Alemania confía en el rearme como palanca para reactivar su maltrecha economía
Fabricar tanques en lugar de coches: desde el punto de vista militar es necesario; desde el económico, parece sensato. Esta es la perspectiva planteada desde el ‘IPG-Journal’, publicación de la Fundación Friedrich Ebert, afín al Partido Socialdemócrata (SPD), por su analista económica Vera Gohla. Recuerda ahí que dos ministros clave del Gobierno son socialdemócratas: el de Defensa, Boris Pistorius, y el de Finanzas y líder del SPD, Lars Klingbeil. Y que Alemania levantó el freno a la deuda para Defensa. Ello implica un cheque en blanco a esas inversiones y además se ha previsto un fondo especial de 100.000 millones de euros hasta 2035. Todo parece preparado para que el rearme actúe de catapulta, tras dos años en recesión, cerrando 2025 bajo el signo del estancamiento y con el sector de la automoción en crisis.
[–>[–>[–>Las cuentas no son tan claras ni los sectores aludidos tienen un peso equivalente: la industria del armamento da empleo, directo o indirecto, a medio millón de trabajadores y representa un 1% del PIB alemán. De la automoción en su conjunto dependen 5,5 millones de puestos de trabajo y aporta un 4,5% al PIB. Es la columna vertebral de la industria germana, incluso estando en crisis. Pero es cierto que uno y otro sector están en dinámicas opuestas. El del armamento está en auge, mientras que al ‘Made in Germany’ del motor le ocurre lo contrario.
[–> [–>[–>Desde Bruselas se impulsa una ‘europeización’ de la inversión en Defensa, precipitada por la amenaza rusa y el miedo a que Estados Unidos abandone a su suerte a Kiev y a sus aliados europeos. La industria armamentística mundial ha disparado su facturación con un incremento del 6%, según el informe de ventas de los 100 grandes fabricantes del sector del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). La guerra en Ucrania es el gran motor de este ascenso. Según el SIPRI, los gobiernos confían más en el rearme que en la diplomacia.
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Alemania no puede medirse con la competencia estadounidense. Pero el crecimiento de sus empresas es ya mayor que la media global del 6%. En el conjunto de Europa, el incremento de ventas del sector fue del 13%. Los cuatro mayores fabricantes de armas alemanes –Rheinmetall, ThyssenKrupp, Hensold y Diehl– se sitúan en el 36%. Que Alemania esté entre los aliados de la OTAN dispuestos a elevar su gasto militar hasta el 5 % –entre gasto directo e inversiones– ayuda a su industria.
[–>[–>[–>De las cuatro empresas alemanas mencionadas, solo Rheinmetall está entre los 20 primeros puestos del listado del SIPRI. Las seis primeras posiciones son para EEUU, con gigantes como Lockheed Martin, RTX y Northrop Grumman.
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Planificar el rearme, incluso si llega la paz
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«No podemos repetir los errores de los últimos 30 años. Debemos pensar operativamente. No centrarnos en la amenaza rusa, sino planificar el rearme europeo incluso si se logra, como todos deseamos, que llegue la paz a Ucrania», argumenta el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, en un encuentro con corresponsales extranjeros en Alemania. Pensar a largo plazo es la máxima del empresario, en conjunción con la voluntad de la coalición entre el bloque conservador de Friedrich Merz y el SPD.
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[–>Pensar en las necesidades inmediatas no sacará a la industria europea de la sumisión respecto a Estados Unidos, advierte. Rheinmetall tiene la cartera de pedidos llena para los próximos 15 años. Precisa aumentar capacidades de producción, innovar y desarrollar productos competitivos, como lo han sido sus ‘Leopard2’, los blindados por los que Volodímir Zelenski estuvo clamando durante casi un año hasta que en 2023 Berlín les dio luz verde.
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Los ‘Leopard2’ fueron una de las líneas rojas que Berlín tardó lo suyo en traspasar. Con Merz en la Cancillería se aceleró el rearme iniciado ya más tímidamente bajo su antecesor, Olaf Scholz. Pero han sido muchas –demasiadas, a juicio de Papperger– las décadas de timidez germana en materia de Defensa.
[–>[–>[–>Rheinmetall se propone disparar sus ventas hasta los 50.000 millones de euros para 2030. Es decir, cinco veces su volumen actual. En 2021, un año antes del inicio de la invasión rusa, su volumen de ventas estaba en 5.700 millones de euros. Cerró el ejercicio de 2024 con 9.800 millones de euros. En noviembre se iniciaron las obras para una nueva fábrica en Lituania, cerró un acuerdo para otra planta en Bulgaria y, en su carrusel de pedidos, se incluye la fabricación de cohetes ATACMS para Lockheed Martin. Será previsiblemente el gran beneficiado del incremento en Alemania de la partida de Defensa, que según los planes de Merz se triplicará entre 2025 y 2030, hasta alcanzar los 180.000 millones de euros.
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«Queremos contratos a largo plazo. Solo así se puede innovar», afirma Papperger. A la pregunta de si entre sus interlocutores políticos se encuentra la ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD), tiene Papperger una respuesta rápida: «Nosotros solo negociamos pedidos con los partidos en el Gobierno. Y AfD no está en el Gobierno».
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