un soldado ya no es un desertor, es una emergencia
El Ejército de Estados Unidos ha decidido cambiar sus protocolos de actuación en caso de desaparición de un soldado. La nueva directiva, impulsada tras el revuelo generado por varios casos sonados, busca acelerar drásticamente la respuesta y abandonar la presunción inicial de que el ausente ha desertado voluntariamente. El objetivo es no admitir ningún error: tratar cada desaparición Como potencial emergencia desde el primer minuto, un cambio de mentalidad que pretende proteger la vida de sus tropas.
En concreto, la nueva normativa establece plazos mucho más estrictos para toda la cadena de mando. Los comandantes ahora tendrán un período máximo de tres horas para clasificar a un soldado como «ausente-desconocido» una vez que se conozca su ausencia. En paralelo, la familia del militar deberá ser informada en un plazo que no podrá exceder de ocho horas desde el momento en que se detecte la ausencia, una medida que busca mejorar la comunicación y la transparencia con sus allegados.
Asimismo, establece un ventana de investigación intensiva cuarenta y ocho horas. Durante este período crucial, las unidades tienen la obligación de agotar todas las vías para esclarecer si la ausencia ha sido voluntaria o si, por el contrario, el soldado se encuentra en peligro. Para ello, tal y como detalla la información recogida por Defense News, deberán alertar inmediatamente a la policía militar, registrar el perfil de la persona desaparecida en la base de datos criminal nacional y solicitar la colaboración activa de las autoridades civiles en la búsqueda. Este despliegue de medios es imprescindible para cubrir las extensas zonas que caracterizan a menudo a las bases militares más poderosas del mundo, donde un soldado puede desaparecer fácilmente.
El fin de la presunción de deserción
En este sentido, este nuevo enfoque contrasta frontalmente con la política anterior. Anteriormente, sólo se daban veinticuatro horas antes de que un miembro militar fuera declarado Ausente Sin Permiso (AWOL), una clasificación que a menudo era activación retrasada de recursos de una búsqueda mayor al asumir la voluntariedad de la marcha. Una vez transcurridas las nuevas cuarenta y ocho horas de búsqueda infructuosa, el estado del soldado se actualizará a AWOL o «Duty Status – Whereabouts Unknown» (DUSTWUN), dependiendo de las circunstancias específicas de cada caso.
No en vano, este cambio de rumbo responde directamente a la ola de críticas que se desató tras la gestión de casos como el de la soldado Vanessa Guillén. Una investigación independiente sobre su muerte reveló una «inacción en áreas críticas» y lo que los informes describieron como un “paradigma de negligencia benigna” por parte de la cadena de mando. Se trata de una pasividad que, con la entrada en vigor de la nueva directiva, el ejército estadounidense pretende erradicar completamente de sus filas.
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