Europa despierta de su letargo energético con España a la contra
Hace casi cuatro años, una marea verde tiñó a Europa. Sin importar el costo o las consecuencias a corto plazo para la industria o los consumidores, los socios comunitarios y la Comisión Europea diseñaron un hoja de ruta implacable en el que la energía nuclear estaba condenada a desaparecer del Viejo Continente tras la caída del carbón y la menor dependencia teórica del gas. Un horizonte sin humos en el que los motores de combustión no tenían cabida y los tapones brotarían como hongosgarantizando nuestros movimientos para que las mercancías sean transportadas desde Algeciras a Letonia. Pero Putin cambió todo.
El sueño de esa Europa campeón de la lucha climáticacapaz de revolucionar su industria automovilística vetando la fabricación de motores de combustión en 2035 y de programar una penetración renovable colosal para alcanzar la neutralidad climática en 2050, saltó por los aires con la invasión de Ucrania y la ruptura paulatina con Rusia, el socio preferente de la UE hasta entonces con mayor o menor equilibrio, tanto en el suministro de gas como de petróleo y otras materias primas cruciales para el desarrollo de nuevas tecnologías.
El Invasión de coches eléctricos chinos.al que Europa ha podido frenar a pesar de llegar con una fuerte dosis de subvenciones en su desarrollo por parte del régimen de Pekín, ha hecho el resto. Él el giro ha sido aún más abrupto.
Seguridad energética
En cuestión de meses, la energía nuclear fue considerado estratégico garantizar la seguridad energética europea, su independencia y proteger el desarrollo de las energías renovables. Se integró, junto con el gas, sin demasiadas sorpresas en el Taxonomía verde europea a pesar de que el entonces Ministro de Transición Ecológica, Teresa Ribera Él estaba en contra.
El objetivo del Pacto Verde Europeo de lograr Se mantiene la neutralidad climática, aunque descafeinada. El balance de emisiones netas cero para 2050, que implica emitir a la atmósfera sólo los gases de efecto invernadero que la naturaleza puede absorber, se reduce a una aspiración. La reforma de la Directiva sobre Fuentes Renovables en 2023 elevó la proporción de éstas en el consumo total de energía en la UE del 32% a hasta el 42,5% en 2030.
Un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) con la Comisión Europea predice que el sector energético de la UE generará el 70% de su electricidad a partir de energías renovables en 2030 y casi el 90% en 2050.
Sin embargo, la ralentización en el desarrollo de determinadas tecnologías es evidente, como denunció el pasado martes la asociación del sector eólico. Y España podría integrar hasta 2,5 gigavatios de nueva energía eólica cada año y sólo está añadiendo poco más de 1 GW.
Con estos puntos, muchos de los ambiciosos objetivos contenidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) parecen incapturable. De hecho, el sector energético en todos sus aspectos lo considera imposible.
Aunque el cambio energético era evidente, el último «servicio» de Ribera antes de partir hacia Bruselas fue dejar un La actualización de Pniec es aún más ambiciosaestableciendo que en 2030 el 48% del consumo final de energía deberá ser cubierto por fuentes renovables. La previsión anterior era del 42%.
Para ello, España debería emprender una esfuerzo titánico para reducir su dependencia de los combustibles fósiles, con las renovables como pilar de esta revolución, capaces de representar el 81% del mix eléctrico español.
Esto implica llegar a 76 GW a 2030 y 62 GW de Eólica. España, con 7,2 GW de nueva capacidad instalada en 2024 y 40,2 GW acumulados, se mantenía entre los 10 primeros mercados mundiales a finales del año pasado. Todo indica que cerrará este año con récord. Sin embargo, el autoconsumo registró una caída del 31% en la potencia instalada y en almacenamiento la tasa de instalación cayó un 34% en 2024 respecto al año anterior, según datos de la patronal UNEF.
frenado solar
Las perspectivas para la UE en su conjunto no son del todo halagüeñas. el mercado solar de la UE matriculados en 2025 tu primera contracción en casi una década, según el informe 2025-30 de la asociación Solar Power, que predice dos años más de descenso antes de un lento repunte hacia 2030.
El apagón del 28 de abril no favorece esta evolución. Aunque la fotovoltaica está aprovechando el tirón de la autorización de control dinámico de tensión, con más de la mitad de las instalaciones autorizadas, el parón por el riesgo de una réplica del apagón si no se controla la entrada masiva de energías renovables y los escenarios de precios cero y vertidos masivos por exceso de oferta ponen en riesgo los planes de penetración solar.
Mientras tanto, El misterio nuclear sigue sin resolverse. en España. Europa apuesta por ello sin duda e incluso países que estaban desmantelando su parque han cambiado de opinión. Un buen ejemplo es el Reino Unido, donde el «pragmatismo sin escrúpulos» del Primer Ministro Keir Starmer ha acelerado la «renacimiento» nuclear con una inversión de 14.200 millones de libras (16.864 millones de euros) para la construcción de la nueva planta Sizewell C y la ampliación de la vida útil de varias plantas.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2024 se pondrán en funcionamiento más de 7 GW de capacidad de energía nuclear, un 33% más que en 2023. Por el contrario, el Gobierno de Pedro Sánchez continúa en su decimotercera intención de «sacrificar» la central de Almaraz en Cáceres.
La evidencia está creciendo: Europa se estaba desconectando de las energías fósiles, pero el mundo no sigue. Lo cierto es que la demanda de carbón ha tocado techo y ha alcanzado los 8.850 millones de toneladas en 2025, aunque se espera que se estabilice antes de empezar a descender en 2030, según la AIE. En cuanto al petróleo, el consumo global sigue creciendo, aunque lo hará principalmente en Asia y las economías emergentes, pero no en el Viejo Continente. Según la OPEP, el mundo quemará una media diaria de 106,5 millones de barriles en 2026, un 1,38% más que en 2025.
El reciente levantamiento de la UE contra los motores de combustión, criticado también por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, obedece a una lógica implacable: China no sólo controla las materias primas necesarias para las baterías, sino que los combustibles renovables ahora y los sintéticos en el futuro permiten reducir entre un 70% y un 90% las emisiones de CO2 de forma inmediata en los vehículos de combustión. Sin necesidad de arruinar una industria crucial para Europa, con España como segundo fabricante tras Alemania.
El pragmatismo ha llegado a Bruselas. España está esperando.
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