Nuevo golpe de la justicia italiana al megaproyecto de Salvini y Meloni de construir un puente colgante que una Sicilia con la península
El sueño de Matteo Salvini de construir un puente colgante para unir la isla de Sicilia al territorio continental de Italia se enreda cada día más. El megaproyecto, adjudicado al consorcio Eurolink, liderado por la italiana Webuild —en la que la firma española Sacyr posee un 22,4%—, acumula ya dos peritajes judiciales consecutivos negativos. Ambos son de importancia: se basan en el análisis de la documentación del proyecto entregada por el Gobierno italiano al Tribunal de Cuentas —el órgano supremo de control financiero y contable del Estado—, que esta semana ha hecho públicas las últimas motivaciones de su dictamen desfavorable.
[–>[–>[–>En concreto, según los expertos contables, el proyecto propuesto no respetaría las normas europeas. «No solo no hay ninguna certeza de que, en comparación con la antigua licitación de 2005, los costes no aumenten más del 50%«, sino que también «los cálculos realizados para actualizar el gasto a cargo del Estado son demasiado genéricos«, han opinado los jueces. El tribunal ha aludido así a la decisión del Gobierno de rescatar para su plan el antiguo contrato firmado en la etapa de Silvio Berlusconi (2006), con un coste entonces de 3.880 millones de euros (el coste total ya hoy se elevaría a unos 13.500 millones, según cifras publicadas por la prensa italiana).
[–> [–>[–>Por ello, el tribunal ha pedido convocar un nuevo concurso de adjudicación, ya que antes todo el gasto “corría a cargo de privados, mientras que ahora recae únicamente en el sector público». En este sentido, el riesgo es que, si Italia no revisa su acuerdo, la Comisión Europea abra posteriormente un procedimiento de infracción contra el país, según diversos analistas.
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El plan
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La situación supone un nuevo golpe para Giorgia Meloni, pero sobre todo para su ministro de Infraestructuras y líder de la Liga, Matteo Salvini, quien lleva meses asegurando que la obra estaba a punto de ponerse en marcha, algo que no ha ocurrido. De ahí que los próximos pasos no estén nada claros.
[–>[–>[–>Salvini ya se ha manifestado en contra de un nuevo concurso de adjudicación, pues eso significaría el «adiós» a la construcción del puente en esta legislatura, según ha sugerido. Sin embargo, el Gobierno aún no ha explicado cómo piensa desoír la opinión de los jueces. Se ha hablado de la posibilidad de un decreto especial, aunque todavía no ha sido confirmado. También están en riesgo los fondos públicos ya asignados al proyecto para este año, que con toda probabilidad no podrán entregarse.
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En el plano político, en cualquier caso, la determinación de Meloni y, más aún, de Salvini —que han presentado la obra como el gran proyecto urbanístico de su coalición— parece estar en su punto más alto. «El puente del estrecho de Messina lo quiero hacer y estoy muy determinado a sacarlo adelante», insistió recientemente en una entrevista en la televisión italiana. «Es una obra estratégica, sigue siendo un objetivo», ha reiterado también Meloni, que ha acusado a los jueces de querer obstaculizar «las iniciativas» del Gobierno.
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[–>Impacto ambiental
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El enredo añade un nuevo capítulo a la larga y enmarañada historia de este proyecto faraónico, del que Italia lleva décadas hablando sin que nunca haya llegado a materializarse. La iniciativa divide desde hace años a la opinión pública, con numerosos detractores que la consideran arriesgada y excesivamente costosa en relación con los beneficios que podría aportar.
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También diversas organizaciones ecologistas se han pronunciado en contra. En particular, Greenpeace, WWF y Legambiente han advertido de que la construcción de la obra afectaría gravemente a «millones» de aves, en una de las principales rutas migratorias entre Asia, África y Europa.
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