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La derecha de Reino Unido aprovecha la guerra de Trump contra la BBC para combatir el «sesgo izquierdista» de la cadena

La derecha de Reino Unido aprovecha la guerra de Trump contra la BBC para combatir el «sesgo izquierdista» de la cadena
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  • Publishednoviembre 15, 2025



viernes pasado donald triunfo llamado por telefono Nigel Farage –el líder de un partido populista de derecha llamado Reforma del Reino Unido– para quejarse de la BBC. “¿Es así como tratas a tu mejor aliado allí?” espetó, en alusión a las buenas relaciones que británicos y estadounidenses mantienen desde hace más de un siglo.

En esa llamada, Trump se hacía eco de un informe interno filtrado unos días antes que explicaba, entre otras cosas, cómo la televisión pública británica había manipulado un discurso pronunciado por Trump el 6 de enero de 2021; el día del famoso asalto al Capitolio. El discurso editado apareció más tarde en un documental emitido una semana antes de las últimas elecciones presidenciales en un programa llamado Panorama.

En la edición publicada por la BBC, el presidente estadounidense aparece diciéndoles a sus seguidores que iba a caminar con ellos hasta el Capitolio para “luchar con uñas y dientes”. De hecho, lo que Trump dijo en ese momento fue que caminaría con ellos hasta el edificio “para hacer oír sus voces de una manera pacífica y patriótica”. Es cierto que “luchar con uñas y dientes” no fue algo que él inventó. Panorama. Trump lo dijo… pero casi una hora después. En resumen: la edición final puede considerarse manipulación.

Unos días después de su conversación con Farage, el presidente estadounidense decidió exigir formalmente a la BBC “una disculpa, una retractación y una compensación”. Si no lo hacía, añadieron sus abogados, fracasaría una demanda que exige mil millones de dólares. Tras una semana de conmoción interna y dos dimisiones, este viernes llegó la disculpa del canal británico. El dinero, sin embargo, no parece estar en camino.

«Aceptamos que nuestra edición creó involuntariamente la idea de que estábamos mostrando una sola sección continua del discurso, en lugar de extractos de diferentes puntos del mismo, y que esto dio la impresión errónea de que el presidente Trump había hecho un llamado directo a la acción violenta», dijo la BBC en la nota de disculpa. Inmediatamente después, sin embargo, la cadena añadió que a pesar de «lamentar profundamente» lo ocurrido, «no estamos totalmente en desacuerdo con que exista base para una demanda por difamación».

Independientemente de cómo evolucione el litigio entre la cadena pública británica y el presidente de Estados Unidos, la derecha británica ha decidido aprovechar la tensión reinante para pasar a la ofensiva.

En los últimos días Farage ha acusado a la BBC de “estar infectada por un sesgo izquierdista” y Kemi Badenochlíder de Partido Conservadorha cargado contra el «sesgo institucional» que arrastra la cadena pública. Una clara alusión a Keir Starmerel Primer Ministro británico, que es de partido laborista.

«No se trata sólo de la manipulación en un documental sobre Donald Trump sino de la forma en que la BBC ha cubierto continuamente temas de sexo y género», explicó Badenoch a la prensa antes de añadir que el canal «es una institución que debemos valorar, pero la única manera de cuidarla es que empiece a tener un poco de humildad y reconozca sus propios errores».

Badenoch también quiso recordar que la BBC está financiada con fondos públicos. Ergo, si Trump –o cualquier otra persona– lo demanda, el costo en última instancia recaerá en los contribuyentes británicos.

“Las amenazas legales de Trump alegando mala prensa se han convertido en un fenómeno común”, señaló hace unos días un analista de la industria de los medios llamado Joel Simón. «Pero en este caso está siendo utilizado como parte de una campaña concertada por los conservadores británicos que buscan desacreditar a la BBC y, en última instancia, recortar su financiación».

el informe interno

Sea como fuere, la última polémica en torno a la televisión pública británica ha desembocado en una de las crisis reputacionales más graves de los últimos tiempos y, en consecuencia, ya le ha costado el puesto al director general, Tim Davisya el jefe de noticias: Deborah Turness.

Todo empezó cuando a principios de la semana pasada el Telégrafo diario –principal periódico conservador del Reino Unido– reprodujo en sus páginas un memorando interno y teóricamente secreto firmado por un ex asesor editorial llamado Michael Prescott.

En su documento Prescott afirma que, después de varios años siendo parte del Comité de normas y directrices editoriales de la BBCNo podía permanecer más callado ante lo que considera “problemas profundos” en la cobertura de temas como Trump, la diversidad racial, las cuestiones de género y la guerra de Gaza.

«Y por lo que he presenciado», escribió Prescott, «me temo que los problemas pueden estar aún más extendidos de lo que sugiere mi resumen».

¿Adiós al mercado estadounidense?

La BBC está considerada el principal medio británico y, además, tiene una diferencia sustancial con otros medios de referencia como la New York Times en los Estados Unidos. Las noticias de la BBC son consumidas por el 74% de los adultos británicos, mientras que las noticias de la BBC son consumidas por el 74% de los adultos británicos. New York Timespara seguir con el mismo ejemplo, no llegan al 25% de los hogares americanos.

A esto hay que sumarle su prestigio internacional. Un prestigio al que ha recurrido en los últimos tiempos para incrementar su presencia en –precisamente– Estados Unidos.

No hace mucho –a principios de este mes– la revista Revista de periodismo de Columbia Explicó en sus páginas que desde 2022 la BBC ha duplicado su presencia en suelo estadounidense. La idea: afianzarse en un ecosistema mediático polarizado al extremo y hacerlo gracias a la falta de interés -argumentó la cadena británica- en tomar partido en una de las dos trincheras ideológicas. Ser, digamos, una especie de árbitro de la información.

“No asumimos una posición ideológica por parte de nuestra audiencia”, le dijo entonces. Kevin Ponniahdirector regional de la BBC para Estados Unidos, para Revista de periodismo de Columbia. «Nuestros periodistas son completamente imparciales».

Poco después de esa declaración, Telégrafo publicó el citado informe Prescott acusando a la cadena precisamente de lo contrario y desde entonces hasta ahora: con una posible demanda multimillonaria sobre sus oficinas e innumerables periodistas que respetan y aman a la BBC -como Sam Caballero en la revista El neoyorquino cualquiera Marina Hyde en Guardián– diciendo que las cosas deberían haberse hecho de otra manera.

“Aunque los expertos jurídicos consideran débil la posibilidad de una demanda de Trump contra la BBC, es posible que el presidente no necesite ganar en los tribunales”, explicó el citado Joel Simon. “Trump podría recurrir a otras estrategias –como, por ejemplo, negar visas o invocar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros– para debilitar las operaciones de la BBC en los Estados Unidos”.



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