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Salvador Nasralla, el líder que desafía al sistema hondureño

Salvador Nasralla, el líder que desafía al sistema hondureño
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  • Publishednoviembre 7, 2025




Desde hace años, el nombre de Salvador Nasralla es sinónimo de integridad, carisma y coherencia en Honduras. Figura mediática, ingeniero de formación y referente moral para millones de ciudadanos, encarna la aspiración de un país que busca reconstruirse desde la honestidad y la modernidad. En 2025 volverá a ser protagonista: aspira a la presidencia con un proyecto que promete romper con la política tradicional y abrir una nueva era de esperanza.

Durante más de cuatro décadas, Nasralla fue una de las voces más reconocidas de la televisión hondureña. Narró Mundiales de fútbol, ​​presentó concursos y entrevistas icónicos y construyó una conexión única con la audiencia. Su rostro es parte del imaginario colectivo, pero detrás del comunicador siempre hubo un ingeniero civil industrial formado en la Universidad Católica de Chile, con maestría en Administración de Empresas y experiencia gerencial en Pepsi.

Esa combinación de rigor técnico y cercanía humana lo preparó, sin saberlo, para un desafío mayor: transformar el país desde la política. Nasralla se define como una «renovador del sistema político»No como un político típico. Hijo de inmigrantes libaneses, representa una generación que valora la ética y la meritocracia por encima del clientelismo.

Un intento presidencial «histórico»

Su primer intento presidencial en 2017 fue histórico: lideró el conteo durante horas ante una polémica apagón del sistema electoral. La OEA reconoció entonces graves irregularidades. «Me robaron en la mesa», repite con tranquilidad, más como recordatorio de una deuda democrática que como queja personal.

Lejos de retirarse, lo volvió a intentar. En 2021 selló una alianza con Xiomara Castro para detener la continuidad de Juan Orlando Hernández. Asumió la vicepresidencia, pero su compromiso con la transparencia le llevó a denunciar lo que considera una apropiación del poder por parte de una élite familiar. «Los pusimos para acabar con la corrupción, y ahora hay que salvar a Honduras», afirma.

La campaña de Nasralla centra buena parte de su discurso en denunciar la concentración de poder y el clientelismo que, según él y varios observadores, caracterizan al actual Ejecutivo. El país centroamericano está gobernado por una familia: Xiomara Castro gobierna desde la Casa Presidencial, Manuel Zelaya mueve los hilos del poder, su hijo Héctor controla áreas claves del Ejecutivo, su hija Xiomara es diputada; y el hermano del expresidente, Carlos Zelaya, es secretario del Congreso. Nasralla la llama «la familia narco» y señala que la candidata oficial, la ex ministra de Hacienda y Defensa Rixi Moncada, es la otra mano que mece la cuna.

Tu propuesta combina orden institucional, desarrollo económico y justicia social. Inspirándose en modelos de seguridad exitosos en la región, propone un Plan de Seguridad Integral con respeto a los derechos humanos, recuperación del territorio y oportunidades de empleo para los jóvenes.

Nasralla también impulsa una Comisión Internacional contra la Corrupción, auditorías públicas con inteligencia artificial, inversión en hospitales, viviendas y carreteras, y un ambicioso plan de industrialización agrícola para fortalecer la economía local y detener la migración.

Con profundas convicciones éticas, Nasralla integra su fe como fuente de motivación y coherencia. su esposa, Iroshka Elviradiputada y ex Miss Honduras, lo acompaña activamente en la campaña. Juntos proyectan una imagen de familia comprometida con el país y con la recuperación de la confianza ciudadana. «Dios tiene sus tiempos», repite; Y añade: «El mío es el tiempo de Honduras».

El favorito del cambio

Las encuestas lo sitúan hoy como el candidato con mayor apoyo entre los jóvenes, empresarios y votantes urbanos. Su mensaje de regeneración política ha resonado en una sociedad cansada de la corrupción y la inseguridad.

Una encuesta reciente del Instituto de Justicia lo sitúa primero en intención de voto, con ventaja sobre los candidatos oficialistas. Nasralla responde con prudencia: «No peleo por un puesto, sino para un país que cree en sí mismo».

Nasralla representa una Honduras abierta al mundo. Defiende la cooperación internacional, la atracción de inversiones responsables y la relación estratégica con España y la UE en áreas clave como las energías renovables, la educación y la modernización institucional. «Europa puede ser un aliado natural en la transformación hondureña», sostiene. Su visión es la de un país que deja atrás el aislamiento integrarse al desarrollo a través de la transparencia y la innovación.

A sus 72 años, Nasralla todavía viste algo rojo.el color del partido liberalpero también un símbolo de pasión y convicción. Su liderazgo no nace del resentimiento, sino del deseo de que Honduras vuelva a creer en sí misma. En una nación donde la política ha sido a menudo sinónimo de desconfianza, Nasralla encarna una idea simple y poderosa: que la honestidad puede ser la fuerza más revolucionaria de todas.



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