Es un documento único y desconocido
en la historia de viajes de príncipes y monarcas europeosPocos documentos gráficos ofrecen un testimonio tan vívido y preciso como el códice de Cosme III de Medici, heredero al trono de Toscanaque viajó por España, Portugal, Inglaterra, Países Bajos y Francia entre 1668 y 1669. Hasta ahora los estudios se habían centrado en los textos que describían el viaje, pero los dibujos habían pasado desapercibidos, laguna que ahora investiga un equipo internacional liderado por Miguel Taín, profesor de Historia del Arte de la USC.
El códice, conservado en Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia, Se trata de una colección de dos volúmenes de aproximadamente 30 kilos cada uno. Su tamaño hace que la manipulación de estos documentos sea una auténtica tarea de equipo. Taín dice que acceder a los originales requirió dos años de esfuerzo: «Hay imágenes publicadas, pero en formato sello. Los dibujos más pequeños miden un metro de largo por medio metro de ancho, y los más grandes alrededor de dos metros», comenta.
Él viaje de Cosme III No fue un simple viaje turístico: fue una preparación para el ascenso al trono del Gran Ducado de Florencia, una oportunidad para aprender, establecer contactos y, también, documentar lo que vio. De este viaje quedan 257 espectaculares dibujos en tinta negra sobre papel, realizados por Pier Maria Baldi, pintor y arquitecto florentino formado en Roma con Bernini y Pietro da Cortona, que formaba parte del séquito del príncipe.
A partir de estas ilustraciones, 86 representan los pueblos y aldeas de España, grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Granada, Santiago de Compostela o La Coruñahasta pueblos más pequeños como Martorell, Daroca, Écija o Carmona, sin olvidarnos de los vendedores ambulantes y albergues manchegos. “Es una colección encantadora, que nos habla de la España del final del Siglo de Oro con un detalle sorprendente”, afirma Taín.
El interés de Cosme III por España fue Más allá del paisaje y la arquitectura.. «Era el heredero al trono y quería conocer España de primera mano. Trajo a Florencia los productos que amaba: chocolate, caballos de Córdoba, vino andaluz… Incluso trajo miles de vides. Las expediciones partían desde puertos como Barcelona, Málaga y Lisboa», explica Taín.
El proyecto, que reúne a expertos de varias universidades españolas, analiza los dibujos región por región: María Garganté estudia Cataluña y Aragón, Francisco Javier Novo Castilla-La Mancha, Paula Pita Andalucía y Extremadura, y Taín se centra en Galicia y Madrid. “Son 86 dibujos de toda España y nuestro objetivo es completar el estudio en tres años”, comenta. Iniciado en 2024, el proyecto continuará hasta 2027 y ya ha sido presentado en congresos internacionales y en The Conversation, con publicaciones periódicas cada dos meses.
el valor de dibujos reside en tu realismo y precisión documental. Algunas representan ciudades bajo tormentas o fuertes lluvias: en Santiago de Compostela, los robles se doblan con el viento mientras un peregrino avanza con el manto remangado. «Son casi fotográficos. Los bocetos pueden tener pequeños errores, pero la veracidad es impresionante», afirma Taín.
Además, los dibujos permiten verificar la barroquización de las ciudades españolas: iglesias, palacios y plazas son testigos de la transición del gótico al barroco. Algunos edificios representados ya no existen, como el Alcázar Real de Madrid, destruido por un incendio, o el palacio del Buen Retiro, afectado por la invasión napoleónica.
El viaje también tuvo un ccomponente de la devoción religiosa: Cosme III visitó santuarios como el de Montserrat, el de los santos corporales de Daroca, el Sacro Monte de Granada o el de la Almudena de Madrid. Los dibujos reflejan esta espiritualidad; el de Santiago de Compostela, de gran tamaño y ricamente enmarcado, muestra al Apóstol y su peregrino con un detalle casi teatral.
Taín y su equipo combinan la investigación de archivos, el estudio de la cartografía histórica y el rastreo de colecciones florentinas para reconstruir no sólo el itinerario de Cosme, sino también la España del Siglo de Oro y su relación con Italia. “Estamos barajando nuevas tecnologías para su futura difusión, pero primero está la investigación”, subraya.
Para Taín, el códice de Cosme III es un documento único. Mientras que en el siglo XVI Se conservan obras como las de Anton Van den Wyngaerde.“Es algo muy diferente: el realismo, la dedicación, el rigor histórico y la conexión cultural hacen que estos dibujos sean excepcionales”, concluye.
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