Víctor Manuel García Rodríguez «Viti», exportero del Real Oviedo y ganadero: «El recibimiento tras subir a Primera en 1988 superó las expectativas; había llegado a pensar que me retiraría sin jugar en la máxima categoría»
En la trayectoria de Víctor Manuel García Rodríguez, «Viti», (Pruvia-Llanera, 9 de julio de 1959) defendiendo la portería del Real Oviedo hay dos ascensos. En 1978/1979, su primera temporada en el primer equipo, el conjunto carbayón subió a Segunda División, y en 1988 ascendió a Primera. En esa categoría se despidió tras dieciséis años en el Oviedo como futbolista, más una etapa posterior como entrenador de porteros. «Viti» jugó 358 partidos en el Oviedo, de los que 159 fueron en Primera División, 131 en Segunda, 52 en Copa del Rey, 14 en Copa de la Liga de Segunda, trofeo que conquistó en 1985, y dos en competición europea. Tras colgar los guantes se dedicó a la ganadería.
Infancia. «Nací en Pruvia (Llanera) en una familia de ganaderos. Soy hijo único y hasta los 10 años fui a la escuela en el pueblo. Después seguí estudiando en Oviedo, en el colegio Loyola. Allí estuve interno durante dos años y después empecé el Bachiller, pero ya iba desde casa todos los días».
Los inicios en el fútbol.«Con 15 años empecé a jugar en el fútbol federado y mis primeros pasos fueron en el Atlético Lugones, donde estuve dos años entre el juvenil y regional del equipo. En la primera temporada, cuando llevaba muy pocos partidos jugados con el juvenil, me llamó el entrenador del regional, Busby. No podía contar con ninguno de los dos porteros y jugué unos partidos con el regional del Atlético Lugones hasta que cambiaron de entrenador y volví al juvenil».
Baloncesto. «En el Loyola ya jugaba al fútbol, pero también al baloncesto. Cuando marché al Atlético Lugones seguía compaginando los dos deportes, los sábados, el baloncesto con el equipo del colegio, y los domingos, el fútbol. Cuando fiché por el Oviedo juvenil me volqué con el fútbol».
Delantero. «Cuando me incorporé al Atlético Lugones jugué ya como portero, aunque en el pueblo y en colegio era casi siempre delantero. Sin embargo, me veía con más cualidades para ser portero que para ser futbolista de campo y me gustaba jugar en esa posición».
El Oviedo llama a la puerta.«Estuve en el Atlético Lugones hasta que llegaron Juan Mesa y Pichi Naves, del Oviedo, que estaban buscando futbolistas juveniles para hacer el equipo de Liga nacional, que empezaba a funcionar ese año con filiales de los equipos de fútbol profesionales. Tenía 17 años».
La llegada al nuevo equipo. «Al juvenil del Oviedo nos llevaron a cuatro jugadores del Atlético Lugones y de ellos nos quedamos en el equipo de Liga Nacional dos, los porteros, que éramos Manolín y yo. En Liga Nacional estuve una temporada».
El juvenil del equipo carbayón.«Para mí fue un paso muy grande. El Atlético Lugones estaba en la última categoría del Juvenil y llegar al Oviedo era pegar un salto a Liga Nacional, lo que ahora es División de Honor. Era otro mundo, porque salíamos a jugar fuera, a Galicia, a Cantabria y a Castilla y León».
Fin de etapa. «Empecé jugando. Hicimos muy buena temporada. Jugamos la Copa del Rey, para la que se clasificaban los dos primeros, y nos eliminó el Athletic de Bilbao. Habíamos empatado aquí a uno y allí íbamos ganando, pero al final perdimos. Al año siguiente yo cumplía 18 años y no podía seguir en el juvenil».
Cesión al Avilés. «Hice la pretemporada con el primer equipo del Oviedo en Pajares y después me marché cedido al Avilés, donde estuve un año. Cuando concluyó regresé al Oviedo. Era la temporada 1978/ 1979 y permanecí en el equipo dieciséis temporadas».
