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Lo haré por honor a él, para cuidar su mayor trofeo

Lo haré por honor a él, para cuidar su mayor trofeo
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  • Publisheddiciembre 19, 2025



Este 31 de diciembre, el San Silvestre Vallecana No será una carrera más. Será el primero sin su primer ganador, Jesús HurtadoMurió el pasado mes de junio. tu hijo también Jesúsahora se ata las zapatillas para completar el círculo de una historia que empezó con unos chorizos como premio y culminó con una casa ganada por Franco.

Cuando Jesús Hurtado cruzó la meta en 1964, entre la niebla y el frío de una Madrid en blanco y negro, no sabía que estaba inaugurando una tradición que se convertiría en religión para la ciudad.

Este hombre de franela y determinación férrea, leyenda de el verdadero madrid y el atletismo de posguerra, partió este año, dejando un vacío en la historia del deporte, pero un legado indestructible en la intimidad de su hogar.

Porque para el mundo Hurtado fue “el mito”, el pionero. Pero para su hijo Jesús, nacido cuando su padre tenía ya 67 años, también fue un hombre de rutina, de bromas de cama y de generosidad excesiva forjada en los fallos del pasado.

La relación entre ambos fue excepcional desde el principio. Un abismo generacional que, lejos de separarlos, se ha convertido en un vínculo de ternura. “Por lo menos conmigo fue súper cariñoso, sobre todo en los últimos años, del 90 al 96… siempre súper cariñoso con su niño”, recuerda Jesús. ESPAÑOL sobre esta etapa final donde los roles comenzaron a invertirse.

Jesús Hurtado, hijo y padre, durante una excursión.

Jesús Hurtado, hijo y padre, durante una excursión.

Detrás del incansable deportista se esconde un hombre marcado por la supervivencia. Después de haber vivido una guerra y una posguerra insoportable, la obsesión de Hurtado padre era proteger a su hijo de la penuria que padecía.

“Él fue muy atento conmigo, nunca me perdía un plato de comida… él había tenido mucha hambre cuando era niño y no quería que yo pasara por lo mismo”, dice su hijo.

Este recuerdo del hambre transformó al corredor en un filántropo anónimo. Durante sus viajes a la Habanadonde nació y vivió su hijo hasta los seis años, Hurtado no fue la estrella atlética, sino el salvador que «iba de casa en casa haciendo paradas, dando comida y medicinas».

Incluso hoy, en Cubarecuerdan al «Señor Hurtado» que caminaba de la mano de su hijo.

El Trofeo del Ladrillo y el Despertar del Heredero

En la casa de los Hurtado los vasos se amontonaron, pero tardó tiempo en que el hijo entendiera la magnitud de la leyenda con la que convivió. “No tomé realmente conciencia de la persona que tenía en casa a nivel deportivo hasta que tenía 15 o 16 años”, admite.

Esta casa no era una casa cualquiera; Fue el trofeo más importante de su carrera. Literalmente. Jesús Hurtado padre, en un acto de osadía que definió su carácter, solicitó acomodo a francisco franco después de ganarle varias veces. Y lo consiguió.

Jesús Hurtado acompaña a su hijo en un podio de carreras.

Jesús Hurtado acompaña a su hijo en un podio de carreras.

Para el hijo, esta casa es el templo que debe custodiar: «Su mayor trofeo es su casa. Fue su mayor logro, su mayor sueño».

Aunque el padre nunca presionó – «nunca me dijo ‘tienes que ganar'» – el atletismo se filtró en el ADN del hijo. Jesús Jr. cambió el fútbol al barro del Cross del Pilar a los 13 años y pronto descubrió que portaba el “gen de la competición”.

El nacimiento de una pasión

Si había una fecha sagrada en el calendario Hurtado esa era el 31 de diciembre. Padre e hijo estaban sentados en el sofá viendo Vallecana por televisión.

Estas tardes de NocheviejaEl padre recuerda este premio inaugural de 1964, tan lejos de los cheques de hoy: «Me habló del premio que le habíamos dado, que eran salchichas con una botella de vino, chorizos».

Jesús Hurtado corre con su hijo.

Jesús Hurtado corre con su hijo.

Esta anécdota plantó en su hijo una ambición romántica: “El principal objetivo siempre fue ganar como él ganó”. Jesús Jr. quedó octavo en la general, luchando contra la elite internacional y marcando tiempos de 29 minutos, impulsado por la emoción que sentía su padre al verlo correr.

La demencia fue borrando progresivamente la memoria a corto plazo del viejo campeón en sus últimos años, pero nunca consiguió destruir su esencia. “Tenía una lista de chistes en el bolsillo de la cabeza”, recuerda melancólico su hijo, evocando a una persona carismática con la que “nos reímos mucho”.

El consejo deportivo de Hurtado padre fue sencillo y mortal, al igual que su forma de correr: «Me dijo que tenía que posicionarme bien en medio del grupo y esperar siempre a la última vuelta». Pero el verdadero consejo, el que trasciende la pista, fue el de agradecimiento y trabajo.

Este año, en apenas dos semanas, Jesús Hurtado Jr. regresará al asfalto de vallecas. No está en su mejor forma, lleva un tiempo retirado y sabe que no ganará. Pero esta vez el cronómetro es lo de menos. Tras la muerte de su padre, su motivación cambió. «Este año volveré a correr San Silvestre Vallecana en su honor”, ​​afirmó.



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