La primera directora de orquesta iraní anima a las jóvenes a alimentar su vocación
La directora iraní Paniz Faryoussefi ha hecho historia en Teherán al ponerse al frente de la principal orquesta de la capital en la sala Vahdat, un acontecimiento que marca un hito para la presencia femenina en la música del país. La emoción era palpable en la sala cuando la directora, de 42 años, subió al podio para dirigir a una formación de unos 50 músicos. Vestida con un traje oscuro y una bufanda negra cubriendo su cabello, en cumplimiento de la ley iraní sobre el velo obligatorio, Faryoussefi asumió el liderazgo de un espacio cultural emblemático en un país donde las mujeres continúan enfrentando importantes restricciones.
[–>[–>[–>El gesto adquiere especial relevancia tras las protestas que sacudieron Irán en 2022 por la muerte en detención de una joven kurda arrestada por incumplir el código de vestimenta. Después de aquellos meses de tensión y de la breve guerra entre Irán e Israel el pasado junio, el gobierno ha relajado algunos controles, un cambio perceptible durante el concierto: numerosas mujeres asistieron con la cabeza descubierta, pese a que la obligación legal sigue vigente.
[–> [–>[–>Faryoussefi reconoce haber sentido «una enorme responsabilidad» al subir al escenario y destaca que dirigir «exige tanta energía mental como física». En la sala, muchas jóvenes la animaron, conscientes de estar presenciando un hecho inédito en un país donde las músicas no pueden cantar ante hombres y, en algunas ciudades conservadoras, ni siquiera tocar sobre un escenario.
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Repertorio de Schubert y Sibelius
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Procedente de una familia de artistas y alentada desde niña, la directora insiste en que las jóvenes «deben perseverar y seguir sus sueños». Su orquesta interpretó un repertorio que incluía obras de Schubert, Sibelius y Jachaturián. La directora expresa su deseo de que este avance marque «una nueva era» para las mujeres iraníes y que pierdan el miedo a asumir riesgos, al considerar la música «un portal hacia la emancipación«.
[–>[–>[–>Las dos representaciones en Teherán han atraído a numerosos asistentes, entre ellos hombres que querían mostrar su apoyo. Algunos espectadores, como Saïd Shourabi, subrayan que las mujeres iraníes nunca han tenido la oportunidad de desarrollar plenamente su talento y esperan que este momento sea «el inicio de un movimiento». Otras asistentes, como Fariba Aghaï, celebran que una mujer dirija una orquesta y recuerdan que aún existen grandes limitaciones para que las iraníes canten en público o publiquen sus obras. Aun así, animan a las jóvenes a confiar en sí mismas y a no subestimarse.
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