FERRÁN ADRIÁ SALINAS | Un menú de 19 pases, un paseo por la costa y empapado por una ola: así fue la visita de Ferrán Adriá al Balneario de Salinas
El que es sin lugar a dudas uno de los cocineros más influyentes del último siglo a nivel mundial, Ferrán Adriá, disfrutó este viernes de la gastronomía asturiana en Salinas. Y lo hizo de la mano de Isaac Loya y el equipo del Real Balneario de Salinas, donde el genio catalán degustó un menú de 19 pases. «Se marchó muy feliz», reconoce Loya, quien también desvela entre risas una simpática y curiosa anécdota vivida ayer: «Estuvimos paseando por el litoral, él estaba muy interesado en ver la batiente de la mar, que ayer estaba muy dura, y en la playa de El Cuerno nos acercamos tanto que nos pilló una mola y nos puso pingando. Tuvimos que cambiarnos».
[–>[–>[–>La de este viernes no fue la primera visita de Adriá al Balneario. «Era la quinta vez que venía», desvela Loya, que confiesa que al maestro de El Bulli «le gusta mucho» la cocina de este restaurante que brilla en la constelación Michelin desde el año 2005. «Dice que lo que más le gusta de nosotros es que puede haber innovación en nuestros platos, pero que hacemos platos con pocos ingredientes, destacando el producto», revela el chef.
[–> [–>[–>Este reconocimiento tiene especial valor para Loya, que se confiesa un admirador de Adriá. «Es el número 1 de todos los tiempos. Tú vas a los mejores restaurantes del mundo, sea donde sea, en Chicago, Nueva York… donde quieras. Y allí usan técnicas y cosas que inventó él. Es un genio», ensalza.
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El Real Balneario de Salinas cuenta con el reconocimiento de una estrella Michelin desde 2005: «¿Te apetece comer o cenar contemplando el Cantábrico? Difícilmente encontrarás un sitio mejor, pues esta casa hunde los pilares sobre la mismísima arena de la playa y tiene muchas mesas con vistas, algunas asomadas al Museo de anclas Philippe Cousteau.
[–>[–>[–>Isaac Loya ha sabido llevar a efecto los sabios consejos de su padre y su abuelo, por eso ha convertido los pescados y mariscos del Cantábrico en la piedra angular de su propuesta. Hay dos líneas de trabajo: una que exalta las elaboraciones clásicas, sencillas y respetuosas con el producto, así como otra que busca una culinaria más compleja, dando algún toque original a los platos sin desvirtuar su esencia. La carta, con pescados fetiche como el virrey, el bonito o la lubina, se cambia un mínimo de tres veces al año y se completa con dos menús: uno llamado La Peñona y otro, más gastronómico, denominado Isaac Loya. ¿Un gran clásico? Descubre la Lubina al Champagne »Félix Loya», un plato creado por el abuelo del chef hace medio siglo», destaca la popular guía en su página web del establecimiento castrillonense.
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