INHABILITACIÓN DE GARCÍA ORTIZ | Sánchez arranca su gira africana mientras el Gobierno acelera el proceso para relevar al fiscal general
Durante la visita del jefe del Ejecutivo a Río de Janeiro (Brasil) para participar en la cumbre del G20, en noviembre del pasado año, el juez instructor de la causa contra Begoña Gómez reclamó a la policía judicial investigar las cuentas corrientes de la esposa del presidente del Gobierno. Ahora, coincidiendo con el arranque de su gira africana, que tendrá su primera parada en la cumbre del G20 este fin de semana en Johannesburgo (Sudáfrica), el perfil internacional vuelve a quedar enterrado bajo la condena de inhabilitación al fiscal general por parte del Supremo. El jefe del Ejecutivo, además, deberá compaginar una agenda que se extenderá hasta el lunes para participar en la cumbre de la Unión Africana-UE en Luanda (Angola), con el proceso para el relevo al frente de la Fiscalía General del Estado.
[–>[–>[–>En Moncloa quieren acelerar el relevo, aunque evitan por el momento confirmar que podrá consumarse en el Consejo de Ministros del próximo martes y sostienen que hay que esperar a la sentencia. La primera comparecencia ante los medios en la que Sánchez deberá abordar este asunto será el próximo domingo, tras la cumbre del G20. Los aldabonazos judiciales al Gobierno se están convirtiendo en protagonistas de sus ruedas de prensa desde el extranjero, amplificando fuera de España un mensaje de choque entre poderes y de problemas judiciales en entorno del Ejecutivo.
[–> [–>[–>No fue casual que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lanzase un mensaje a través de sus redes sociales tras conocerse la sentencia denunciando que “no se concibe en una democracia libre utilizar los medios del Estado para hacer política delinquiendo, y todo a costa de un particular», en referencia a su pareja, Alberto González Amador. «Toda la prensa internacional recoge el fallo del Supremo”, remarcaba para concluir que «hoy el mundo sabe lo que está pasando en España».
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Los problemas domésticos de Sánchez, sin embargo, no dejan de ser anecdóticos si se comparan con el convulsionado panorama internacional que tendrá en este G20 un fiel reflejo. Desde que Pedro Sánchez acudió en 2018 a su primer G20 en Buenos Aires (Argentina) el escenario geopolítico ha dado un peligroso vuelco. Los ‘sherpas’ que acompañaron entonces al presidente del Gobierno y están preparando la que será su octava cumbre del grupo de los veinte este fin de semana en Johannesburgo, dan cuenta de una nueva realidad basada en la fragmentación y la complejidad para llegar a consensos de mínimos.
[–>[–>[–>Hasta el punto de que la cita se cerrará sin una declaración conjunta. Por primera vez, además, se quedará una silla vacía. Nada más y nada menos que la de EEUU, mientras que China, Rusia, India o Argentina se han puesto de perfil y sus delegaciones no las encabezarán sus presidentes o primeros ministros. En este escenario, Sánchez acude con el mensaje prioritario de que al menos se den pasos atrás y tratar de fijar las líneas maestras de su agenda internacional, con especial atención a la “agenda de Sevilla”. El camino se está desandando desde la invasión rusa de Ucrania y se ha acelerado con la llegada de Trump a la presidencia de EEUU.
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Los principios básicos trazados en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU, que acogió la capital andaluza el pasado mes de julio, plantean mecanismos para aliviar la carga de la deuda y hacer más progresivos y eficaces los sistemas fiscales. Según avanzan sus colaboradores, Sánchez hará hincapié en esta agenda social en la lucha contra pobreza y apuntan a la sintonía con la presidencia sudafricana para incluirlo en su informe.
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[–>Presencia garantizada
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Junto a esta prioridad, las señas de identidad del multilateralismo, la defensa del derecho internacional o la lucha contra la emergencia climática. Posiciones conservadoras para, al menos, evitar pasos atrás ante al escepticismo de grandes potencias. De ahí que la delegación española haya apostado por no forzar una declaración de mínimos, dado los riesgos de que impusiese una narrativa contraria a estos principios.
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El propio hecho de que la cumbre se celebre en África es para el Gobierno un hito importante para impulsar su objetivo de poner el foco en la ayuda a desarrollo. También para situar al continente dentro de una conversación mundial en la que suele ser ignorado.
[–>[–>[–>De antemano, lo poco que tiene que celebrar el Gobierno de cara a la cumbre del G20 es la mención de España en el informe de la presencia de su membresía como invitado permanente. Una referencia que han querido blindar los negociadores del Ejecutivo para garantizarla en un contexto en el que todo lo que se daba por hecho es susceptible de revisión. Más, si cabe, después de cumplirse el ciclo de veinte presidencia, por lo que la próxima cumbre volverá a celebrarse en EEUU. Algunos diplomáticos incluso celebran que EEUU asuma la próxima presidencia y no renuncie a celebrar la cumbre.
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