plantilla, explotación directa o por una empresa…
La gran planta de tratamiento de residuos de Serín (Gijón) –conocida coloquialmente como la «Plantona»– necesitará una plantilla de entre 80 y 86 trabajadores especializados y adiestrados para poder garantizar el procesamiento de unas 415.000 toneladas de basura al año recogidas en toda la región.
[–>[–>[–>Este dato figura en un informe técnico –al que ha tenido acceso este periódico– que mañana, lunes, analizará y debatirá el consejo de administración del Consorcio para la gestión de residuos sólidos de Asturias (Cogersa), entidad integrada por los 78 municipios de la región y el Gobierno del Principado.
[–> [–>[–>La reunión tiene una importancia trascendental. Está llamada a reactivar una instalación estratégica para Asturias y cuyo funcionamiento se vio gravemente truncado en abril de 2024 debido al incendio de una de las naves de la denominada Planta de Tratamiento de la Fracción Resto (PTFR) municipal, que por si sola procesa 340.000 toneladas anuales de residuos.
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Este incidente tuvo una fuerte impacto político, y desembocó en el relevo, en enero de 2025, de Nieves Roqueñí como consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico del Gobierno regional.
[–>[–>[–>Un año han durado las obras de reconstrucción de las instalaciones siniestradas. Ahora, la UTE responsable de esos trabajos –Valtalia– dispone de cinco meses para poner en marcha la infraestructura. Sin embargo, desde Cogersa se propone un cambio en la hoja de ruta que se justifica porque ese periodo «no permitirá alcanzar» un funcionamiento «óptimo» con «una plantilla formada con personal sin experiencia».
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Este giro de guion se deriva de los «antecedentes de su arranque previo», que se vio interrumpido por el incendio de hace año y medio. Según el informe, aquel rodaje vino a demostrar que la «correcta operación» de la planta es «altamente compleja, al poseer determinadas particularidades de diseño que exigen un número relevante de personal con experiencia previa y una sistemática de operación que garantice las cantidades y calidades de las diferentes fracciones de salida».
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[–>En consecuencia, el informe plantea «una puesta en marcha progresiva, que permita incorporar las diferentes tipologías de residuos de forma gradual», y que a su vez «garantice una operación efectiva, segura y con los rendimientos previstos».
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Asimismo, y dada la dificultad de adaptar el proceso de clasificación de los residuos a la variabilidad del mercado de materiales, se juzga «imprescindible» habilitar «un periodo de funcionamiento inicial de la planta». Y se añade que este intervalo temporal debe ser pilotado «por la empresa responsable de su diseño», la UTE Valtalia. Este planteamiento «permitirá estabilizar en un periodo prolongado los rendimientos previstos de planta, maximizando su ajuste a la realidad actual del mercado de materiales».
[–>[–>[–>Con el fin de dar viabilidad jurídica a esta nueva estrategia, se propone tramitar «una modificación del contrato de proyecto, obra y puesta en marcha», con el fin de «incorporar una prestación adicional de explotación inicial». De esta manera, «se optimizaría la planta para su posterior operación futura». El modificado del contrato que se sugiere, argumenta el informe, «sería jurídicamente viable».
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Entre las cuestiones que debe dirimir el consejo de administración de Cogersa figura el modelo de explotación de la planta, para el que se plantean dos opciones: o bien la explotación directa por Cogersa, «con personal de operación propio, realizando los contratos de suministros y servicios de mantenimiento y otros especializados»; o bien la «explotación integral por una empresa especializada, mediante un contrato de servicios, aportando dicha empresa todo el personal, suministros y servicios de operación y mantenimiento, incluidos los correspondientes a la gestión externa de materiales recuperados, CSR y bioestabilizado».
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En ambos casos, la dirección de la explotación «se realizará por parte de personal técnico de Cogersa, dada la influencia que tiene la forma de operación en la capacidad de conseguir materiales con salida, al mismo tiempo de lo estratégico que es garantizar las salidas para que pueda operar la planta».
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El análisis de siete plantas similares a la del consorcio asturiano emplazadas en diversas comunidades autónomas ha concluido que «únicamente una se explota en gestión directa».
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Tres tipos de tareas
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Los datos de plantilla señalados al inicio de esta información se distribuyen en tres epígrafes. Para las tareas de operación, unas 60 personas que deben poseer «un determinado nivel de especialización», ya que «en su mayoría, a excepción de los puestos de limpieza general», tendrán que contar con formación en manejo de maquinaria o calidad de materiales. Para el mantenimiento y conservación, entre 12 y 20 personas, «en su mayoría en horario de noche». Y, como tercer bloque, 6 personas para gestión y administración.
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El funcionamiento previsto «exige una plantilla que se organizará en dos turnos de operación en horario diurno y un turno adicional de mantenimiento y limpieza nocturno, en principio seis días a la semana». Requisito relevante es dimensionar dicha plantilla «considerando que existen tareas de recepción de residuos en horario nocturno y fines de semana, cuando la planta no opera, que exigen disponer en ese momento de una plantilla reducida», detalla el informe.
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El documento técnico incluye la descripción de la planta y el proceso que se sigue para el tratamiento de los residuos. El procedimiento incluye cinco naves de procesamiento, conectadas entre sí mediante cintas, en las que se ubican los equipos de clasificación y preparación de materiales. A ellas se suman «una serie de edificios e instalaciones auxiliares».
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