ISRAEL | Israel retiene a civiles palestinos sin cargos en una prisión subterránea donde no ven la luz del día
Privados de la luz del día durante meses, sin noticias del exterior y con apenas comida para sobrevivir. Estas son las condiciones a las que se enfrentan los prisioneros palestinos recluidos en Rakefet, una cárcel subterránea situada dentro del complejo de máxima seguridad de Ramla, al sureste de Tel Aviv, según ha revelado una investigación del diario británico The Guardian.
[–>[–>[–>Entre los reclusos figuran un enfermero de 34 años detenido mientras trabajaba en un hospital en diciembre de 2023 y un joven comerciante de 18 años arrestado en octubre de 2024 al pasar por un puesto de control israelí y que fue puesto en libertad como parte del canje de prisioneros palestinos bajo el acuerdo de alto el fuego del pasado octubre. Ambos describen violencia extrema y torturas, acusaciones que coinciden con las denuncias de organizaciones de derechos humanos y presos palestinos liberados de otros centros penitenciarios de Israel.
[–> [–>[–>El Comité Público contra la Tortura en Israel (PCATI, por sus siglas en inglés), la organización que representa jurídicamente a ambos presos, ha denunciado en el medio británico las condiciones de reclusión en esta prisión, que fue clausurada a mediados de la década de 1980 por ser considerada inhumana y reabierta en 2023 por orden del ministro ultraderechista Itamar Ben-Gvir.
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Torturas únicas
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Las condiciones para los palestinos son «horribles intencionalmente», asegura a The Guardian Tal Steiner, director ejecutivo de PCATI. Las torturas en Rakefet no son exclusivas del centro, el último escándalo que sacude a la sociedad israelí concierne la filtración de un vídeo en el que soldado israelíes violan a una preso palestino en la infame base militar de Sde Teiman, e incluso el Tribunal Supremo de Israel dictaminó este mes que el Estado estaba privando a los prisioneros palestinos de alimentos adecuados.
[–>[–>[–>Sin embargo, la particularidad de Rakefet somete a los presos a condiciones extremas debido a la falta de luz natural, un factor que afecta tanto su salud física como su bienestar psicológico. “Es muy difícil mantenerse íntegro en condiciones tan opresivas y duras”, subrayó Steiner al medio británico.
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Los abogados del PCATI encargados de representar a los detenidos, Janan Abdu y Saja Misherqi Baransi, describieron la sala donde se reunían con los presos con imágenes como la de insectos muertos cubriendo el suelo e inodoros tan sucios que resultaban prácticamente inutilizables. Asimismo, denunciaron la existencia de cámaras que grababan las conversaciones y la presencia constante de guardias cuyo objetivo era impedir que los reclusos preguntaran información sobre el mundo exterior, la guerra en Gaza o sus familiares. “En los casos de los clientes que visitamos, estamos hablando de civiles”, aseguró Abdu al medio británico.
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[–>«El lugar natural de los terroristas»
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Por su parte, los prisioneros describieron celdas diminutas, sin ventanas ni ventilación, diseñadas para tres o cuatro personas, donde con frecuencia sentían dificultad para respirar y se asfixiaban. Contaron a sus abogados que eran víctimas habituales de abusos físicos, incluidos golpes, ataques de perros con bozales de hierro y pisoteos por parte de los guardias. Además, denunciaron la falta de atención médica adecuada y raciones mínimas de comida.
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El tiempo fuera de la celda es extremadamente limitado, restringido a un pequeño espacio subterráneo, a veces solo cinco minutos cada dos días. Los colchones se retiran muy temprano, alrededor de las 4 de la mañana, y no se devuelven hasta entrada la noche, dejando a los detenidos sobre estructuras de hierro la mayor parte del día.
[–>[–>[–>Las duras condiciones fueron las que llevaron a cerrar la prisión en 1985. Rakefet, diseñada inicialmente para un reducido número de reclusos de alta seguridad. Sin embargo, el ministro de seguridad, Itamar Ben-Gvir, ordenó su reapertura tras los ataques del 7 de octubre de 2023 y aseguró que serviría para albergar a la cúpula de Hamás y a combatientes de Hizbulá. En una visita televisada a Rakefet, Ben-Gvir aseguró: «este es el lugar natural de los terroristas, bajo tierra«. Tras su reapertura, ha sido el destino de unos 100 palestinos detenidos en los últimos meses, según datos oficiales obtenidos PCATI y que recoge The Guardian en su investigación.
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