Una marcha blanca y silenciosa se celebró este sábado en las calles de Marsella y otras ciudades de Francia en protesta por un asesinato que ha conmocionado al país. La de Mehdi Kessaci, un joven de 20 años asesinado el día 13 por mafias del narcotráfico. Un crimen que se interpreta como un ataque al Estado francés con mucho simbolismo ya que su hermano, Amine Kessaci, es un conocido activista que ha luchado contra el narcotráfico desde que perdió a otro hermano mayor a causa de las drogas y vive desde hace años bajo protección policial debido a las amenazas en su contra. Mehdi Kessaci fue asesinado a tiros a plena luz del día en una rotonda por dos individuos que circulaban en una motocicleta cerca del centro de la segunda ciudad de Francia.

Bajo el lema «Justicia para Mehdi, 20 años, que murió por nada», la marcha ha reunido a varios rostros conocidos de la política francesa, diputados y alcaldes tanto de derecha como de izquierda. La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, o la portavoz del Gobierno, Maude Brégeon, han venido a simbolizar con su presencia el apoyo del Estado y de la nación y el rechazo al tráfico de drogas asimilado a organizaciones terroristas.

“Si queremos garantizar la seguridad de quienes alzan la voz, si La historia de Mehdi conmueve a la gente, la gente debe despertar, «Porque si miles de nosotros alzamos la voz, si miles de nosotros salimos a la calle, no podrán matar a un pueblo entero», declaró Amine Kessaci en la radio RTL horas antes de la marcha. En septiembre Kessaci publicó un libro titulado «Marsella, seca tus lágrimas: vida y muerte en una tierra de drogas», una historia conmovedora desde el punto de vista de las víctimas de la violencia en esa ciudad bañada por el Mediterráneo.

Pero más allá de los políticos y unos cientos de personas, los organizadores de la marcha han reconocido que esperaban más asistencia dado el impacto del crimen y esto tiene sus lecturas. Podría ser miedo. Y para intentar tranquilizar a los habitantes de Marsella y animarles a asistir a la manifestación contra el narcotráfico, la Prefectura de Policía de la ciudad había asegurado que implementaría medidas para que quienes quisieran participar pudieran hacerlo con «total seguridad». Un detalle significativo de todo lo que rodea al crimen.

Marsella es conocida por la violencia derivada del narcotráfico y una intensa lucha para acabar con este gran problema que afecta especialmente a los barrios del norte de la ciudad. El asesinato de Mehdi Kessaci ha vuelto a poner en el foco nacional el problema del tráfico de drogas que, según expertos y ministros franceses, está alcanzando proporciones casi incontrolables.

Según el senador Étienne Blanc, autor de un estudio reciente, el volumen de negocios del tráfico de drogas en Francia asciende a 7 mil millones de euros, lo que representa el 70% del presupuesto total del Ministerio de Justicia. Añadió que unas 250.000 personas viven del tráfico de drogas en Francia, una cifra superior al número total de policías y gendarmes, que asciende a 230.000. Según Le Monde, el país tiene más de un millón de consumidores de cocaína.

En los días posteriores al asesinato, Macron atacó a estos consumidores, declarando en la reunión semanal del gabinete que «a veces es la burguesía del centro de la ciudad la que financia a los narcotraficantes».

El presidente francés había convocado el día anterior una cumbre especial sobre las drogas en respuesta al asesinato de Mehdi y a revisar los avances de la nueva ley antidrogas aprobada en junio. Esta ley crea una fiscalía especial dedicada al crimen organizado -similar a la que combate el terrorismo- que contará con 30 magistrados especializados. Según la ley, los narcotraficantes de alto rango cumplen sus condenas en régimen de aislamiento en una prisión especialmente equipada, donde se espera que les resulte más difícil continuar operando desde prisión.