El juego de Netflix: crecer o desaparecer
El club privado de gigantes empresariales tiene un nuevo miembro: Netflix. Su oferta de comprar Warner y HBO no es un gesto audaz sino una pura maniobra de supervivencia. La guerra del streaming había entrado en una fase de evidente desgaste: demasiadas plataformas, demasiado contenido y demasiados inversores esperando unos beneficios que casi nunca llegaban. En este escenario, Netflix enfrentaba un horizonte incómodo: crecimiento plano, costos crecientes y rivales como Apple y Amazon, con bolsillos infinitos y paciencia estratégica. La fragmentación del mercado auguraba una guerra de precios y publicidad que dejaba a Netflix, dependiente de sus suscriptores, en una posición frágil. Permitir que HBO siguiera siendo libre era aceptar que caería en manos de un actor aún mayor.
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