aluvión de demandas en Argentina para solicitar la ciudadanía española
El sol pica fuerte en la calle Guido de la ciudad de Buenos Aires, en el coquetísimo Barrio Norte donde coexisten por la fuerza de los hechos los negocios de consumo suntuario, los apartamentos afrancesados y la gente que duerme en la calle. Una cola de unas 30 personas se ha formado a las puertas del consulado de España. Hombres y mujeres esperan ser atendidos antes de que finalice el tiempo para gestionar la ciudadanía a través de la Ley de Memoria Democrática, conocida también como Ley de Nietos.
[–>[–>[–>El próximo miércoles se dejan de recibir las solicitudes. Dora Evangelista aguarda ser atendida en medio de un calor inusual de primavera. Su abuela nació en Oviedo “allá por 1908, creo”. Esa imprecisión es un signo de que el tiempo ha pasado. De hecho, ella es abuela, y si ha resuelto tolerar el sol a las 14 horas, cuando raspa la piel, es por sus hijos y, especialmente sus nietos, «para que ellos puedan obtener el pasaporte, yo ya soy una persona mayor, y además ya soy ciudadana italiana». El abuelo de Nicolás Maña provino de León. Dice, como muchos detrás o delante de él, que quiere obtener el beneficio «por las dudas».
[–> [–>[–>Cola en el consulado español en Buenos Aires. / Abel Gilbert
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«Es descomunal, no tiene otro nombre la demanda«, dice el cónsul José María Ridao. Diplomático de carrera, licenciado en Filología Árabe y autor de ensayos como ‘Apología de Erasmo’ y ‘La elección de la barbarie’, puede en parte respirar tranquilo porque en la actualidad, y gracias a la tecnología, las colas son en un punto marginal si se las comparan con las escenas de 2002, cuando, tras el desplome del Gobierno y el modelo económico neoliberal, centenares de personas se agolpaban a diario alrededor del consulado, al punto de pasar la noche en sus inmediaciones, a veces levantando tiendas en la acera o recostados en tumbonas.
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10.000 correos diarios
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El consulado ha llegado a recibir unos 10.000 correos diarios a partir del momento en que comenzó a regir la ley. El sistema permitió una respuesta eficaz de un 95% a quienes luego han hecho los trámites en línea. Las personas que ahora forman una fila ya tienen un turno asignado y una gestión en proceso. «Desde el 21 de octubre del 2022 hay 200.000 expedientes físicos. Debemos recibir 425.000«. Ridao ha sido cónsul en Washington y París. Nada se compara a la situación que debe gestionar. “La ley de memoria es un antes y después en el sistema consular”.
[–>[–>[–>Uno de los aspectos de la ley contempla a los nacidos fuera de España de padre o madre, abuelo o abuela, que originariamente hubieran sido españoles, y que, como consecuencia de debido a razones políticas hubieran perdido o renunciado a la nacionalidad. La palabra «exilio» o el recuerdo familiar de una «guerra civil» y un lastre del pasado no forman parte de las explicaciones de las personas que aguardan su turno. Sentada en la modesta terraza del bar Crocante, lindante con el edificio consular, Nancy Rodríguez calma su garganta con agua mineral. Las razones de acogerse a la ley son del orden práctico. «Por si puedo viajar, conocer, más adelante, porque de mi familia no queda nadie allá».
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El consulado no tiene herramientas para determinar qué y cuántas personas se han ido a España. “Lo que sí podemos constatar que las peticiones duplican o triplican a las de Caracas o La Habana y a una mucha distancia de esas ciudades. No podemos saber tampoco si hacen los trámites son razones sentimentales o de otro tipo. Lo que sí puedo decir es que el esfuerzo del consulado es el del más grande del mundo. El personal está muy comprometido en sacar la ley. Se necesitarán cuantiosos recursos para abordar esta solicitud tan enorme».
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La familia Meolans: los bisabuelos, abuelos, padre y tía de Ignacio Meolons, que solicita la ciudadanía / Abel Gilbert / Abe
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Ignacio Parodi tiene 60 años. Su abuelo vino de Andalucía. Ha pasado por este proceso, que llama «asignatura pendiente«. Se siente unido a España por «una cuestión cultural, religiosa, afectiva» y siempre tuvo la intención de obtener la ciudadanía que antes solo beneficiaba a sus padres. «Tengo cinco hijos, también quiero pasarles la nacionalidad porque bueno, Argentina hace cinco décadas que está complicada». Dice al respecto su hermana Claudia: «no es solo una cuestión de conveniencia sino de identificación con lo que es toda la cultura hispánica que realmente aprecio». Ignacio Meolans también reivindica las razones sentimentales, una historia que remite a Alfoz, Galicia, y que ha llegado a Buenos Aires como parte de un torrente de millones cuyas generaciones posteriores empezaron a partir de los años setenta, y por distintas razones, a volver la vista hacia el punto de origen. Ir allá, sugiere, es también sentirse en casa.
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