La mili. «El año en el que hice la pretemporada con el primer equipo del Oviedo estaba en Segunda División. Pero después bajó a Segunda B, categoría en la que militaba cuando regresé de la cesión en el Avilés. En aquel momento, tres jugadores del equipo nos presentamos voluntarios para hacer el servicio militar y lo compaginamos con el fútbol».
El cuartel. «Nos destinaron a Oviedo, mis compañeros fueron al gobierno militar y yo al Milán. Fueron 20 meses, que parecía que no se acababan nunca. Dormía en casa, pero tenía que madrugar. Me levantaba a las cinco de la madrugada para el toque de diana en el cuartel, de donde marchaba sobre las diez de la mañana para entrenar. Y jugar al fútbol era complicado. Entonces no era titular».
Primer ascenso. «Era la temporada 1978/1979. Debuté en un partido de Copa del Rey ante el Santoña en noviembre de 1978 y subimos a Segunda División con mucha suerte. Dependíamos del Unión Popular de Langreo y ya habíamos terminado nuestro partido, que ganamos 1-0, pero tenía que vencer el Langreo al Mirandés en Anduva. Nos marchamos al vestuario sin que el encuentro de Miranda de Ebro hubiese terminado. Entonces llegó la noticia de que había marcado el Langreo y salimos otra vez al campo para celebrarlo».
Sin festejos. «Los que estábamos en la mili hacíamos en aquel momento la instrucción en El Ferral (León) antes de venir para Oviedo. No pudimos celebrar nada porque al acabar el partido tuvimos que marchar a casa y cambiarnos para ir al cuartel».
Segunda División. «En la primera temporada en Segunda División jugué pocos partidos. Estuvimos nueve temporadas en la categoría, con más pena que gloria, en muchas pasándolo regular para mantenernos. Fueron tiempos difíciles».
La afición. «El Oviedo había estado en Primera División y había tenido jugadores de gran calidad como Lángara, Herrerita, Emilín, Sánchez Lage y Paquito. La afición nos exigía subir y cada año aunque empezábamos con buenas perspectivas y hacíamos buenas pretemporadas al llegar la Liga regular no se correspondía con las expectativas generadas. Y hubo momentos difíciles».
Entrenadores. «El primero que tuve en el Oviedo fue Lalo, sustituido después por Diestro y José María para acabar la temporada. Nando Yosu estuvo dos años y luego José Víctor. Volvió José María y también entrenaron al equipo primero Luis Costa y después José Luis Romero y Antonio Ruiz, que fue sustituido en diciembre por Carrete, que estaba con el Vetusta. La siguiente temporada, con Bango como presidente, se fichó a Vicente Miera y fue la temporada que se consiguió el ascenso. Se le trajo con miras, no a ascender ese año, sino a preparar el equipo para subir al año siguiente. Pero ascendimos en esa temporada y Miera siguió otra más. Seguimos en Primera División y en esa categoría me retiré en 1994».
Remodelación del campo de Buenavista. «Se hicieron obras para el Mundial 82, que duraron una temporada y nos colocaron unos vestuarios portátiles detrás de una portería. En la temporada después de disputarse el Mundial el campo estaba impracticable. Quedó horrible. Era un barrizal. Se quedaba el balón parado en el barro, que era pegajoso y olía mal. Solo había un poco de verde en las esquinas. No perdimos ningún partido en casa, pero me preocupaba mucho porque existía el riesgo de que cualquier balón se te quedase y viniese un rival y lo empujase dentro de la portería».
Reestructuración. «En la temporada 1986/1987, con Antonio Ruiz de entrenador primero y después con Carrete, jugamos el playoff de descenso y nos salvamos porque ya sabíamos que se iba a reestructurar la categoría y que no iba a bajar nadie».
