasiado radicales y alejados de la tradición estadounidense. Uno y otro financiaron sus campañas con pequeñas donaciones, ayudados a su vez por legiones de voluntarios. Nada menos que 90.000, en el caso de Mamdani. La mayoría jóvenes, la gasolina de sus campañas, una generación con crecientes simpatías hacia el socialismo, según las encuestas.
[–>[–>[–>La diferencia es que el partido acabó ‘haciéndole la cama’ a Sanders en 2016 con maniobras dudosamente democráticas, pero con Mamdani han pinchado. Y eso que, como su mentor, su retórica no deja títere con cabeza. «Estamos ante el precipicio de recuperar esta ciudad de los políticos corruptos y los multimillonarios que los financian», dijo en uno de sus últimos mítines de campaña refiriéndose a su gran rival, el exgobernador Andrew Cuomo, el referente demócrata en la ciudad hasta que los escándalos por acoso sexual y la gestión de la pandemia se cruzaran en su camino.
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Cambio frente al status quo
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Además de sus propuestas para ayudar a las clases medias y pobres a seguir viviendo en una ciudad prohibitiva, Mamdani también ha heredado de Sanders la idea de que el ‘business as usual’ ya no funciona. Trump lo ha demostrado mejor que nadie. «Mamdani no hizo de su campaña una pugna entre progresistas y moderados, sino entre el cambio y el status quo», dijo recientemente Saikat Chakrabarti, quien fuera jefe de gabinete de Ocasio-Cortez y ahora candidato a suceder a Nancy Pelosi como diputado por San Francisco. «La gente está harta del status quo», apostilló.
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[–>Para Sanders, el gran quijote de la política estadounidense, todo son buenas noticias. Su movimiento no solo no ha muerto, sino que se ha regenerado con figuras carismáticas y adaptadas a los tiempos. «Creo que hay un profundo rechazo hacia el establishment político. La gente quiere un cambio verdadero y una victoria importante de Mamdani inspirará a muchos otros en todo el país para luchar por ese cambio», le dijo Sanders a ‘The Nation’ en vísperas de los comicios.
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A los mandamases demócratas en Washington, este tipo de discurso contra las élites, les asusta. No solo creen que espantará a los votantes moderados e independientes, sino que complicará la financiación de sus campañas, regadas a menudo con el dinero de los llamados intereses especiales. A ojos de otros, sin embargo, esa es precisamente una de las lecciones que debería sacar el partido. «Mamdani ha demostrado que puedes competir enfrentándote a los intereses del gran dinero y ser a la vez popular. Esa es una de las lecciones importantes que debería extraer el Partido Demócrata, que sigue jugando con ese miedo para no respaldar a los candidatos progresistas», dice Hickey, el estratega demócrata.
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