Esther era menor de edad cuando empezó a salir con su expareja. Después de unos meses llegaron los celos.. «Al principio no me di cuenta de lo que estaba pasando. Pensé que era una tontería de pareja», afirma. Pero poco a poco la obligó a separarse de sus amigos y familiares.

Se enojaba si llegaba tarde del trabajo. «No era consciente de que estaba siendo maltratada psicológicamente hasta que un día estallé», afirma la joven. Es decir, hasta que llegó la violencia. Intentó acabar con su vida.

«Comenzó una discusión y terminó agarrándome e intentando tirarme del balcón. En ese momento abrí los ojos“Continúa Esther. Aun así, tardó un par de días en atreverse a denunciar, y después vinieron los meses más duros.

«A raíz de eso empecé a no poder salir sola, no poder ducharse estando solo en casa. Todo llega en ese momento», recuerda. Le llevó tres años superarlo: «No se trata de contarlo todo detalladamente, sino de tener a alguien que, pase lo que pase, estará a tu lado».