El ascenso de 1988. «Fue impresionante. Es un recuerdo que te queda para toda la vida. A pesar de que lo conseguimos fuera de casa, en Mallorca, cuando llegamos aquí, al día siguiente, fue increíble. Antes de aterrizar en Asturias ya vimos que el aeropuerto estaba colapsado. Tardamos tres horas en llegar a Oviedo y había gente hasta en los puentes de la autopista. Sabíamos que había mucho jaleo, pero no pensamos que llegaría a tanto. Era imposible llegar al Ayuntamiento y tenían que ir abriéndonos paso».
La celebración previa en Mallorca. «Cambia mucho de conseguir el ascenso en casa y fuera. Había pocos aficionados del Oviedo en Mallorca y lo celebramos prácticamente solos. Cuando llegamos a Asturias se superaron todas las expectativas. Sentimos el apoyo de la afición como se puede tener en pocos equipos. Me cogió con 29 años después de nueve en Segunda División y una en Segunda B. Llegué a pensar que podría retirarme del fútbol sin jugar en Primera. Era una espina que me iba a quedar. Pero al final estuve seis años».
El desembarco en Primera División. «Lo nuestro es un poco diferente a lo de este año porque teníamos un equipo con bastantes canteranos, que llevábamos varios años juntos. Teníamos un grupo más o menos hecho, que se mantuvo. La mayoría nos quedamos. Hubo pocos fichajes, pero de futbolistas de mucho rendimiento. Fue diferente a esta temporada, en la que se fichó a un equipo entero. Pero, claro, el fútbol de antes y ahora no tiene nada que ver».
Primera temporada en la élite del fútbol español. «No estábamos de la mitad de la tabla para arriba, pero no pasábamos problemas. Sí llegaron después, con un pequeño bajón. Después conseguimos rehacernos y salvamos la temporada bien. En los años posteriores fuimos mejorando hasta que jugamos la UEFA en la temporada 1991/1992».
La UEFA. «Otro de los grandes recuerdos que te quedan. Nos clasificamos en sexta posición y en aquella época no se metían tantos equipos en Europa como ahora. Eran los dos primeros y los tres o cuatro siguientes, dependiendo de quien ganase la Copa del Rey. La final de Copa la disputaron, aquel año, el Mallorca y el Atlético de Madrid y como este ya estaba clasificado para Europa, si ganaba nos metíamos nosotros en la UEFA. Y venció».
El Génova y la moneda. «Nos tocó el Génova. Era aquella una época boyante para el fútbol italiano, con el poderoso Milán de Sacchi. El Génova era uno de los equipos más potentes y, de hecho, llegó después a semifinales. Cuando vino a jugar aquí, al aeropuerto llegaron aviones y aviones de Italia. Detrás de una de las porterías solo había aficionados del Génova. Cuando en la segunda parte tuve que ponerme en esa zona me tiraron una moneda a la cabeza y quedé aturdido. Me abrió una pequeña brecha y estuve un rato tirado en el suelo. Y eso jugando en casa. Era un ambiente terrible».
Ida en Oviedo y vuelta en Génova. «En Oviedo ganamos 1-0, con gol de Bango. Teníamos un equipo muy competitivo y tuvimos nuestras ocasiones. Fuimos a Italia y nos esperaba una buena encerrona. Al autobús le costó llegar al campo porque estaba todo colapsado y tuvimos la mala suerte de dar con un árbitro que no pitó un penalti clarísimo a Berto y que expulsó a Lacatus. En el último minuto perdimos el partido después de jugar durante mucho tiempo con uno menos en un campo que era una caldera. Marcó Skuhravý, que medía cerca de dos metros, y fue una desilusión grande».
Victoria sobre el Dream Team de Cruyff. «En Génova jugamos el jueves y el domingo siguiente nos enfrentábamos al Barcelona en Liga. Era el Dream Team de Johan Cruyff, con Koeman, Stoichkov, Laudrup… Viajamos de Génova a Barcelona sin pasar por Oviedo. Y después del bajón de Italia ganamos al Barcelona 1-2 y recuperamos el ánimo. Así es el fútbol. Ahora miro hacia atrás y creo que si hubiésemos pasado esa eliminatoria con el Génova teníamos posibilidades de llegarbastante lejos. De hecho, al Génova lo eliminó el Ajax en semifinales».
