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Soy un juguete roto, el dinero se acaba

Soy un juguete roto, el dinero se acaba
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  • Publisheddiciembre 12, 2025



Óscar Téllez Era un futbolista que lo tenía casi todo. Delante de Alavés En su apogeo cruzó el Valenciaera parte del selección española y logró coleccionar personajes con los que la mayoría sueña. Pero se acabó, como se acabó todo en el fútbol.

Hoy, a sus 49 años, mira hacia atrás con la previsión de quien ha vivido el antes y el después, y en una entrevista reciente con Y ahora Suelas sonoras de Antena 3resume su caída con brutal honestidad: “Soy un juguete roto”.

Su historia comienza en la época dorada del Alavés, en los años 90, cuando el Sociedad Real ganado la liga y el equipo Victoria participó en Europa. Téllez formaba parte de esa generación de futbolistas españoles que empezaban a ganar dinero de verdad.

En ese momento dijo sin dudarlo: “Antes ganaba 100.000 euros al mes y no miraba mi cuenta corriente«. Era una cantidad que le situaba en la élite económica del fútbol español, lejos de los humildes orígenes de muchos de sus compañeros. Con ese nivel de ingresos, la sensación era de abundancia infinita.

El problema es que Téllez nunca se preparó para la transición. La mayoría de los futbolistas experimentan una ilusión óptica: creen que ganarán esa cantidad de forma indefinida. “No presté atención hasta que llegó el dinero”, admite en la entrevista.

La cuenta bancaria estaba llena y la mente estaba desconectada de la gestión. No hay plan de ahorro, no hay inversión, no hay análisis de la duración real de esta fuente de ingresos. «Gasté dinero sin pensar en el futuro.«, admite. Coches, viajes, una vida fantástica donde el dinero era un recurso inagotable.

Óscar Téllez, tras su retiro.

Óscar Téllez, tras su retiro.

Su declive en el fútbol llegó antes de lo esperado. Las lesiones, el paso del tiempo y la competencia despiadada del fútbol profesional le mantuvieron alejado de los terrenos de juego.

Cuando se retiró, puso fin oficialmente a su carrera futbolística, pero no acabó con su vida. Y aquí es donde comienza el verdadero calvario para muchos deportistas: descubren que la máquina que te alimentaba se ha parado, pero que tus gastos siguen siendo los mismos.

Téllez se vio obligado a reinventarse. Probó varias profesiones, desde el comercio hasta el trabajo por cuenta propia. Hoy, después de años de investigación y ajuste, su nivel de vida ha caído dramáticamente. «Ahora gano unos 2.000 euros al mes«, dijo en la entrevista.

Una cifra que representa sólo el 2% de lo que ganó en sus mejores años. Es el abismo de alguien que pasó de estrella a invisible, de dormir en hoteles de cinco estrellas a contar todos sus gastos.

Lo que más duele no es la caída económica, sino la pérdida de identidad. “Yo era un juguete roto”, explica, refiriéndose a la forma en que la industria del fútbol te utiliza y luego te tira. Desde el momento en que dejaste de producir goles, ya no generaste ingresos para el club, quedaste obsoleto.

Nadie te prepara para esto. Nadie te enseña a ser exfutbolistareinventarte psicológicamente, aceptar una vida mucho más modesta que la que tenías.

La historia de Téllez es particularmente valiosa porque no es una historia de lujo excesivo y derroche espectacular. No compré yates ni aviones privados.

Vivía simplemente según sus ingresos sin pensar en el mañana, como hace cualquiera que vive el día a día. La diferencia es que sus «días» costaban 100.000 euros, por lo que su estilo de vida era proporcionalmente fantástico. Una vez finalizados estos días, el golpe fue impresionante.



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