Francesc Torralba, filósofo: «Platón decía que el filósofo siente ‘eros por la verdad’. Hoy ese amor es imprescindible: contrastar, verificar, dudar»


Profesor y autor de más de un centenar de libros, Francesc Torralba lleva años pensando en las grandes cuestiones humanas: significado de la vidasufrimiento, muerte o fe. Premio Ratzinger de Teologíadefiende que la filosofía –más allá de los dogmas– puede ayudarnos a sanar heridas del alma.
En esta conversación reivindica el valor de la calma, el discernimiento y pensamiento crítico como caminos hacia una vida más plena y consciente, y profundiza la mirada detrás de la muerte de su hijo Oriolun dolor que capturó en sus últimos libros, donde comparte las fuentes de consuelo que lo sostienen.
-Tras la muerte de su hijo publicó varios libros sobre el duelo, la muerte y la fe. ¿Qué te sostiene hoy?
En La Paraula que sostuve (La Palabra que me sostiene) Estoy tratando de expresar cómo leer y meditar la Palabra – en mayúsculas – me ha traído consuelo durante todo este tiempo. No puedo decir que haya vida después de la muerte, pero creer es diferente de saber. el que creetener confianza en una vida plenaen un partido final, aunque no pueda demostrarlo.
Pero puedo decir que después del dolor hay vida; Depende del clima y de lo que hagamos con él. El tiempo por sí solo no lo cura todo, pero el tiempo trabajado espiritualmente ayuda a aceptar lo sucedido.
-¿La filosofía te ayudó en este proceso?
La filosofía ordena la mente y el corazón, aportando claridad y lenguaje para pensar en el dolor. Pero el consuelo, en mi caso, no vino de ella. Esto proviene de la fe y de la Palabra, que prometen esperanza cuando nos encontramos frente al cuerpo de alguien a quien amamos y ya no está. Esta promesa, si la creemos, se cumple.
-¿Por qué crees que evitamos hablar de la muerte?
Porque nos hace sentir incómodos. Pero la muerte es la única certeza de la vida. Cuando lo abrazamos, aprendemos a valorar el tiempo. Quien sabe que su vida ha terminado da prioridad a lo esencial: afectos, conexiones, autenticidad. Pensar en la muerte no es morboso; Es una forma de vivir más plenamente.
Fe, misterio y límite humano
-Después de un momento tan difícil, ¿ha cambiado tu relación con Dios?
La fe es un vínculo vivo, con momentos de complicidad y noches oscuras. Tuve que deshacer las imágenes de Dios, los ídolos de mi mente, para abrirme de nuevo al misterio. Dios no cabe en un concepto. Se trata de aprender a vivir con misterio y confianza.
-¿Cree que el contacto con la muerte puede abrirnos a la fe?
A veces si. La muerte de un ser querido nos enfrenta a preguntas que la ciencia o la tecnología no pueden responder. Hay quienes encuentran consuelo en la esperanza del reencuentro, y quienes los experimentan en la serenidad y el recuerdo.
No hay demostración posible: creer o no creer es una apuesta, una forma de confianza. Creo en el misterio, en la posibilidad de un encuentro final. Pero esta fe no excluye la razón: debemos seguir investigando, buscando soluciones, para mejorar la vida de las personas. La fe no es una renuncia, sino una forma de humildad ante nuestros límites.
-Has mencionado varias veces que vivimos cada vez más alejados de Dios. ¿Cómo nos afecta este vacío espiritual como sociedad?
Estamos experimentando un eclipse de Dios. Lo divino, que siempre ha sido un misterio, se ha escondido detrás de mil emergencias y distracciones. Avanzamos tan rápido que nos hemos distanciado no sólo de Dios, sino también de nosotros mismos y de la naturaleza. Cuando el ritmo es frenético es muy difícil plantearse las preguntas esenciales: quién soy, cuál es el sentido de mi vida, qué me une con los demás o con lo trascendente.
La serenidad como práctica espiritual.
-En este contexto de incertidumbre y cambio constante, ¿qué valores debemos cultivar para vivir más plenamente?
Sin duda, serenidad. Mantener la calma interior en un mundo tan inestable es un verdadero ejercicio espiritual. Hoy predominan la ansiedad, el insomnio y la ansiedad. Pero cuando aprendemos a mantener la serenidad incluso en medio del caos, desarrollamos una fuerza interior muy profunda.
-En un mundo saturado de información, redes sociales, fake news y contenidos creados con inteligencia artificial, ¿cómo podemos aprender a distinguir la verdad?
Éste es el gran desafío. Vivimos en la era de la posverdad. Por eso debemos restaurar el valor de la veracidad. Platón decía que el filósofo siente “eros por la verdad”. Hoy este amor es esencial: contrastar, verificar, dudar. Sólo quienes demuestren la verdad generarán confianza.
-¿Cuál crees que es la gran tarea espiritual hoy?
Aprende a vivir con serenidad. No podemos controlar todo lo que sucede, pero podemos controlar cómo lo afrontamos. Cultivar la calma, el discernimiento y la compasión. Cuando sabes que tu tiempo es limitado, lo aprecias mucho más.
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