La marcha. «Seguí dos temporadas más después de la de la UEFA. Tras cuatro años como entrenador se fue Irureta en marzo de la temporada 1992/1993 y llegó Antic. En la siguiente siguió y yo lo dejé. Iba a cumplir 35 años y querían que siguiera, pero decidí retirarme».
La ganadería. «Estaba un poco cansado de fútbol y en mi casa siempre hubo ganado, que tenían mis padres y también mis abuelos. Compré más terreno y aumenté la explotación. Me dediqué a la ganadería, a la producción de leche ecológica, y ahora me voy a retirar. Ya tenía que estar jubilado».
Aumento de la explotación. «Mientras jugaba al fútbol ayudaba algo en la ganadería, pero poco. Cuando empecé con la explotación ganadera tenía sobre 20 vacas y la aumenté hasta reunir alrededor de 50. Siempre me gustó el campo, pero cada vez hay más problemas, con la fauna salvaje y la burocracia…».
Técnico. «Estuve de 2001 al 2010 como preparador de porteros, primero con Quique Marigil, cuando se bajó de Primera División, y ahí estuve hasta 2010. Más de un año después de retirarme jugué unos partidos en Lealtad de Villaviciosa, que estaba en Tercera División».
Futbolistas rivales que más le sorprendieron. «El Barcelona de aquella época era espectacular. Jugaban Stoichkov, Laudrup, Romario -un futbolista increíble con una calidad tremenda-, Koeman -que metía un pase de 40 metros a los pies de un compañero- Lineker, Miguel Ángel Nadal, Zubizarreta, Alexanco…».
Entrenadores que dejaron huella. «Miera, con el que conseguimos el ascenso a Primera, e Irureta, con quien nos mantuvimos en la categoría, mejorando la clasificación cada año hasta conseguir jugar la UEFA».
Cambios en el fútbol. «Muchos, empezando por las instalaciones, por los campos, que ahora son alfombras. Y al haber mejores campos técnicamente el fútbol es mejor, y también la calidad de los entrenamientos, que son más específicos. Se entrena diferente dependiendo de la posición que ocupa en el campo cada jugador».
El equipo que ascendió en 1988. «Éramos muchos asturianos, Luis Manuel, Bango, Berto, Paco…, y gente que tenía arraigo como Gorriarán o Elcacho y nos conocíamos de hace tiempo. Había muy buen ambiente y eso es muy importante. No teníamos grandes figuras, pero hacíamos equipo y éramos muy competitivos y difíciles para los adversarios».
La figura del guardameta. El portero ahora está más integrado y participa más del juego del equipo. Antes, si un jugador cedía el balón al portero era mal futbolista. Ahora jugar con el portero es señal de un equipo que toca, que se asocia y que sale jugando de atrás. Cambió mucho. Y ves calentar a los porteros antes del partido y casi le pegan más al balón con el pie que con las manos».
Los últimos porteros del Oviedo. «Fueron los mejores fichajes que hizo. Leo Román hizo un gran año y Aaron Escandell está haciendo una temporada sobresaliente y es un gran dominador del juego con los pies».
Presidentes. «Durante las dieciséis temporadas que estuve en el equipo hubo varios. Entre ellos, Chuché (José María Velasco) que, cuando llegué al Oviedo, al juvenil, nos dio 500 pesetas de prima al ganar al Ensidesa. Fue en la temporada 1976/77. También estuvieron Riesco Morán, García Yagüe, Bango y Eugenio Prieto».
El equipo actual. «Se tuvo que hacer un equipo nuevo y se trajeron futbolistas, parte de ellos sin competición y algunos sin pretemporada. Y eso necesita de tiempo de aclimatación, de conocerse, de que el entrenador les inculque la idea que quiere y en el fútbol hay muy poca paciencia. Y no tiene memoria».
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