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Del fetichismo luego van escalando; es inquietante

Del fetichismo luego van escalando; es inquietante
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  • Publishednoviembre 7, 2025



Lo que empezó como un robo de ropa interior se ha convertido en una historia inquietante. Un encapuchado lleva cinco meses colándose de madrugada en la terraza de dos jóvenes en Barcelona para robarles las bragas colgadas. En las imágenes de las cámaras de seguridad se lo ve acercándose sigilosamente, pasando la mano por encima de la barandilla y agarrando la ropa. En una ocasión, incluso utilizó un trapeador de su propia casa para alcanzarlos.

Las víctimas, Abril y Laia, viven en un sótano de fácil acceso y aseguran que ya no duermen tranquilos. «Vuelve una y otra vez, golpea las ventanas… tenemos miedo», afirman. Los Mossos d’Esquadra llegaron para detener al sospechoso, pero fue puesto en libertad porque, según les explicaron, «como no entra en la casa no hay registro».

Además de la angustia que viven las jóvenes, el caso ha generado alarma entre los expertos. el abogado Bea de Vicente Está despejado: No se trata de una broma, sino de una conducta sexual fetichista que puede ir más allá. «Es muy inquietante. Se llama robo de ropa interior fetichista y hay algo en criminología llamado escalada criminal. El sujeto busca cada vez más estímulos. Empieza con algo que no parece intimidante, como robar bragas, pero luego va subiendo: el voyeur, el exhibicionista, el agresor sexual…», explicó en Más Vale Tarde.

Bea de Vicente advierte de que estas conductas no son inofensivos. «El ladrón se apropia simbólicamente de la sexualidad de la mujer a través de la prenda que roba. Es una forma de dominación, de invasión. Y cuanto más joven es la persona que lo hace, más preocupante es, porque hay más margen de evolución hacia delitos más graves».

El criminólogo recuerda que en España ya se han producido casos similares con condenacomo el de un hombre de unos 50 años en Conil, Cádiz, que entraba en domicilios para llevarse ropa interior femenina. «¿Te das cuenta de lo violento que es entrar a un lugar extraño para llevarse algo tan íntimo?» subraya.

Para Bea de Vicente, el caso de Barcelona encaja en un patrón claro: No se trata de un simple robo, sino del inicio de una conducta sexual desviada que puede intensificarse con el tiempo.. «El fetichismo aumenta entonces y eso es lo que resulta inquietante», concluye.

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