El Parlamento de Israel acelera la agenda más radical de Netanyahu: pena de muerte, control de medios y trabas a la justicia
La maquinaria legislativa avanza a toda velocidad en Israel. Hace unas semanas dio inicio la sesión de invierno, la última de la actual Knesset, el Parlamento israelí, antes de las próximas elecciones, previstas inicialmente para el mes de octubre, aunque no se descarta un adelanto. En el estrado y en las calles, los partidos políticos han sacado toda su artillería para empezar a convencer a su electorado. Desde el pleno legislativo, avanzan con proyectos de ley que pueden transformar el país, como la de la pena de muerte para palestinos acusados de terrorismo, o una nueva regulación de los medios de comunicación que los pondría bajo control del Gobierno.
[–>[–>[–>«Se prevé una sesión de invierno muy dramática que no propiciará la unidad, sino una mayor polarización», pronostica la doctora Gayil Talshir, politóloga y experta en tendencias y opinión pública israelí de la Universidad Hebrea de Jerusalén, a este diario. Esta misma semana ha sido prueba de ello. El lunes los parlamentarios aprobaron un proyecto de ley que permite la pena de muerte para los presos palestinos condenados por terrorismo. La iniciativa, que aún tiene que pasar dos votaciones más y que ha sido apoyada por el primer ministro, Binyamín Netanyahu, impone la pena capital a aquellos que maten a israelíes por «motivos nacionalistas», pero no se aplicaría a israelíes que asesinen a palestinos en circunstancias similares.
[–> [–>[–>Concesión a los ultraortodoxos
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A continuación, el martes, la Knesset aprobó otra controvertida ley. La legislación que otorga al gobierno un control significativo sobre las emisoras y otros medios de comunicación ha avanzado gracias al apoyo de los partidos ultraortodoxos a cambio de una contrapartida. Hasta ahora, las formaciones jaredíes habían estado boicoteando a la coalición de Netanyahu, de la que se han retirado debido al estancamiento de la ley que prevendría el reclutamiento militar obligatorio de sus jóvenes estudiantes de las escuelas religiosas. Por ello, los miembros de la coalición han apoyado la primera lectura de un proyecto de ley privado que ampliará la autoridad de los tribunales rabínicos. Esta les permitiría arbitrar disputas civiles, incluidas las relacionadas con la custodia de menores, con el consentimiento de ambas partes.
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De esta forma, el ministro de comunicaciones, Shlomo Karhi, ha logrado que su iniciativa supere la primera lectura en la Knesset. Esta ley reformaría drásticamente el panorama mediático de Israel, al otorgar al gobierno un dominio relevante sobre los medios de radiodifusión, los sitios web de noticias y otros medios de comunicación. El establecimiento de un nuevo consejo regulador, con una mayoría de miembros elegidos por el ministro de comunicaciones, contaría con una serie de facultades sobre los medios de radiodifusión, como la capacidad de imponer fuertes multas. Permitiría de facto la supervisión política del contenido de las emisiones.
[–>[–>[–>«Apoderarse de la prensa libre»
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En su discurso en la Knesset, Karhi acusó a los medios de comunicación de difundir propaganda e incluso de ser responsables del ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. Este proyecto legislativo ha hecho saltar las alarmas de nuevo. «Envuelto en palabras edulcoradas y eslóganes vacíos, el plan de Karhi para apoderarse de la prensa libre está en marcha», ha denunciado el Foro de Canales Israelíes, que representa a las tres principales cadenas israelíes, en un «comunicado de emergencia». La legislación «otorgaría al gobierno control político» sobre el contenido y las transmisiones de noticias, y le permitiría «imponer sanciones y multas para disuadir las críticas o provocar el cierre de medios de comunicación de investigación».
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Previo a su segunda y tercera lectura en la Knesset, el proyecto de ley pasará al Comité de Economía, presidido por el diputado del Likud, David Bitan. Bitan ya bloqueó intentos anteriores de Karhi, como su proyecto de ley para clausurar la emisora pública Kan. A su vez, la fiscal general, Gali Baharav-Miara, se ha opuesto a la iniciativa, advirtiendo que presenta «una preocupación real de grave daño a la libertad de expresión y a la libertad de prensa». Por ello, el asesor legal de la Knesset, Sagit Afik, advirtió antes de su votación que no contaba con la aprobación legalmente requerida de la fiscal general. Baharav-Miara se ha convertido en el enemigo público declarado por parte de los miembros más radicales de la coalición, incluido Netanyahu.
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[–>Dividir el cargo de fiscal general
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Una semana antes de la aprobación de la ley de medios sin su beneplácito, el pleno de la Knesset autorizó otro controvertido proyecto legislativo que busca dividir el cargo de fiscal general de Israel en tres puestos diferentes. Los expertos legales han advertido que esta nueva propuesta legislativa otorgaría un poder sin precedentes al Gobierno sobre su principal adversario legal, ya que serían el primer ministro y el ministro de Justicia quienes nombrarían estas tres nuevas posiciones. Baharav-Miara presentó una opinión legal al Ejecutivo hace unos meses, calificando esta ley de intento de «debilitar las salvaguardias que sustentan el estado de derecho». Durante esta semana, los parlamentarios también han impulsado otro polémico proyecto legislativo que otorga mayor discreción a la policía en la investigación de casos sospechosos de incitación, al tiempo que reduce la supervisión de los fiscales estatales sobre las investigaciones de dichos casos.
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Hace dos semanas, la Knesset votó a favor de dar aprobación preliminar a un proyecto de ley para imponer la soberanía israelí sobre la Cisjordania ocupada, el equivalente a la anexión del territorio palestino, lo que constituiría una flagrante violación del derecho internacional. Pese a la oposición de Netanyahu, el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó a Israel con perder «todo» su apoyo si se anexiona Cisjordania. Todos estos cambios son una prueba de cómo el Parlamento israelí empieza a verse inundado de política electoral. Estas primeras acciones pueden culminar en legislación que ataque el sistema legal, retomando la polémica reforma judicial, y permitiendo al Ejecutivo actual exponer la mayor cantidad de hechos posible, o simplemente en provocaciones políticas y promesas grandilocuentes pero vacías. «Además, la polarización israelí es demasiado profunda para que los diversos espectáculos en la Knesset puedan causar algún tipo de unidad«, concluye la doctora Talshir.
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