Tiene 19 años, nació en Rabat, capital de Marruecos, y acaba de ser reconocido como mejor expediente de Formación Profesional de toda Andalucía en el nivel medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia. Pero si hace unos años le hubieras dicho que éste sería su regalo, no lo habría creído. “Con mi pasado, nunca lo hubiera imaginado”, admite Saad Marouf Akajja a Antena 3 Noticias.

Su historia no fue fácil. Vive en España desde los ocho años. Ingresó en un centro de menores con 14 años y, lejos de desplomarse, encontró allí su lugar. La define como una etapa de aprendizaje, pero también de soledad. “Hay mucho apoyo, pero no tanta atención personalizada”admite.

Gracias a la ONG Crecer con Futuro, a los 16 años conoció a su familia de acogida, Cristo y Marco, y su vida dio un giro. «Te quita mucho peso de encima. Te quieren, te apoyan… sabes que siempre los tendrás ahí. Gracias a ellos, puedo soñar en grande», dice con una sonrisa. Su madre siempre le decía: “No te preocupes, cuando la vida te quita algo, te recompensa con algo”. Y está claro: “La vida me quitó un padre, pero ahora me ha dado dos. »

Hoy vive en un departamento mayoritario, estudia educación superior (ya cursa el primer año) y trabaja con su abuelo Cristo Muñoz, quien le enseñó el arte de cortar jamón. “Me introduce en el mundo del jamón”, dice riendo.

Ahora da charlas inspiradoras a otros jóvenes

Su sueño es ser bombero, pero también quiere devolver todo lo que ha recibido: «Me encantaría trabajar en un centro de menores, como agradecimiento. Quiero ayudar como ellos me ayudaron a mí».

Pero también quiere dar voz a otros jóvenes como él: «Hay muchos menores en Andalucía que, una vez llegan a la edad adulta, no se benefician de ningún apoyo. Quiero visibilizar esto, para que todos puedan tener una familia que les motive, que les ayude».

Hoy da charlas en centros, asiste a mítines e intenta animar a más familias a establecerse. Como crítica constructiva, envía un mensaje claro: “Mira más los centros de menores, porque de ellos también salen niños que tienen sueños. «Sólo necesitamos una oportunidad para soñar en grande».

Historias como la tuya reflejan la importancia del trabajo de estas ONG, que promueven familias colaborativas y buscan visibilizar a estos jóvenes que, a sus 18 años, se encuentran solos. Su trabajo no sólo cambia vidas, también proporciona referentes, cariño y un entorno en el que crecer dignamente. Saad lo tiene claro: seguir formándose, hacerse bombero, y algún día trabajar también en un centro de menores para devolver todo lo que ha recibido.

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