En cualquier relación laboral, la confianza entre empleador y empleado es un elemento fundamental para garantizar un ambiente productivo y estable. Esta confianza se basa en compromisos mutuos, respeto y comunicación abierta, y permite que ambas partes se sientan apoyadas en el cumplimiento de sus responsabilidades. Son actos de reconocimiento, flexibilidad de horarios y consideración de las necesidades personales del empleado. algunos ejemplos de cómo se puede fortalecer la relación sin generar conflictos.

Sin embargo, la línea entre confianza y abuso es muy fina y puede cruzarse cuando se utiliza la autoridad del empleador para imponer un comportamiento que viola los derechos fundamentales de los trabajadores. Contactar repetidamente fuera del horario laboral, exigir disponibilidad inmediata sin justificación o invadir la privacidad digital del empleado son prácticas que pueden generar estrés y un ambiente laboral hostil. Un caso paradigmático ocurrió cuando una empresa estaba Multa con 70.000 euros por incluir a un trabajador en un grupo de WhatsApp corporativo donde se violaron las normas de privacidad y se generó presión indebida.

De esta forma, la repetición de este tipo de conductas demuestra que determinadas prácticas aparentemente rutinarias pueden convertirse en graves violaciones de la legislación laboral. Entre ellos, el El retraso en el pago del salario constituye otra forma de vulneración de derechos que incide directamente en la estabilidad y seguridad económica del trabajador. No se trata sólo de una cuestión de puntualidad, sino también de la obligación del empresario de cumplir íntegra y legalmente con sus compromisos contractuales.

¿Qué dice el Estatuto sobre esta práctica?

El artículo 29 del Estatuto de los Trabajadores establece que el salario deberá abonarse en la fecha y lugar acordados, de forma puntual y documentada, con una periodicidad que no podrá exceder de un mes. El tercer punto de este artículo establece que en caso de mora en el pago, el trabajador Tiene derecho a exigir intereses de demora del 10% sobre la cantidad adeudadael cual deberá ser pagado por la empresa desde el primer día en que se produzca el incumplimiento. Este mecanismo busca proteger al trabajador contra la pérdida de poder adquisitivo derivada de retrasos en el pago.

Cuando los retrasos se convierten en un patrón constante, las consecuencias para la empresa son más graves. Esto se debe a que el incumplimiento reiterado puede dar lugar a que el trabajador solicite el cese de su relación laboral. contrato con derecho a indemnización y a recibir prestaciones por desempleoya que la ley considera que la empresa está incumpliendo gravemente sus obligaciones contractuales. Este derecho no sólo protege los ingresos del trabajador, sino que también busca mantener un equilibrio en la relación laboral frente a abusos recurrentes.

¿Cuándo se retrasa el pago?

Según la Ley Orgánica 1/2025 de Eficiencia de la Justicia se considera demora cuando hayan transcurrido quince días desde la fecha fijada para el pago del salario. En cuanto a la reiteración, el derecho a rescindir el contrato del trabajador autónomo con posibilidad de indemnización y desempleo se obtiene cuando se acumulan tres mensualidades completas en un año o si se producen retrasos de seis meses aunque no sean consecutivos. Esta normativa proporciona un marco claro que permite al empleado defender sus derechos de manera efectiva ante incumplimientos reiterados.

Por tanto, la confianza en el lugar de trabajo es fundamental, pero no puede convertirse en un espacio donde se vulneren derechos fundamentales. Así como el abuso de la comunicación fuera de horario o la presión digital pueden ser sancionados, el retraso reiterado en el pago de la nómina es una infracción grave que le da al trabajador herramientas legales para protegerse. Cumplir los plazos establecidos en el Estatuto y respetar los derechos del trabajador no sólo evita sanciones, sino que fortalece una relación laboral basada en la legalidad y la confianza mutua.